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Paciencia y perfil bajo han contribuido al éxito de Jardine Matheson

Henry Keswick restauró la fortuna del conglomerado de Hong Kong en China y en Asia

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Paciencia y perfil bajo han contribuido al éxito de Jardine Matheson
Henry Keswick

Cada fin de año, un empleado de Jardine Matheson, el conglomerado industrial, dispara un cañón naval en Causeway Bay en Hong Kong para señalar el paso del año. Cuando suene el disparo de medianoche este año, marcará el final de una era: la de Henry Keswick como presidente de Jardine Matheson (también conocido como Jardines).

Numerosas instituciones británicas se han desvanecido o han fallecido, pero Jardines ha florecido, con un valor de mercado de US$49 mil millones, con 444,000 empleados y con negocios en toda Asia. Gran parte de su éxito se debe a Sir Henry, de 80 años de edad, quien ha liderado a Jardines a través de situaciones difíciles y de estar al punto del fracaso a alcanzar la robusta salud actual. Las familias de otros comerciantes, como la de los Baring y la de los Fleming, han pasado a la historia; la de los Keswick, vinculada a Jardines por matrimonio, perdura.

Sir Henry, un ‘viejo etoniano’ alto, de rostro redondo con un aire de elegancia y un malicioso sentido del humor, se ha convertido en uno de los líderes empresariales británicos más exitosos de las últimas tres décadas. Difícilmente lo sabrías porque él ha dominado la invisibilidad; rara vez habla públicamente y Jardines es una de las compañías cotizadas en bolsa más privadas y más dominadas por la familia.

William Jardine, el escocés que cofundó Jardines como una casa de comercio de opio y de té en Cantón en 1832, fue apodado “vieja rata cabeza de hierro” por seguir caminando después de haber sido golpeado en la cabeza con un palo de bambú. Sir Henry es igualmente inmune a las opiniones de los demás; él ha desafiado las directrices de la gobernanza corporativa, ha irritado a gobiernos y ha seguido adelante.

Jardines corre riesgos, y las cosas a veces se ponen difíciles, en particular cuando su filial Hongkong Land estuvo a punto de quebrar en 1984. Pero repeliendo a los forasteros, afianzando el control a través de una sociedad “holding” de las Bermudas y haciendo lo que mejor les parecía le ha funcionado bien a la familia y a los inversionistas minoritarios que participaron en la ‘aventura’.

El rendimiento total de los accionistas de Jardines durante los últimos 30 años es del 16.5 por ciento al año, en comparación con el 15.2 por ciento de Berkshire Hathaway, según sus propias cifras; Sir Henry se clasifica en relación con Warren Buffett todos los días. Los activos netos de la compañía aumentaron de US$70 millones cuando fue nombrado “taipan” (gran jefe) en 1972 a US$26 mil millones el año pasado, y la participación de la familia en Jardines se estima en US$4.7 mil millones.

Un director ha comparado su perspectiva a largo plazo y la amplitud de los negocios — incluyendo a Hongkong Land y a la cadena de supermercados Dairy Farm — con Investor, el grupo familiar Wallenberg de Suecia. Pero Jardines se parece más a los conglomerados familiares asiáticos contra los que compite, con estructuras de propiedad similares a redes, y con una disposición para buscar oportunidades en todas las industrias.

Mucho se debe a la ubicación, por supuesto. El Sr. Buffett se benefició del crecimiento de la posguerra estadounidense, y Jardines disfruta de un lugar privilegiado en el corazón de la expansión asiática; se encuentra en una excelente propiedad en Hong Kong, gracias a la colonización de la isla después de las guerras del opio del siglo XIX. Al igual que con HSBC, la apertura de China ha sido una bendición para una empresa fundada en el imperio.

Pero tienes que sacarle provecho a tu posición, y otros desaparecieron mientras que empresarios de Hong Kong, como Li Ka-shing y YK Pao, se elevaron. Sir Henry no ayudó al declarar en 1989 que China estaba dirigida por un “régimen marxista-leninista violento y opresivo”, lo cual empeoró la situación provocada por la reubicación de Jardines a Bermudas en 1984 por razones de seguridad.

Su fortuna cambió en 2000, durante el segundo ‘mandato’ de Sir Henry como “taipan”, cuando adquirió una participación en Astra International, el grupo industrial y automotriz indonesio, tras la crisis asiática de 1997. Ésa fue una audaz estrategia, pero funcionó: Astra no sólo produjo el 25 por ciento de las ganancias subyacentes el año pasado, sino que también amplió la cartera de Jardines más allá de China hacia el sureste de Asia.

El trato ilustró que lo que Sir Henry carecía en habilidades diplomáticas públicas lo compensaba en privado. Él se ha pasado las dos décadas desde la entrega de Hong Kong a China por parte del Reino Unido en 1997 restaurando las relaciones en innumerables reuniones con líderes chinos, y cortejando a la diáspora de las familias chinas que tienen negocios en el sureste de Asia para el día en que es probable que los vendan.

Con mayor destreza que otros, Sir Henry explotó el grado en que el éxito en China y en Asia se deriva de conocer a las personas adecuadas. “Henry tiene conexiones extraordinarias que ha cultivado arduamente”, comentó Charles Powell, un director de Jardines. La compañía se ha convertido en una desarrolladora inmobiliaria en China, y abrirá un hotel Mandarin Oriental cerca de la Ciudad Prohibida en Beijing el año próximo.

Sir Henry no ha sido el único Keswick en dirigir a Jardines, ni el único ejecutivo influyente. Su hermano Simon fue “taipan” por un tiempo y el hijo de Simon, Ben Keswick, quien sucederá a Sir Henry como presidente la próxima semana, ha sido director ejecutivo desde 2012. Jardines ha contratado a una serie de ejecutivos externos a lo largo de los años para apoyar a la familia.

Pero el conglomerado Jardines de hoy día es, principalmente, una creación de Sir Henry. Es una institución intensamente conservadora a la que no le importa en lo absoluto la modernidad o los puntos de vista de los accionistas externos, y que está supervisada por una junta directiva compuesta exclusivamente por hombres e influenciada por la familia. Al mismo tiempo, es un audaz aventurero mercante con abundante determinación. “Usted fue mordido por la serpiente, pero no huyó”, le dijo una vez Wang Qishan, el vicepresidente de China, a Sir Henry, refiriéndose a la incautación de los activos de Jardines en China en 1951 por parte del gobierno de Mao Zedong. “Usted esperó hasta que la serpiente se volviera benevolente y entonces regresó”, agregó el Sr. Wang.

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