La OTAN necesita reafirmar su propósito común

Los líderes de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) se reunirán fuera de Londres esta semana en medio de temores justificados sobre el futuro de la alianza. Ya que los jefes de gobierno que se reunirán han estado discutiendo abiertamente entre ellos, es tentador pensar que cualquier cumbre razonablemente civil sería un éxito. Pero simplemente evitar más disputas no es suficiente. La reunión de la OTAN debe buscar el fortalecimiento de la alianza reafirmando que los 29 miembros deben tratarse como amigos de confianza, con un entendimiento común de las amenazas que enfrentan.

El colapso de la confianza mutua entre los miembros de la OTAN ha sido muy evidente en las últimas semanas. De hecho, desde que Donald Trump fue elegido presidente de EEUU en 2016, han surgido dudas sobre el compromiso continuo de EEUU con la OTAN. El Sr. Trump ha calificado a la alianza atlántica como “obsoleta” y, según algunos informes, ha planteado en privado la idea de que EEUU podría incluso retirarse de la OTAN.

Ahora los líderes europeos se están uniendo al coro de voces escépticas de la OTAN. Emmanuel Macron, el presidente de Francia, sorprendió a sus aliados al declarar que la OTAN está en un estado de “muerte cerebral” en una entrevista reciente en los medios. También ha sugerido que la alianza no debe considerar a Rusia como un adversario, lo cual es una sorpresa desagradable para Polonia y los Estados bálticos.

Angela Merkel, la canciller de Alemania, ha reprendido abiertamente al Sr. Macron por sus provocativas palabras. El canciller de Turquía ha ido un paso más allá. Ha acusado al presidente francés de ser un “patrocinador del terrorismo” debido a sus críticas a la ofensiva militar de Turquía en Siria.

Pero la propia Turquía plantea un desafío mayor a la solidaridad de la alianza que los comentarios incautos del Sr. Macron.

La incursión unilateral de Ankara en Siria plantea preguntas fundamentales sobre la consulta mutua entre los aliados, particularmente dado el riesgo de que Turquía pueda invocar teóricamente la cláusula de defensa mutua de la OTAN.

Los problemas planteados por el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan no terminan ahí.

Además, Turquía ha comprado y comenzado a probar un sistema de defensa aérea ruso, una decisión extraordinaria que suscita dudas con respecto a sus planes de comprar aviones estadounidenses.

El comportamiento del gobierno del Sr. Erdogan ha sido tan errático que algunos críticos han sugerido que debería ser expulsado de la OTAN. Sin embargo, expulsar a Turquía de la alianza occidental sería un paso drástico que deleitaría a los adversarios del Occidente. Rusia, en particular, siempre ha querido deshacer a la OTAN y atraer a Turquía a su órbita.

Un mejor curso sería que los aliados de la OTAN utilicen la cumbre de esta semana para entregar un mensaje firme y unido al presidente Erdogan, recordándole al líder turco que la alianza de solidaridad fluye en ambas direcciones.

Turquía no puede esperar que puede contar con el apoyo automático de sus aliados si continúa tomando decisiones de gran alcance sin consultarlos.

Este principio de respeto mutuo de los intereses y sentimientos de los aliados también se aplica a los presidentes de Francia y EEUU. El Sr. Trump tiene razón al quejarse de que los europeos no gastan lo suficiente en defensa. El Sr. Macron tiene razón al argumentar que la OTAN necesita pensar más y de manera más estratégica sobre su futuro.

Sin embargo, hay formas correctas e incorrectas de iniciar un debate de este tipo. Al arrojar comentarios provocativos que menosprecian las preocupaciones de los aliados y sugieren que el compromiso de la OTAN con la defensa mutua puede ser cuestionado, el Sr. Macron corre el riesgo de socavar la credibilidad y la voluntad de una de las alianzas más duraderas y exitosas del mundo. Eso realmente dejaría a la OTAN en un estado de “muerte cerebral”.

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