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Goldman Sachs elige hábil sucesor al mando de la compañía

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Goldman Sachs elige hábil sucesor al mando de la compañía
Goldman Sachs. (FOTO DE ARCHIVO.)

Por John Gapper

David Solomon representa el tipo de director hábil y encantador que un banco diversificado requiere

La Biblia dice que se necesitó un artificioso engaño para que Jacob ganara la competencia por el liderazgo para suceder a su padre casi ciego, Isaac. “Esaú mi hermano es un hombre velludo y yo soy un hombre lampiño”, reflexionó Jacob, conclusión que lo llevó a disfrazarse como el primogénito Esaú poniéndose piel de cabrito en los brazos y en el cuello.

“Que mucha gente te sirva; que las naciones se arrodillen delante de ti”, bendijo Isaac al filial estafador.

Pero no hay necesidad de disfrazarse en Goldman Sachs, la cual esta semana eligió al hombre ‘encantador’ en vez de al más ‘serio’ como probable sucesor de Lloyd Blankfein en el cargo de director ejecutivo. El ganador fue David Solomon, un extrovertido sibarita que colecciona vinos, frecuenta muchos restaurantes y, de vez en cuando, funge como DJ. Era poco probable que fuera una mujer, dado que nueve de los 11 altos funcionarios ejecutivos del banco son hombres.

La consiguiente partida de Harvey Schwartz, el otro contendiente, representa un alejamiento del liderazgo de Goldman controlado por los operadores de J. Aron, la compañía operadora de materias primas que adquirió en 1981. Los exalumnos de Aron incluyen no sólo al Sr. Blankfein y al Sr. Schwartz, sino también a Gary Cohn, el expresidente de Goldman, quien la semana pasada anunció su renuncia como asesor económico principal del presidente Donald Trump.

Pero el liderazgo tiene que ver tanto con la personalidad como con la experiencia, y esta elección conlleva un significado más amplio. El Sr. Solomon, quien viene del lado de la banca de inversión y de asesoría de Goldman, representaba la figura que numerosas compañías pudieran elegir como jefe: firme cuando quiere serlo pero, ante todo, un sofisticado ejecutivo de buen juicio y de obvio refinamiento, no el operador con visión de túnel de la reciente historia de Wall Street.

Durante los tiempos felices de Goldman, el poder usualmente se compartía entre dos socios principales, principalmente entre John Whitehead y John Weinberg durante las décadas de 1970 y 1980. Desde entonces, las competencias en el banco han provocado que por lo menos un aspirante, y a menudo un sinnúmero de ellos, sean rechazados. No se considera un logro menor que el Sr. Blankfein haya sobrevivido no sólo al Sr. Cohn y al Sr. Schwartz, sino también a otros aspirantes.

La competencia entre el Sr. Schwartz y el Sr. Solomon fue típica. Estaba destinada a tomar más tiempo, pero hubo que restringirla porque los dos eran rivales abiertamente, en lugar de socios, y ambos querían que se tomara una decisión rápida. Incluso ahora, el nombramiento del Sr. Solomon como presidente único fue acompañado por las evasiones de la pregunta y las bromas por parte del Sr. Blankfein de cuándo, si así fuera, él dimitirá.

El Sr. Schwartz comenzó como favorito porque él venía del lado de Goldman que ha dominado desde mediados de la década de 2000: la división de comercio de bonos y de materias primas, incluyendo el antiguo negocio de J. Aron. Se convirtió en el abrumador generador de ingresos y produjo ejecutivos fuertes, directos y poco sentimentales que perfeccionaron su estilo de gestión en fieros mercados.

Estos se equilibraban tradicionalmente al combinarse con banqueros de inversión acostumbrados a asesorar a los directores ejecutivos y a mezclarse con el mundo exterior. Cuando sólo hay un líder, él o ella deben hacerlo todo. El Sr. Blankfein evolucionó para desempeñar el papel más amplio siendo activo y usando su sentido del humor para desarmar a otros, aprendiendo a controlar su mordaz manera de hablar en público, y madurando.

El Sr. Schwartz mostró muy pocas señales de hacer lo mismo, según algunos funcionarios del banco. Él era un experto en números y había lidiado confiadamente con los inversionistas en su papel anterior como director financiero. Pero él se sentía menos cómodo tranquilizando a los ejecutivos, periodistas y directores fuera de su empresa, en el mundo cualitativo que un jefe corporativo necesita navegar junto al cuantitativo.

La cantidad aún pudiera haberle ganado a la calidad en la cima de la dependencia de Goldman en el comercio financiero; el comercio de bonos, de materias primas y de acciones produjo el 73 por ciento de sus ingresos en 2009, y la banca de inversión sólo el 11 por ciento. Decirles a los operadores que su jefe debería ser un banquero — sin importar cuán refinado, musical y experto fuera en apreciar los vinos de reserva — habría representado un reto.

Desde entonces, las actividades comerciales han disminuido: el año pasado, los ingresos en estas operaciones cayeron un 18 por ciento, mientras que los ingresos bancarios subieron en el mismo porcentaje. Goldman se ha visto obligada a volverse más equilibrada, con la gestión de inversiones y con los préstamos convirtiéndose en significativas fuentes de ingresos. La compañía está intentando diversificarse aún más en el campo de créditos al consumidor bajo la marca en línea Marcus.

Esto hace que Goldman sea, sólo parcialmente por elección, menos una casa comercial y más una empresa financiera diversificada que necesita un director ejecutivo global, alguien que asigne capital de forma disciplinada y se traslade fácilmente entre audiencias internas y externas. El nuevo banco requiere un hábil operador en lugar de un generador de negocios.

“Yo he presenciado personalmente, en muchos casos internamente, sucesiones y transiciones de liderazgo más problemáticas y más destructoras de valores de las que me gustaría contar”, escribió Noel Tichy en “Succession” (Sucesión), su libro sobre el tema. Goldman es igualmente propensa a las luchas de poder y a repetidos episodios de luchas internas por parte de sus ejecutivos, las cuales han culminado en la brusca expulsión de los derrotados.

El Sr. Blankfein ha continuado con su ‘proceso de sucesión’, dándole la despedida al Sr. Cohn y desviando la atención de la junta directiva de sus raíces en J. Aron hacia el Sr. Solomon. Eso deja un asunto, prominentemente listado entre los “factores del fracaso” del Sr. Tichy para una sucesión sensata: “El jefe ejecutivo dominante que no quiere soltar las riendas”. Ahora es tu turno, Lloyd.

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