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¿Debe aspirar la UE a ser la próxima superpotencia?

La UE debe aspirar a ser un “proyecto de poder” conforme el orden mundial emergente es moldeado cada vez más por la fuerza en lugar de la ley

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¿Debe aspirar la UE a ser la próxima superpotencia?
Ante la guerra comercial de EEUU y China, y el auge de India, Europa se verá obligada, cada vez más, a defender sus intereses de manera colectiva.

En Gran Bretaña y EEUU, la idea de que la Unión Europea (UE) pudiera aspirar a ser una superpotencia generalmente se considera como una noción ridícula o siniestra.

Así que, cuando Guy Verhofstadt, un destacado miembro del Parlamento Europeo, recientemente argumentó que la UE debería formara parte de un emergente “orden mundial basado en imperios”, hubo una reacción negativa predecible. En la conferencia del Partido Conservador del Reino Unido hace unos días, sus palabras fueron citadas como evidencia de las peligrosas ambiciones imperiales de la UE, y una prueba de que abandonar el bloque es la única opción segura del Reino Unido.

El Sr. Verhofstadt tal vez sea arrogante. Pero, en este caso, también tiene razón. Debido al auge de China e India, y las políticas de EEUU Primero de Donald Trump, es más importante que nunca que los países europeos defiendan sus intereses colectivamente.

La UE alguna vez soñó que todo el mundo se movería hacia un sistema basado en la ley, similar al modelo de la UE. Pero un orden mundial, conformado por la China de Xi Jinping y el EEUU de Trump, se basará más en el poder que en las reglas. El estallido de una guerra comercial global destaca que los pequeños países europeos ya no pueden confiar en las normas internacionales para protegerlos. Necesitan la fuerza y el peso que les proporciona la UE.

La elección de la palabra “imperio”, con sus connotaciones de conquista, fue desafortunada. La UE es un imperio por invitación. Nadie está obligado a unirse. Y, a pesar de las dificultades del Brexit, cualquier miembro tiene la libertad de abandonarla. Sería más exacto decir que la UE puede y debe aspirar a ser una superpotencia, o sea una de las cuatro o cinco grandes potencias mundiales capaces de moldear el orden mundial.

Esa aspiración es eminentemente alcanzable. De hecho, con respecto a algunos aspectos importantes, ya se ha logrado. La semana pasada proporcionó una ilustración interesante cuando el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (que representa a 500 millones de personas) dictaminó que los países individuales (en este caso, Austria con sus 9 millones de habitantes) pueden exigir que Facebook elimine el contenido difamatorio a nivel mundial.

La UE se siente más cómoda y poderosa cuando actúa sobre cuestiones económicas como el comercio o la política de competencia. Pero también es una fuerza geopolítica. La anexión de Crimea por parte de Rusia y la continua interferencia en Ucrania se ha enfrentado con sanciones y prohibiciones de viaje que han frenado la economía rusa y han limitado a la élite rusa.

El poder colectivo de la UE también es evidente con respecto al Brexit. La élite británica todavía está tratando de adaptarse al hecho de que, por primera vez en siglos, Irlanda está presionando a Gran Bretaña, en lugar de viceversa. La economía de la UE (incluso sin Gran Bretaña) es más de cinco veces el tamaño de la economía del Reino Unido. Respaldados por el resto de Europa, los irlandeses pueden mantenerse firmes con respecto al Brexit.

Por supuesto, aquellos que no creen que la UE puede ser una superpotencia tiene varios argumentos importantes a su favor. Destacan que la UE carece de la fuerza militar para respaldar sus ambiciones geopolíticas, un problema que se empeorará cuando Gran Bretaña salga de la UE. Los críticos también pueden señalar que hay desacuerdos perjudiciales dentro de la UE, sobre temas que van desde la migración hasta el futuro de la eurozona.

También es cierto que los países de la UE invierten menos en el gasto militar, como porcentaje del producto interno bruto, que EEUU, Rusia o China. La dependencia de Europa de la disuasión militar de EEUU sigue irritando a la Casa Blanca. Pero incluso si EEUU retirara a todas sus tropas de Europa, lo cual es poco probable, todavía sería muy riesgoso para Rusia (o cualquier otro país) iniciar una agresión militar contra un colectivo con el tamaño y la riqueza de la UE.

El hecho es que, en la era nuclear, las naciones industriales avanzadas tienden a no librar guerras entre sí. Las grandes luchas de poder se desarrollan a través de otros medios, como la actual guerra comercial. Y aquí, la UE, con su enorme mercado interno y una política comercial y de competencia unificada, está bien equipada para enfrentarse a China y EEUU; y supera cómodamente a Rusia o India.

Es cierto que la UE está dividida debido a sus conflictos internos. Pero todas las entidades políticas que son lo suficientemente grandes como para aspirar a ser una superpotencia también son lo suficientemente grandes como para verse afectadas por divisiones internas. Esto es cierto en EEUU, donde las rivalidades políticas son tan graves que el presidente está tuiteando sobre la guerra civil. También es cierto para China e India; sólo basta con observar los problemas en Hong Kong y Cachemira.

Como todos los “imperios”, la UE eventualmente podría desintegrarse. Pero las presiones externas sobre las naciones europeas hacen que sea más probable que las naciones de la UE manejen sus diferencias y continúen acercándose. La UE solía llamarse un “proyecto de paz”. En el mundo moderno, se acerca más a un “proyecto de poder”, y con razón.

©The Financial Times Ltd, 2019. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna. Diario Libre es el único responsable por la traducción del contenido y The Financial Times Ltd no acepta responsabilidades por la precisión o calidad de la traducción.?

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