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Campaña electoral
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Exceso del gasto en las campañas electorales: un hervidero de déficit fiscales y deuda pública

En 2012 se ejecutó un déficit equivalente a 6.9% del PIB, cuando debió ser un 0.9%. En 2020, ¿se repetirá la “maleta de facturas”?

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Exceso del gasto en las campañas electorales: un hervidero de déficit fiscales y deuda pública
El uso de los fondos públicos ha sido recurrente en las campañas electorales del PLD. (FUENTE EXTERNA)

Una propaganda intensiva por las redes, por televisión, por la radio, por whatsapp . Espacios pagados a todos los colores en páginas completas en la prensa escrita, publicidad en los navegadores mientras exploras en internet, carteles en las calles y avenidas y carreteras ...y hasta en las pesadillas.

Y en el “día D”, compra de votos en las entradas de los colegios electorales, que Participación Ciudadana estimó en un 30%.

Para luego dar paso a un toque de queda en las casas, esperando verse los resultados en la transmisión en vivo de la Junta Central Electoral.

Todos esos hechos recuerdan la campaña del precandidato ganador en las pasadas primarias del Partido de Liberación Dominicana, Gonzalo Castillo. El ex ministro de Obras Pública, que, con un evidente derroche de recursos sin parangón, se impuso en un puñado de semanas sobre el hasta entonces favorito para ganar las primarias del PLD, el tres veces presidente Leonel Fernández.

El Estado dominicano, al servicio de un precandidato: eso fue evidente cuando el presidente Danilo Medina, dispuso que los principales funcionarios, incluyendo ministros y viceministros, se integrarán a la campaña a favor de su delfín, el ministro de Obras Públicas, creándose de esa forma lo más parecido a un comando gubernamental de campaña.

Estos hechos fracturaron en dos la unidad del Partido de la Liberación Dominicana, cosa que se concretó este domingo con la renuncia formal del expresidente Leonel Fernández, con el propósito de presentarse como candidato a la Presidencia mediante una coalición de grupos y partidos que denomina como “La Fuerza del Pueblo”.

¿Otra maleta de factura?

Se recuerda el año electoral 2012, que concluyó con un déficit fiscal estimado por el Banco Central en 164,485.7 millones de pesos, equivalente al 6.9% del PIB. Este déficit fue atribuido al derroche de publicidad estatal y otros gastos no presupuestados, lo que contribuyó con el triunfo del presidente Danilo Medina.

Pero al tomar posesión del cargo, el nuevo Presidente calificó el exceso del gasto como “una maleta de facturas”.

Sin embargo, desde entonces, y bajo su administración esa maleta de facturas ha estado engrosándose, y la pregunta pertinente es qué tanto más podría engrosarse el gasto público, cuando en este año y en el 2020 el “delfín del presidente”, Gonzalo Castillo, dispute la Presidencia de la República.

Pero el 2020 no es cualquier año. Es uno que para República Dominicana presenta importantes limitaciones en su holgura fiscal y, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para el mundo en general, una “economía mundial que adolece cada vez de mayor fragilidad e incertidumbres”.

Según la entidad internacional, las proyecciones económicas tanto de los países avanzados como las de los emergentes han empeorado. Y alertó sobre que el crecimiento mundial podría estancarse en niveles persistentemente bajos “si los gobiernos no adoptan medidas políticas contundentes”.

La fragilidad fiscal de República Dominicana

El déficit fiscal del 2012, producto de un exceso en el gasto público por motivaciones políticas partidarias, es el inicio de un proceso recurrente y persistente de nuevos déficits que años tras años se han acumulado como deuda pública.

Para el 2012, en el Presupuesto Público formulado del Gobierno Central, y aprobado por el Congreso, se contempló un déficit fiscal de RD$22,447 millones, equivalente al 0.9% del PIB.

Sin embargo, al concluir el 2012, último año de la presidencia de Leonel Fernández, el monto del déficit ejecutado fue de RD$164,485.7 millones, un monto equivalente a más de 7 veces el aprobado por el Congreso.

Así, durante la campaña electoral de ese año, y en violación a la Ley de presupuesto, se ejecutó un déficit equivalente a 6.9% del PIB, cuando debió ser un 0.9%.

Esas no son noticias de un periódico de ayer. Es como dice una canción del interprete puertorriqueño Héctor Lavoe, es “a mediodía ya noticia confirmada”. Pero con la diferencia de que en la tarde no será “materia olvidada”.

El elevado déficit del 2012 fue el inicio de un proceso persistente de déficit fiscales años tras años, y hasta el presente. Y para financiarlo, también se generó un proceso persistente de endeudamiento público, externo e interno.

En 2012, el monto de la deuda pública del sector público no financiero (Gobierno Central y ayuntamientos) ascendía a 19,463.3 millones de dólares, equivalente al 32% del PIB.

Pero al mes de agosto de 2019, esa deuda del SPNF se situó en 34,399.1 millones de dólares, equivalente a 39.1% del PIB.

Es mucho mayor, según el FMI, si se incluyen las del Banco Central, y la de otros organismos del Estado. Para el 2018, el Fondo Monetario Internacional la estimó en 53.1% del PIB. Y su crecimiento lo atribuye a los “déficits estructurales persistentes”, que en promedio estima en alrededor de 4.5% del PIB.

Por esa razón economistas y analistas presupuestarios, como José Rijo, consideran inevitable una reforma fiscal para el 2020.

Mientras que el economista Arturo Martínez Moya observa que el país se enfrenta a una posible recesión o depresión global como se pronostica para el 2020. El país “no puede enfrentar los riesgos que se proyectan a nivel mundial de una posible recesión de dos dígitos, que es lo que llaman una depresión económica”, dice.

Mientras que el economista Pavel Isa Contreras, observa las limitaciones del país para enfrentar una posible un reto de esa magnitud, porque la política fiscal ha reducido los propios espacios fiscales, lo que significa que en el presente tenga mucho menos margen de maniobra que antes, para lidiar con una eventual recesión.

“En tiempos buenos no guardó pan para mayo, en tiempos buenos no redujo la demanda de financiamiento”, sostiene Isa Contreras.

Y así, República Dominicana llega al 2020, bajo la sombra de una posible recesión y con una deuda muy alta. Y cualquier política fiscal expansiva para contrarrestar una posible contracción económica, dejaría al país “mucho más endeudado y, por lo tanto, el ajuste fiscal debería ser mucho más severo del que se prevé en este momento”, agrega.

Entonces, contrario a lo que dice la canción de Héctor Lavoe, no será “materia olvidada”.

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