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Google puede crear un conglomerado eficiente con Alphabet

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Google puede crear un conglomerado eficiente con Alphabet
Las grandes empresas sobresalen cuando aprovechan sus ventajas. (AP /MARK LENNIHAN, ARCHIVO)

Después de la ingeniería de software y de la ingeniería financiera viene la ingeniería lingüística. Esta semana Google elevó su capitalización de mercado en un total de US$25 mil millones reorganizando algunos puestos ejecutivos y cambiando su nombre a Alphabet. ¿Quién hubiera pensado que cambiar un par de letras en un juego de Scrabble corporativo tuviera tanto valor?

Todo el mundo ‘lee’ lo que quiere en las nuevas letras. Para Larry Page, el inquieto cofundador de Google, Alphabet significa deshacerse de las preocupaciones de administrar una corporación y convertirse en inventor y capitalista de riesgo de tiempo completo, mientras que Sundar Pichai asume el liderazgo de Google. Para los empleados, el cambio genera la esperanza de que haya opciones de compra de acciones más valiosas. Para Wall Street, deletrea claridad.

Sólo unos ‘rebeldes de la gobernanza’ inventarían una estructura con una sola junta directiva tanto para Google como para Alphabet — el triunvirato fundador de Eric Schmidt, Sergey Brin y el Sr. Page — sobre los hombros del Sr. Pichai y de Ruth Porat como directora financiera de ambas. “Google no es una compañía convencional”, escribieron el Sr. Brin y el Sr. Page en su carta de los fundadores de 2004, y realmente estaban diciendo la verdad.

De cualquier manera, ser convencional no es la mejor manera de construir un negocio innovador o de obtener ganancias. Warren Buffett lidera una combinación única entre un conglomerado industrial y fondos de inversión en Berkshire Hathaway, y esto le ha funcionado excelentemente. El Sr. Buffett llevó a cabo la mayor adquisición de su carrera esta semana al comprar Precision Castparts por US$32 mil millones.

Berkshire y Alphabet son diferentes tipos de empresas. El Sr. Buffett valora el flujo de caja y las marcas maduras; el Sr. Page prefiere crear cosas. Uno de los propósitos de la reorganización de esta semana era demostrar a los inversionistas que no se está gastando tanto como ellos se temen en proyectos “startup” experimentales, tales como el Proyecto Loon de globos de gran altitud para proporcionar acceso a Internet en áreas remotas.

El hecho de que el Sr. Page haya calificado al Sr. Buffett como un modelo a seguir en el suministro de “capital a largo plazo, de una manera paciente” a una serie de empresas no es simplemente un halago. Él piensa que un grupo multinegocio con una inteligencia guía en el centro puede vencer a las compañías de un solo sector que favorecen los inversionistas. El “descuento de conglomerado” que aplica Wall Street puede ser derrotado.

En principio, es extraño que el Sr. Page crea en esto. La tecnología de Google, después de todo, utiliza las subastas y mercados en línea — la sabiduría de la multitud, no la supervisión humana. ¿Por qué serían los conglomerados como Alphabet — con sus arraigados intereses y dominios — mejores que los mercados de capitales en asignar capital eficientemente? ¿Él confía en la información privilegiada solamente cuando es él quien la tiene?

Pero tiene razón. Los conglomerados pueden sobresalir cuando aprovechan sus ventajas y permanecen disciplinados en lugar de caer presa del deseo de construir un imperio. Su capacidad de formar un equipo de expertos gestores y de escoger los proyectos de inversión adecuados es más poderosa en las industrias que conducen investigación intensiva y que invierten en propiedad intelectual, la cual está dentro del territorio de Alphabet.

Neil Bhattacharya, profesor de la Southern Methodist University en Texas, descubrió en un estudio que las compañías multinegocio conducían sus operaciones de manera más eficiente que las de un solo sector. Estas empresas tenían ventajas particulares en áreas como las de software y ciencias de la vida porque los gerentes podían juzgar, con mayor precisión que los mercados de valores, qué proyectos tenían más probabilidades de tener éxito.

Esto es ilógico, dada la preferencia de los inversionistas estadounidenses por la sencillez, y su opinión acerca de los conglomerados como ineficientes. Los conglomerados públicos en EEUU se valoran con descuentos del 10 al 15 por ciento en relación con las empresas de un solo sector, según el Boston Consulting Group — aunque el descuento es menor en Europa, y los conglomerados asiáticos a menudo se cotizan a elevados precios.

Las grandes corporaciones siguen siendo presa de la tentación. El Boston Consulting Group descubrió que el descuento de conglomerado se debe en parte al conservadurismo. Estas corporaciones tienden a invertir significativamente en sus negocios originales — los cuales pueden estar estancados o en declive — mientras que infravaloran las nuevas divisiones con mayor potencial. Microsoft, por ejemplo, sufrió las consecuencias de tratar de reforzar su franquicia de Windows.

Sin embargo, incluso los inversionistas que desconfían de los conglomerados cotizados delegan la asignación de capital y la supervisión administrativa en los mercados privados a aquellos que están bien informados. El capital de riesgo y los fondos de capital privado se consideran ambos como formas de conglomerado — ellos invierten capital en una amplia cartera de empresas para aquellos que creen que esos fondos cuentan con una experiencia superior.

Entonces ¿por qué debieran los inversionistas que buscan exposición a nuevas empresas comprar acciones en Alphabet, la cual después canalizará el excedente de caja de Google hacia sus propios fondos de riesgo y de crecimiento, hacia el Proyecto Loon, hacia sus vehículos sin conductor y hacia las ciencias de la vida? Ellos pudieran más bien invertir su dinero directamente en un fondo de capital de riesgo. ¿Por qué tomar el camino más largo y menos directo?

Se basa en la confianza. Los inversionistas también pudieran haber comprado acciones de Precision Castparts la semana pasada por menos de lo que Berkshire Hathaway pagó esta semana, pero no se quejan porque confían en el Sr. Buffett. Los accionistas de Alphabet deben creer en la capacidad del Sr. Page y del Sr. Brin de utilizar su inteligencia y evitar los obstáculos tradicionales.

A juzgar por el precio de las acciones durante esta semana, los accionistas prefieren un conglomerado llamado Alphabet a una empresa que no había aclarado específicamente lo que era. Por extraño que parezca, se trata de una elección racional.

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