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Donald Trump se está robando el sueño estadounidense

Una obsesión visceral con deshacer el legado político de Obama impulsa al presidente de EEUU

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Donald Trump se está robando el sueño estadounidense
El presidente de EEUU, Donald Trump.

Si trabajas duro y sigues las reglas del juego, progresarás. Ésa es la esencia del sueño estadounidense. Según Donald Trump, sin embargo, cientos de miles de “Soñadores” que llegaron al país cuando niños han violado las reglas. Aproximadamente dos tercios de los estadounidenses no están de acuerdo, prácticamente incluyendo a todos los líderes empresariales más importantes y a numerosos republicanos de envergadura. Si el Congreso no protege a los “Soñadores”, el presidente Trump puede culparlos. El Sr. Trump nunca se hace responsable de nada.

Él le ha dado al Congreso seis meses para acordar lo que no ha podido hacer en más de 30 años: aprobar un proyecto de ley de reforma migratoria. Después de eso, la mayoría de los Soñadores estarán a la merced del destino. Las probabilidades de que este Congreso, el cual ha tenido los primeros ocho meses menos productivos de cualquiera en la historia de EEUU, lo logre son escasas. Ninguna reforma significativa es probable sin el apoyo de la Casa Blanca. En teoría, el Sr. Trump es neutral en cuanto a si debe legalizar a los Soñadores, o expulsarlos del país. En realidad él está a favor de la deportación. Él sólo quiere que otros presionen el ‘botón de eyección’.

Esta estrategia es típica del Sr. Trump en muchos niveles. En primer lugar, su razonamiento es normalmente incoherente. De repente, el Sr. Trump cree en los límites constitucionales a su poder. Barack Obama les ofreció una oportunidad a los Soñadores por medio de una orden ejecutiva, supuestamente interfiriendo con la autoridad del Congreso. Pero esa interpretación no es de ninguna manera inequívoca. Otros expertos opinan que los presidentes tienen el derecho de interpretar cómo hacer cumplir la ley. El Sr. Obama simplemente implementó una “acción diferida” en relación con un tipo de inmigrante ilegal: los menores traídos a EEUU por sus padres, generalmente a alrededor de los seis años de edad.

Incluso si los tribunales rechazaran el trato especial de los Soñadores, el Sr. Trump tiene una historia de despreciar a los jueces. Ésa fue su respuesta ante los diversos tribunales que dictaminaron en contra de su “prohibición de entrada de musulmanes” a viajeros de seis naciones de mayoría musulmana a principios de este año. Él está apelando contra esos tribunales ante la Corte Suprema. Sin embargo, cuando se trata del destino de los Soñadores, el Sr. Trump es un modelo de modestia ejecutiva. Su decisión parece aún más extraña 10 días después de que él extendiera los límites de la clemencia presidencial para perdonar a Joe Arpaio, un ex comisario de policía de Arizona quien fuera condenado por categorización racial.

Pero suficiente de ley. También tenemos la extraña economía del Sr. Trump. Según él, por mucho que le gustaría ayudar a los Soñadores, su primer deber es ayudar a los “estadounidenses que están desempleados, que tienen dificultades financieras y que han sido olvidados”. Los afroamericanos, en particular, son víctimas de la inmigración ilegal, declara la Casa Blanca. En esta instancia el Sr. Trump está creyéndose la falacia de la porción de trabajo, la cual supone que la economía cuenta con un número fijo de empleos. Si EEUU deporta a 800,000 personas, según dice, el mismo número de empleos se volverá disponible.

Esto es falso, por supuesto. También es hipócrita. El Sr. Trump sólo parece recordar a los “estadounidenses olvidados” cuando sirven como víctimas retóricas de otros grupos. Aunque el presidente es neutral en cuanto a lo que les pueda ocurrir a los Soñadores, él apoya un proyecto de ley que reduciría a la mitad la inmigración legal a EEUU.

Pero el objetivo más visceral de las acciones del presidente Trump es el Sr. Obama. Según el Sr. Trump, al ayudar a los Soñadores, el Sr. Obama violó “los principios fundamentales que sustentan nuestra república”. Al argumentarlo de esa manera, el Sr. Trump no sólo interpretó erróneamente el credo estadounidense. Lo anuló. Pero eso puede ser una idea tardía. El hilo que enlaza las acciones del Sr. Trump desde que asumió el cargo es su obsesión por deshacer todo el legado de su predecesor.

El Sr. Trump ha intentado repetidamente revocar Obamacare y, muy a su pesar, ha fracasado. Él ha revertido la apertura parcial a Cuba establecida por el Sr. Obama. Él ha desmantelado la mayoría de las acciones contra la contaminación implementadas por el Sr. Obama. Y ha sacado a EEUU del Acuerdo de París sobre el calentamiento global. Los Soñadores estuvieron siempre en su “lista negra”. Incluso cuando el Sr. Trump ha seguido las políticas del expresidente, especialmente en Afganistán, él lo presentó como una desviación. Cualquier persona que tenga la esperanza de que el histórico acuerdo nuclear de Irán negociado por la administración del Sr. Obama sobreviva el primer año del Sr. Trump debería tomar nota. Está en su mira. Lo mismo se aplica al acuerdo comercial negociado por el Sr. Obama entre EEUU y Corea del Sur.

¿Es probable que el Sr. Trump perdone al Sr. Obama algún día? Puede que sea mucho que pedir. El Sr. Trump es como el capitán Ahab, embarcado en una caza sin fin. A diferencia de la ballena del capitán Ahab, sin embargo, al Sr. Obama no se le puede arponear. El Sr. Trump básicamente lanzó su carrera política en 2011 cuando acusó al Sr. Obama de falsificar su certificado de nacimiento. De él se burlaron con razón por alegar que el Sr. Obama había nacido en África.

Mucho antes de que el Sr. Trump pensara en los Soñadores, el Sr. Obama ya era su inmigrante ilegal original. Es difícil olvidar cuán bien el Sr. Obama lo ridiculizó por haber difundido la madre de todas las noticias falsas. Los inocentes siguen pagando el precio de la humillación del Sr. Trump.

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