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FMI observa señales de alarma en los mercados emergentes

Crece el temor de que más países requieran préstamos conforme se acumulan los problemas de moneda y de deuda

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FMI observa señales de alarma en los mercados emergentes
Christine Lagarde

Con la caída de los mercados de capital asiáticos el jueves por la mañana, Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), utilizó su posición durante una conferencia en una playa de Bali para presentar algunas ‘órdenes’ a los responsables de las políticas económicas en los mercados emergentes (ME).

Ellos deben, indicó la Sra. Lagarde, “usar todas las herramientas” a su disposición para contener las salidas de capital que inevitablemente se desencadenarían por el endurecimiento de la política monetaria en EEUU y por la creciente guerra comercial entre EEUU y China.

Durante más de un año, la ex ministra de finanzas francesa, de 62 años, había estado aconsejándoles a los funcionarios en los países en vías de desarrollo que establecieran reservas en caso de que surgieran nuevos problemas en los mercados, y ese momento ha llegado.

“Algunas de las amenazantes nubes grises han comenzado a oscurecerse aún más”, dijo la Sra. Lagarde durante un evento organizado por el Bretton Woods Committee, una organización estadounidense que apoya a las instituciones económicas multilaterales.

El miércoles, Wall Street experimentó una venta masiva en medio de preocupaciones acerca del impacto del fin del dinero fácil y acerca de las tensiones entre EEUU y China. Inevitablemente, las acciones de los ME reflejaron las caídas de las acciones estadounidenses el jueves, con el índice MSCI EM perdiendo un 3 por ciento.

El estrés financiero que aqueja a las economías de los ME ha dominado las discusiones en las reuniones anuales de esta semana del FMI y del Banco Mundial en Indonesia, reavivando recuerdos de la década de 1990, cuando el Fondo se vio obligado a intervenir, en algunos casos de manera extremadamente controversial, para contener las crisis en Asia y en Latinoamérica.

Este año, el FMI ya ha acordado otorgar el paquete de rescate más grande de la historia, un préstamo de US$57 mil millones para Argentina, y está considerando una solicitud de préstamo por parte de Pakistán — estimada en US$7 mil millones — que el ministro de finanzas del país le presentó a la Sra. Lagarde en Bali el jueves.

Los funcionarios del FMI han dicho repetidamente que no ven ninguna evidencia de contagio entre los ME, y los inversionistas están diferenciando entre los países que cometieron errores de política y los que han sido más virtuosos.

Esto significa que cualquier agitación en el mercado pudiera ser contenida y que la función del FMI permanecería restringida. Los optimistas señalan el hecho de que, desde la década de 1990, muchos países de ME se encuentran en una posición más sólida, habiendo permitido que sus monedas flotaran y habiendo reforzado sus reservas de divisas.

Pero el temor es, sin embargo, que Argentina y Pakistán representen sólo el comienzo y que, en los próximos meses, el Fondo pudiera verse obligado a considerar préstamos a otros países que enfrentan problemas, incluyendo depreciación de las monedas, aumento de las brechas fiscales y retos en el servicio de la deuda exacerbados por el aumento de las tasas de interés.

Específicamente, existe preocupación por la salud financiera de Turquía, Sudáfrica y Venezuela: una intensificada crisis en cualquiera de esos países representaría una enorme amenaza para el sistema financiero mundial y grandes dilemas para los responsables de las políticas económicas, incluyendo el Fondo.

Sin embargo, incluso Indonesia, sede de las reuniones anuales, elogiada por la Sra. Lagarde por adoptar la combinación adecuada de políticas para mitigar los riesgos, ha experimentado una gran depreciación en la rupia frente al dólar, llevándola a un mínimo de 20 años esta semana.

La perspectiva de una crisis en expansión de los ME pudiera representar problemas para la Sra. Lagarde y para el Fondo en varios niveles. Los rescates se han vuelto cada vez más costosos, como es el caso del de Argentina, en un momento en que el Fondo se enfrenta a una temporada de decreciente capacidad, a menos que exitosamente genere una difícil iniciativa de recaudación de fondos provenientes de sus países miembros durante los próximos años. Además, la Sra. Lagarde estaría operando dentro del contexto de una impredecible administración estadounidense, la cual se ha mostrado entusiasmada con el rescate de Argentina, pero que pudiera oponerse a otras intervenciones.

No ayuda que la imposición de aranceles de la administración Trump a China y la retirada del acuerdo nuclear con Irán hayan contribuido a desestabilizar la economía mundial. “Hemos visto otros episodios de preocupación acerca de los mercados emergentes, pero se podía contar con que EEUU desempeñará un papel de liderazgo. Yo no creo que haya alguien que todavía sienta esa confianza”, comentó un alto funcionario durante las reuniones de Bali.

Con un aumento en las posibilidades de que el Fondo participe más, y no menos, en el rescate de países de ME afectados, quedará claro si el fondo ha aprendido las lecciones de los rescates de la década de 1990, los cuales a veces produjeron resultados indeseados en los mercados en medio de fuertes reacciones públicas negativas.

Un escenario que todos los países desearán evitar es la repetición de una famosa escena en Indonesia hace 20 años, en la cual Michel Camdessus, el jefe del FMI en ese momento, estaba con los brazos cruzados mientras observaba a Suharto, el presidente del país, mientras firmaba un acuerdo de rescate con el Fondo. La imagen se convirtió en un símbolo de los tecnócratas del Fondo faltos de comprensión de las necesidades locales que imponen su voluntad en las economías emergentes.

Pero el Fondo ha experimentado un período de ‘examen de conciencia’ — que se ha acelerado bajo el mandato de la Sra. Lagarde — sobre el enfoque que aplica a las condiciones que impone a sus préstamos, decidiendo a favor de medidas más amplias y flexibles que incluyen disposiciones que protegen a las poblaciones más vulnerables. El Fondo también le ha abierto la puerta a los controles de capital, a los cuales anteriormente se oponía, para los ME que se enfrentan a presión del mercado.

Aunque el Fondo todavía sufría de “estigma” en la opinión pública, Roland Rajah, el director del programa de economía internacional en el Instituto Lowy en Sídney, comentó que había una creciente apreciación del Fondo entre los funcionarios locales. “En parte eso se debe a que el FMI también se ha vuelto más receptivo en sus puntos de vista”.

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