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Adiós Tío Sam, hola Tío Donald

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Adiós Tío Sam, hola Tío Donald
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. (FOTO SHUTTERSTOCK)

La administración de Trump está socavando algunas de las alianzas más cercanas de EEUU

En todo el mundo, hay países que dependen de la protección y el liderazgo de EEUU, pero el confiable viejo Tío Sam parece haberse ido de vacaciones y su malicioso gemelo, el Tío Donald, se ha instalado en la Casa Blanca. El resultado es confusión e introspección entre algunos de los aliados más cercanos de EEUU.

Tres países — Gran Bretaña, Australia y Japón — ejemplifican el problema. Los tres se enorgullecen de sus estrechas relaciones con EEUU. Los tres están dirigidos actualmente por gobiernos de centroderecha que normalmente esperarían buenas relaciones con un presidente republicano.

Y, sin embargo, las tres naciones han visto cómo sus primeros ministros han sido humillados o puestos en situaciones terriblemente incómodas por el Sr. Trump. El ejemplo más reciente es la decisión del presidente estadounidense de retuitear vídeos anti-musulmanes de un grupo de extrema derecha en Gran Bretaña. El resultado ha sido una disputa indecorosa, sin precedentes y totalmente innecesaria entre el presidente de EEUU y la primera ministra británica. La tan diferida “visita de estado” del Sr. Trump a Gran Bretaña ahora se está postergando a un futuro oscuro y lejano.

Theresa May simplemente está pasando por el tipo de encuentro contundente ya experimentado por Malcolm Turnbull, el primer ministro australiano. Su primera llamada telefónica con el Sr. Trump degeneró en una disputa después de que el Sr. Turnbull le pidiera al presidente que respetara un acuerdo entre EEUU y Australia sobre el reasentamiento de refugiados.

Shinzo Abe, el primer ministro japonés, ha evitado hábilmente los vergonzosos enfrentamientos con el Sr. Trump. Pero ninguna cantidad de bonhomía en el campo de golf puede disfrazar el hecho de que la elección del Sr. Trump condujo a una calamidad para el gobierno de Abe. En su primer día en el cargo, el nuevo presidente de EEUU repudió el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), un acuerdo de comercio multinacional que el Sr. Abe había convertido en la pieza central de sus políticas económicas y de seguridad.

A pesar de estos humillantes rechazos, los gobiernos británico, australiano y japonés han rechinado los dientes y han intentado congraciarse con el Tío Donald. Los tres países enfrentan desafíos por los que se encuentran más ansiosos que nunca de aferrarse a EEUU. El ascenso de China ha hecho que tanto Japón como Australia estén decididos a reforzar la presencia estadounidense en el Pacífico. Gran Bretaña está luchando con el Brexit y sueña con un nuevo acuerdo comercial con EEUU.

La dependencia en EE.UU. también está profundamente arraigada en las políticas exteriores y de seguridad de las tres naciones. De modo que todos se aferran a la esperanza de que los asesores del Tío Donald mantengan a EEUU aproximadamente en curso, hasta que reaparezca el confiable viejo Tío Sam.

Las dóciles actitudes de Gran Bretaña, Japón y Australia podrían llevar al Sr. Trump a concluir que dosificar humillación ocasional a los aliados cercanos es un ejercicio sin consecuencias. Pero eso sería excesivamente complaciente y mal aconsejado. Mientras que la política oficial permanece inalterada, Gran Bretaña, Japón y Australia están teniendo debates públicos sobre su relación con EEUU que ponen en manifiesto la posibilidad de cambios radicales en el futuro.

El gobierno de Turnbull acaba de emitir un libro blanco que afirma que “Australia continuará apoyando firmemente el liderazgo global de EEUU”. Pero algunos australianos prominentes argumentan que basar la política exterior de su nación en una alianza con EEUU no es una opción sostenible a largo plazo. Hugh White, un ex alto funcionario que ahora es académico, siempre ha argumentado que China desplazará a EEUU como potencia dominante en el Pacífico. El Sr. White cree que la elección del Sr. Trump es un “masivo golpe adicional “ a la dependencia tradicional de Australia de EEUU.

La crisis de Corea del Norte podría causar que las dudas australianas sobre el Sr. Trump se desencadenen. El Sr. Turnbull ha dicho que Australia se uniría a una guerra en la península de Corea “si hay un ataque en contra de EEUU”. Pero los funcionarios australianos advierten que la situación sería muy diferente si una guerra en Corea se iniciara por un ataque preventivo de EEUU. En ese caso, Australia no pelearía junto a su aliado estadounidense, rompiendo con el precedente establecido en dos guerras mundiales, Corea, Vietnam e Irak.

La crisis coreana y la naturaleza errática de la administración Trump también están causando un examen de conciencia en Japón. El Sr. Abe sigue decidido a acoger a los estadounidenses. Pero sólo el 24 por ciento de los japoneses dicen que confían que el Sr. Trump “haría lo correcto” en los asuntos mundiales, en comparación con el 78 por ciento que confiaba en el ex presidente Barack Obama. La caída en estos niveles de fe en el liderazgo de EEUU significa que ideas que hasta ahora eran tabú están entrando en el debate público en Japón, con la izquierda presionando para un acercamiento con China, y la derecha abogando por un rearme mucho más rápido.

Las opciones para Gran Bretaña parecen incluso peores que las de Japón, porque el Reino Unido está obligado a sus históricas relaciones con EEUU en materia de inteligencia y armas nucleares. Pero el Brexit ha demostrado que el público británico está dispuesto a considerar cambios de política que parecen inconcebibles para la clase política. Jeremy Corbyn, el líder del opositor Partido Laborista, tiene un largo historial de antiamericanismo, y ahora puede encontrar al público británico mucho más en sintonía con su profunda sospecha de Washington.

Dado su desprecio por los aliados de EEUU, el Sr. Trump probablemente no se preocupe demasiado por las opiniones del Reino Unido, Japón y Australia. Pero la red de alianzas de EEUU — como el tratado de seguridad entre EEUU y Japón, la OTAN y el tratado de Anzus — son cimientos del poder de EEUU. Si se permite que esas alianzas se derrumben, el poder global de EEUU se derrumbaría con ellas.

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