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Después de un pésimo año, las esperanzas económicas de América Latina dependen de Brasil

La iniciativa de reforma puede traer la anhelada recuperación al gigante regional

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Después de un pésimo año, las esperanzas económicas de América Latina dependen de Brasil
La economía de Brasil está obligada a crecer para no caer en crisis. (FUENTE EXTERNA)

Después de un año pésimo en el que estallaron violentas protestas en los países andinos, la economía de Venezuela se desplomó aún más en el caos y persistió una severa resaca regional por los bajos precios de los productos básicos, América Latina está depositando sus esperanzas en Brasil para el año 2020.

Los economistas predicen que las políticas proempresariales del presidente Jair Bolsonaro finalmente traerán la anhelada recuperación a la economía más grande de América Latina, impulsando el crecimiento a entre 2.0 y 2.6 por ciento en 2020 desde alrededor del 1 por ciento este año, aunque reconocen que no se ha materializado un pronóstico igualmente optimista para este año.

“Brasil es la economía mejor posicionada ahora para seguir creciendo”, dijo Mario Mesquita, economista jefe de Itaú Unibanco, el banco más grande del país. Añadió que las tasas de interés más bajas, las reformas favorables a los inversionistas y la creciente disposición de las empresas y los consumidores a gastar deberían contribuir.

Incluso con un crecimiento más fuerte en Brasil, se pronostica que América Latina crecerá sólo de un 1.2 por ciento a un 1.8 por ciento el próximo año, una tasa más lenta que otros mercados emergentes y muy por debajo de la tasa de crecimiento promedio del continente en los últimos 10 años. El aumento de la demanda interna será el motor principal, pues las exportaciones continúan deprimidas por la guerra comercial mundial y los bajos precios de los productos básicos.

“Ya sea un 1.2 por ciento o un 1.5 por ciento, a la región en su conjunto le está yendo bastante mal”, dijo William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics en Londres. “La región todavía está intentando recuperarse de la crisis de los productos básicos”.

Brasil decepcionó este año ya que las compañías y los consumidores estaban esperando que el nuevo gobierno tomara sus medidas y una recesión afectó a la vecina Argentina, un mercado clave de exportación. Los repetidos recortes de las tasas de interés han reducido el costo de los préstamos en Brasil a niveles históricos y el gobierno del Sr. Bolsonaro ha aprobado una histórica reforma de pensiones, lo cual ha incrementado la confianza.

“Habrá un momento decisivo en el que la gente abandonará su cautela e invertirá”, dijo Gustavo Rangel, economista jefe para América Latina de ING en Nueva York. “Gran parte de la precaución se centra en la pregunta: ‘¿Va a perdurar?’ Sin embargo, debería ser una recuperación inusualmente sostenible”.

El panorama es mucho más sombrío en México, la segunda economía más grande de la región. El crecimiento se ha estancado después de que el presidente populista de izquierda Andrés Manuel López Obrador asumiera el poder prometiendo acabar con 40 años de políticas de libre mercado, que según él no habían logrado generar prosperidad. Su solución es impulsar la inversión estatal en la industria petrolera, expulsando al sector privado, e invertir dinero en grandes proyectos de infraestructura en la olvidada región sureste del país.

La mayoría de los analistas esperan que México se recupere un poco el próximo año y crezca alrededor del 1 por ciento conforme se recupere el gasto público, pero advierten que el Sr. López Obrador podría volverse más radical si sus políticas no logran el crecimiento más rápido que prometió y sus partidarios se inquietan. “Es típico en América Latina que cuando se demuestra que tu política no funciona, no la revisas, sino que te aferras a ella”, comentó el Sr. Rangel de ING.

“En México hay una brecha cada vez mayor entre la opinión pública y la percepción de los inversionistas”, señaló Citibank en un documento de investigación. “La mayoría de los mexicanos todavía ama a AMLO — como se le conoce al Sr. López Obrador — y tiene grandes expectativas. Aun así, el sector privado nacional sigue preocupado, como lo demuestra la baja confianza y la inversión inactiva”.

Chile, que alguna vez gozó de una pujante economía, ensombrece el resto de la región después de dos meses de disturbios por parte de manifestantes que exigen más gasto social y mayor igualdad. Ecuador y Colombia también se vieron sacudidos por manifestaciones en los últimos meses y los inversionistas temen que la presión en las calles genere promesas de gasto inasequibles en un momento en que el crecimiento es débil y los presupuestos gubernamentales ya están bajo presión.

“Al margen de Brasil, el panorama es muy triste”, dijo Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs. “Las cifras de México son muy débiles, en Chile la economía tendrá dificultades para crecer un 1 por ciento y Argentina sigue siendo una enorme interrogante”.

En algún momento se pronosticó que Chile estaría entre las economías latinoamericanas de más rápido crecimiento este año, pero ahora se está acercando a la recesión. La economía se contrajo más rápidamente en las primeras semanas de los disturbios que en cualquier otro momento en los últimos 20 años, incluyendo tras el terrible terremoto que ocurrió en 2010, según datos recientes.

Los pronósticos de crecimiento para el próximo año se han reducido de más del 3 por ciento a cerca del 1 por ciento conforme los inversionistas se retiran, y el asediado presidente Sebastián Piñera intenta salir de problemas con un paquete de estímulo de US$5.5 mil millones y las promesas de una nueva constitución.

También se ciernen dudas sobre Argentina, donde el gobierno peronista entrante debe renegociar más de US$100 mil millones de deuda externa, sacar la economía de la recesión y satisfacer las demandas de los partidarios de mayores salarios y controles de precios. La mayoría de los pronósticos predicen que la recesión en este país se moderará en 2020, pero que no habrá crecimiento hasta el año siguiente.

En el otro extremo de los Andes, hay más optimismo sobre Colombia, a pesar de una oleada de protestas callejeras en el país. La mayoría de los analistas esperan que sea uno de los países de la región con mejor rendimiento el próximo año, con un crecimiento de entre 3.0 y 3.5 por ciento, similar a Perú. Se pronostica que el colapso económico de Venezuela, donde la revolución socialista del presidente Nicolás Maduro ha provocado que el PIB se reduzca en dos tercios desde 2016, se moderará el próximo año, con una caída de la producción de apenas un 10 por ciento.

Sin embargo, el optimismo es escaso. William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics en Londres, comparó el desempeño de América Latina con “un borracho que anda con paso tambaleante: no hace falta mucho para que tropiece”.

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