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Después de frágil tregua, Trump y Xi enfrentan obstáculos en negociaciones comerciales

La nueva ronda de conversaciones entre Washington y Beijing estará llena de escollos

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Después de frágil tregua, Trump y Xi enfrentan obstáculos en negociaciones comerciales
El presidente de EEUU, Donald Trump, y el presidente chino Xi Jinping en noviembre de 2017 en Beijing. (AP)

Donald Trump, el presidente de EEUU, y Xi Jinping, presidente de China, se enfrentan a obstáculos para aprovechar y expandir la frágil tregua en su guerra comercial, ya que los dos países dejaron sin resolver muchos problemas espinosos y ofrecieron diferentes interpretaciones del acuerdo.

En la muy esperada cena de trabajo el sábado en Buenos Aires, después de la cumbre del G20, el Sr. Trump y el Sr. Xi acordaron un cese al fuego temporal, en el que el presidente estadounidense suspendió su decisión de imponer aranceles más altos a las importaciones chinas el próximo año.

Pero el acuerdo básico desencadenará una nueva ronda de conversaciones en los próximos meses entre Washington y Beijing que seguramente estarán plagadas de dificultades, ya que los dos países desean abordar algunos de los temas más delicados, como la propiedad, el acceso a la tecnología y la propiedad intelectual.

De acuerdo con los términos del acuerdo según la Casa Blanca, EEUU no aumentará los aranceles a más de US$200 mil millones en productos chinos, de 10 por ciento a 25 por ciento en enero — como se había planeado — para darles más tiempo a las conversaciones.

Mientras tanto, China comenzará a comprar una cantidad “muy sustancial” de bienes agrícolas, energéticos e industriales — aunque no se especificó la cantidad — para reducir la brecha comercial con EEUU. Además, EEUU estableció un plazo de tres meses para entablar conversaciones que abordarán el presunto robo de propiedad intelectual y la transferencia forzosa de tecnología en China. Un fracaso en llegar a un acuerdo con respecto a estos temas resultaría en una nueva escalada de aranceles.

Los grupos empresariales acogieron este avance, pero dijeron que era sólo el comienzo. “Dejar de lado la imposición de aranceles es la medida correcta para los trabajadores, creadores de empleos y la economía de EEUU”, dijo Myron Brilliant, director de asuntos internacionales de la Cámara de Comercio de EEUU. “El trabajo realmente comienza ahora”.

Andy Rothman, un estratega de inversiones de Matthews Asia, dijo que tanto Washington como Beijing enfrentaban “decisiones difíciles” si querían mantener la tregua.

“Trump tendrá que aceptar que EEUU tiene que compartir el poder económico y estratégico con una China en ascenso... y que los cambios fundamentales en la estructura política de China no pueden ser dictados por personas externas”, dijo el Sr. Rothman. “La administración del Sr. Xi tendrá que aceptar que su deseo de utilizar su poder creciente dentro de la infraestructura global existente conlleva la responsabilidad de seguir las reglas de ese sistema y de ser transparente”.

Para complicar aún más las cosas, el sábado por la noche surgieron diferentes interpretaciones del acuerdo desde las dos capitales.

China planteó la posibilidad de que los aranceles podrían eliminarse por completo después de la nueva ronda de conversaciones, lo cual no fue destacado por EEUU. Beijing no mencionó el plazo de 90 días para las negociaciones, ni la posibilidad de que la escalada de aranceles pudiera reinstalarse si no se llegaba a un acuerdo. China también fue mucho menos detallada sobre las compras de bienes estadounidenses a las que se comprometió.

Sin embargo, el tono optimista alcanzado por los dos líderes en Buenos Aires sugirió una buena disposición para llegar a un acuerdo.

En los comentarios iniciales de la cena, el Sr. Xi dijo que fue un “gran placer” ver al Sr. Trump. “Muchas cosas han ocurrido en el mundo. Sólo con la cooperación entre nosotros podemos servir el interés tanto de la paz como de la prosperidad”.

Otros aspectos del acuerdo incluyeron compromisos por parte del Sr. Xi para designar al opioide fentanilo, como una sustancia controlada, que significa condenas más severas para aquellos que lo venden a EEUU. El líder chino también prometió estar “abierto” a la aprobación de la fusión de los fabricantes de chips Qualcomm y NXP, la cual China ha estado bloqueando.

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