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El desconcertante mundo de las “desconferencias”

Aburridas reuniones son reemplazadas por eventos sin agenda, pero la libertad tiene su riesgo

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El desconcertante mundo de las “desconferencias”
La tendencia se ha extendido.

De vez en cuando, surge una idea tan desconcertante en el mundo de los negocios, que no puedes creer que alguien la pueda tomar en serio. Me enteré de una de estas ideas la semana pasada cuando abrí un correo electrónico sobre una “desconferencia”, una reunión de la industria sin un horario establecido u oradores, donde las discusiones son decididas por las personas que aparecen ese día en una oleada de imprevisibilidad sin guiones ni filtros.

Qué horror, pensé, mientras leía acerca de Johan Jorgensen, el fundador de una desconferencia de tecnología llamada Sweden Demo Day (Día de demostraciones de Suecia) que comenzó en un sótano de Estocolmo en 2010 y que ahora atrae a miles de personas. “Se trata de derribar los límites entre las personas en estas reuniones”, le dijo Jorgensen a Sifted, un sitio respaldado por el FT que cubre empresas emergentes europeas. “Presentamos oradores durante dos años consecutivos antes de darnos cuenta de que era completamente inútil”, agregó, explicando que los oradores eran en su mayoría conocidos por los asistentes, quienes en cualquier caso habían venido principalmente a hablar entre ellos mismos.

La idea de que una audiencia tiene más experiencia colectiva que unas pocas personas en un escenario es la base del mundo de las ‘desconferencias’, que se ha extendido más allá de los círculos tecnológicos a lugares tan poco probables como los altos cargos de la administración pública británica. “Alejarse del modelo de ‘oradores’ y ‘oyentes’ es un concepto muy poderoso y es mucho más probable que le saques más provecho al día”, dijo la funcionaria principal Clare Moriarty, una fanática de las desconferencias quien solía dirigir el Departamento del Medio Ambiente del Reino Unido hasta que se trasladó al Departamento para la Salida de la Unión Europea.

¿Pero es verdad? Puedo ver por qué las ‘desconferencias’ podrían funcionar para emprendedores sin dinero que necesitan fondos para sus empresas “startup” que están buscando un inversionista más que un discurso. Entiendo que muchas personas sólo asisten a las conferencias para conversar en los pasillos, así que, ¿por qué no hacer que todo sea un pasillo? Y ciertamente he estado en reuniones con presentadores que hablan sin cesar, que me han aburrido tanto que casi he entrado en un estado de coma. Y en esas ocasiones el salón sólo ha cobrado vida cuando los miembros de la audiencia han hecho preguntas. Yo misma he infligido este horror. En un evento el año pasado, cuando estaba presidiendo un panel de banqueros, incluso los oradores estaban tan aburridos que uno sacó su teléfono y comenzó a revisar sus correos electrónicos en el escenario. Sin embargo, las desconferencias me parecen una reacción exagerada. En lugar de una agenda planificada, a menudo comienzan con un proceso de lanzamiento donde cualquiera que esté presente puede proponer una sesión. Esto no funciona. Un programa preplanificado no es opresivo sino liberador: te libera para decidir si te vale la pena asistir a un evento. ¿Quién tiene tiempo para arriesgarse a asistir a una de estas reuniones con la esperanza de que se aparezcan personas interesantes?

Otro riesgo de la agenda de bricolaje es que las personas más ruidosas se hacen cargo, independientemente de la fuerza de sus presentaciones o ideas. Pero la mayor amenaza es un acuerdo consensual demasiado cortés. Ésta es la razón por la que fracasan muchas conferencias de negocios. No se debe a agendas rígidas o a presentadores arrogantes y audiencias pasivas. Es porque están llenas de oradores que coinciden violentamente entre ellos, o son demasiado tímidos para decir algo interesante.

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