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Grupo de inversión familiar invierte para el largo plazo

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Grupo de inversión familiar invierte para el largo plazo
Finanzas personales riquezas. (FOTO SHUTTERSTOCK.)

La adquisición de Pret A Manger por parte de JAB representa un nuevo fenómeno de inversión

De todos los trucos para generar confianza en los mercados financieros, la proposición de que de tres a cinco años significa ‘a largo plazo’ es uno de los más descarados. La industria de capital privado ha intentado convertir esto en un enfoque ampliamente aceptado, ayudado por el hecho de que las compañías públicas están enfocadas en las ganancias trimestrales actuales y las siguientes.

Quizás cinco años se puedan considerar mediano plazo, siendo generosos. Pero yo prefiero la definición de Warren Buffett del período de inversión ideal de Berkshire Hathaway como ‘para siempre’. Un fondo de compra apalancada puede llenar una adquisición corporativa con deudas, recortar los costos y mejorarla suficientemente para venderla rentablemente en cinco años, pero ni se acerca al tiempo necesario para crear una empresa perdurable.

Eso es lo que hace que JAB Holdings sea inusual. El grupo de inversión familiar que esta semana adquirió la cadena británica de sándwiches Pret A Manger por £1.5 mil millones está en un maratón de compras de cafés y de café, desafiando a compañías públicas como Nestlé. Se asemeja al capital privado en su máxima expresión de voracidad, pero con un giro en la definición de largo plazo.

JAB, con sede en Luxemburgo y propiedad de cuatro herederos de una fortuna química alemana, ha adoptado un enfoque familiar en materia de inversión. Quiere retener compañías de cartera — incluyendo a Panera Bread, a Krispy Kreme y a Keurig Green Mountain, la cual fusionó con Dr Pepper Snapple en un acuerdo de US$18.7 mil millones en enero — durante al menos una década. Estas compañías se adquieren no para ser comercializadas, sino para invertir en ellas y para expandirlas.

JAB representa una innovadora combinación de propiedad e inversión en un mundo que necesita quienes reten a la propiedad bursátil y al capital privado. La empresa está controlada por la familia, pero dirigida por experimentados ejecutivos profesionales. Cuando invierte en compañías como Pret A Manger, despliega no sólo la riqueza de la familia Reimann, sino la de otros empresarios e inversionistas familiares.

Parte del capital invertido en sus recientes acuerdos, incluyendo el de Panera y el de Dr Pepper, provino de los fondos recaudados por Byron Trott, el ex banquero de inversiones de Goldman Sachs, más conocido por la confianza que el Sr. Buffett, quien desconfía de los banqueros, le tiene. BDT & Company, la exclusiva banca comercial propiedad del Sr. Trott, se especializa en asesorar a fundadores y a herederos de fortunas corporativas, incluyendo a los Walton de Walmart, y a las familias Mars y Pritzker.

Esto es inversión, pero no como la mayoría de nosotros la conocemos. Por definición, las compañías del mundo están, en su mayoría, controladas por los fundadores y por sus familias; sólo una minoría de éstas se vuelven lo suficientemente grandes como para ser cotizadas en los mercados bursátiles y, por ende, tienen que revelar una gran parte de su funcionamiento a los de fuera de la empresa. Las fortunas familiares también tienden a permanecer tan privadas como les sea posible: existen escasos incentivos para anunciar cuánta riqueza se ha heredado.

Si bien la atención se centra en las Nestlé y las Unilever de los mercados públicos, y ocasionalmente en las Carlyle y las Blackstone del mundo de los capitales privados, un sinnúmero de cosas suceden dentro de las familias. A medida que sus fortunas crecen en tamaño y en sofisticación, una mayor parte del efectivo se invierte en otras compañías en vez de en acciones y en bonos. Es allí es donde coinciden JAB y el Sr. Trott.

Los empresarios y sus familias tienden a sentirse fascinados por sus propias empresas y aburridos por tener que administrar su riqueza. Pero quieren preservarla, y a menudo les gusta la idea de invertirla en compañías similares a las suyas: grupos industriales y de consumidores que necesitan más capital para expandirse. No sólo es más interesante, sino también una forma de autoafirmación para los exitosos.

Los Reimann han adoptado una forma inusual de hacer sus inversiones. Su fortuna la despliegan tres ejecutivos, incluyendo a Bart Becht, el ex director ejecutivo de Reckitt Benckiser, quien añadió su riqueza a la JAB junto con la de la familia. El trío ha seleccionado las adquisiciones de JAB desde 2012, y recientemente cambió de las propiedades relacionadas con moda, como Bally, a marcas de alimentos y de café de primera calidad.

Ser adquirida por JAB es atractivo. El grupo se aparece, dice que no participará en una subasta, pero ofrece un buen precio (compró a Pret por más de lo que Bridgepoint pudiera haber obtenido cotizándola en el mercado de valores). JAB invierte en el crecimiento a largo plazo y, a menudo, mantiene a los ejecutivos existentes, diciéndoles que tienen que invertir su propio dinero en la compañía.

Esto es más agradable que presidir una empresa pública y competir con una gran variedad de accionistas, incluyendo los inversionistas de corto plazo y los activistas. También es menos arriesgado que ser comprado por 3G Capital, el grupo de capital privado de reducción de costos con el que el Sr. Buffett se asoció para adquirir Kraft Heinz. Si bien 3G es experto en la eliminación de gastos, lo es menos en fomentar crecimiento.

Cualquier cosa que frene los tratos de negocios que se hacen sólo por hacerse, y que involucre una genuina inversión a largo plazo, es escasa y bienvenida, razón por la cual el experimento de JAB con la inversión familiar es beneficioso. Hasta ahora, parece estar funcionando: el valor de su cartera ha aumentado de €10 mil millones en 2012 a aproximadamente €25 mil millones. Sin embargo, solamente podremos realmente juzgar su desempeño en una o dos décadas.

Mi otra salvedad es que, aunque las dinastías a menudo poseen buenas cualidades como inversionistas, ya que nutren a las compañías y están dispuestas a ser pacientes, también están acostumbradas a mantener sus vidas y sus bienes en secreto. No sabemos prácticamente nada acerca de los Reimann aparte de lo que poseen. Cuanto más compren, más extraño será.

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