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México y Canadá emergen como aliados en contra de adversario estadounidense

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México y Canadá emergen como aliados en contra de adversario estadounidense
México. (FOTO SHUTTERSTOCK.)

Conforme los negociadores del TLCAN se encaminan hacia el norte para las nuevas rondas de conversaciones, la bravata, el estancamiento y las amenazas serán parte del proceso

Carlos Salinas de Gortari, el presidente mexicano que firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) original, volvió a estar bajo la atención del público la semana pasada promocionando su nuevo libro sobre el tratado comercial de 1990, acertadamente nombrado y apropiadamente sincronizado, “Aliados y Adversarios”.

El lanzamiento del libro se produjo después de la quinta ronda de negociaciones sobre una actualización del TLCAN exigida por el presidente estadounidense, Donald Trump, la cual no llegó más allá de un compromiso para reunirse de nuevo en Washington en diciembre y en Montreal en enero. Pero siguió lo que se está convirtiendo en un patrón establecido. A medida que las conversaciones han comenzado a lidiar con los aspectos difíciles, México y Canadá están emergiendo cada vez más como aliados en contra del adversario estadounidense.

EE.UU. insiste en que está siendo “muy creativo y flexible”, y culpa a sus socios por negarse a “comprometerse y trabajar con las propuestas” que ha puesto sobre la mesa en aspectos como la “cláusula de caducidad” que haría que el acuerdo expirara cada cinco años sin nuevas negociaciones. Otras propuestas tratan de reglas sobre el contenido regional más elevado; un requisito para que los automóviles contuvieran un 50 por ciento de partes de origen estadounidense; reglas recíprocas de contratación pública; y la eliminación de algunos de los mecanismos de resolución de disputas.

La ministra de Relaciones Exteriores de Canadá considera que las propuestas estadounidenses son “extremas”. Un funcionario mexicano las ha calificado de “inviables”, agregando: “y estoy siendo generoso”.

El resultado ha sido un estancamiento que ha afectado a las negociaciones en general. Las esperanzas de concluir hasta cinco capítulos durante la última ronda (solamente dos se han finalizado hasta ahora) se vieron frustradas. El equipo mexicano adoptó una estrategia de “Sólo di no” en relación con lo que considera propuestas imposibles, y ha responsabilizado a EE.UU. de explicar el razonamiento detrás de ellas (o, como dijo una fuente mexicana, “o EE.UU. las retira o las vuelve viables”).

La respuesta de Washington ante tales pedidos de análisis adicionales por parte de sus socios ha sido criticarlos como “un espectáculo secundario”.

Nadie está ni siquiera remotamente sorprendido por nada de esto. EE.UU. admite sonriente que es “perfectamente justo” que México y Canadá critiquen sus propuestas “pero, ¿qué camino seguimos a partir de allí?”, comentó un alto funcionario estadounidense después de que concluyeron las conversaciones. “El presidente y el representante comercial estadounidense, Robert Lighthizer, han sido muy claros acerca de la importancia de algunos de estos temas... tú esperas que otros países se involucren contigo en eso”.

Y ése es precisamente el problema. Los expertos en comercio de los equipos de negociación se conocen bien por las largas conversaciones sostenidas en relación con el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés). Pero, tal y como lo describió otra fuente mexicana, “su posición contiene ciertos elementos que son ‘TPP-Plus’ y otros que son iniciativas que vienen directamente desde arriba”. En resumen, la insistencia de Donald Trump en que los déficits comerciales son una prueba de que otros se están aprovechando de EE.UU. y de que es hora de que jueguen “limpio”.

Una de las observaciones del expresidente Salinas de Gortari, mientras presentaba su nuevo libro, es que la belleza del TLCAN era que “nos permitía no tener que depender ya más del estado de ánimo de quien estuviera en el gobierno en EE.UU. sino seguir las reglas establecidas”. Evidentemente, ése ya no es el caso.

Habrá postureo de sobra durante esta etapa del juego. México y Canadá ahora pudieran exigir progresos en los aspectos difíciles antes de seguir adelante. Eso tendría el beneficio de acortar el proceso. Pero los veteranos negociadores de México no ven la ventaja.

La alternativa es arrastrar todo el circo a Washington y luego a la congelada ciudad de Montreal en el nuevo año, y tratar de mantener el espectáculo andando durante el mayor tiempo posible, con la posibilidad muy real de que la paciencia del Sr. Trump se acabe en algún momento.

Pero si EEUU piensa que puede invocar el Artículo 2205 del TLCAN — el que permite a cualquier parte activar un período de aviso de seis meses antes de la retirada del acuerdo — y seguir negociando durante ese lapso, el mensaje mexicano es: recapacita. “Si alguien quiere retirarse, lo puede hacer”, dijo la fuente. “Pero la oportunidad se acabará”.

Eso, sin embargo, suena a bravata; incluso el Sr. Salinas de Gortari ha comentado que la pérdida del TLCAN afectaría seriamente a EE.UU., pero todavía más a México.

Los funcionarios ahora tratarán de encontrar el margen para maniobrar de algunas de las propuestas. Uno que ya se ha discutido es la manera de hacer que la cláusula de caducidad funcione mediante la aceptación de revisiones periódicas, sólo que sin una ‘muerte súbita’. En las demás propuestas, el juego a ver quién cambia de rumbo primero continúa.

Los mexicanos y los canadienses han estado trabajando arduamente en tratar de resaltar el creciente aislamiento de la postura oficial estadounidense en su propio terreno. “Ésta es una relación comercial que funciona para ambas partes”, dijo Chrystia Freeland, la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá al final de la ronda la semana pasada, señalando una carta firmada por 76 miembros del Congreso de EE.UU. que apoyan el TLCAN. A lo cual agregó: “Creo que estamos empezando a ver un reconocimiento de eso entre numerosos estadounidenses”.

El frente unido incluso abarca al candidato de extrema izquierda para las elecciones presidenciales de México el próximo mes de julio. El Sr. Salinas de Gortari señaló que incluso “El innombrable”, como él llamó a Andrés Manuel López Obrador, había llegado a la conclusión de que el TLCAN debía defenderse. Esto es parte de la atenuada retórica del Sr. López Obrador en relación con una serie de delicados temas. Al revelar su plataforma política la semana pasada, mientras se llevaban a cabo las conversaciones del TLCAN, él prometió amistad con EE.UU.. Mientras tanto, los funcionarios mexicanos ya están esbozando un escenario en el que las rondas de negociaciones se extienden más allá de la autoimpuesta fecha límite de marzo.

Nadie está anticipando un exitoso avance navideño. Así es que, a medida que las conversaciones se trasladan al norte nuevamente, todos debiéramos esperar que el estado de ánimo coincida con las gélidas temperaturas invernales.

Por Jude Webber.

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