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Plan de rescate de México para Pemex suscita más dudas

Andrés Manuel López Obrador está bajo presión para salvar a Pemex

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Plan de rescate de México para Pemex suscita más dudas
Fotografía muestra un camión cisterna en la terminal de llenado de Petróleos Mexicanos (Pemex). (AP FOTO FÉLIX MÁRQUEZ)

La compañía petrolera estatal necesita un rescate sustancial para revertir su declive

Andrés Manuel López Obrador está bajo presión para salvar a Pemex, la empresa estatal de petróleo, que está siendo estrangulada por enormes impuestos y deudas, pero no está claro dónde el nuevo presidente de México podrá encontrar el efectivo para restablecer a Pemex a la vez que intenta cumplir con sus compromisos fiscales.

El Sr. López Obrador ha estado prometiendo que proporcionará ayuda dentro de unos días para revitalizar a la empresa estatal — abrumada por problemas financieros — que él ha colocado en el centro de su política energética nacionalista.

“Tenemos los recursos. Vamos a aligerar la carga fiscal de Pemex como nunca antes”, dijo, y agregó que “ahorros” no especificados financiarían los recortes. Sin embargo, la economía de México se está desacelerando y los inversores actualmente creen que el gobierno no podrá alcanzar su objetivo de crecimiento de 2 por ciento este año.

“No creo que Pemex pueda aferrarse a su grado de inversión durante mucho más tiempo a menos que el gobierno tome medidas drásticas. Lo preocupante es que el gobierno piensa que ya está tomando medidas drásticas”, dijo Shamaila Khan, jefa de deuda de mercados emergentes de AllianceBernstein.

Pemex, un ícono nacional, fue creada en 1938, cuando México nacionalizó su industria petrolera. Pero la empresa petrolera está obstaculizada por su legado como una alcancía del gobierno, lo cual la ha obligado a entregar la mayor parte de sus ganancias al Estado en forma de impuestos y regalías, por lo que ha tenido que asumir una deuda cada vez mayor.

El Sr. López Obrador ha puesto a un aliado cercano, Octavio Romero, a cargo de Pemex, pero es un agrónomo sin experiencia en el sector energético que no tiene influencia sobre los inversores. Al mismo tiempo, la producción de Pemex está en caída libre y la calificación de su deuda se ha reducido a cerca de la categoría de basura.

El Sr. López Obrador dice que Pemex está en mejor estado que en los últimos 30 años porque el gobierno está erradicando la corrupción y este año ha comenzado a inyectar US$1.25 mil millones para impulsar la producción de crudo. Pero los analistas dicen que el objetivo de 2.4 millones de barriles por día para 2024, en comparación con los 1.73 millones de bpd en diciembre, no es realista. Han cuestionado si la construcción de una refinería costosa para eliminar la dependencia de las importaciones de combustible de EEUU es el camino acertado cuando la refinación es menos rentable que la exportación de crudo.

El Sr. López Obrador ha detenido la histórica reforma energética de México, que abrió el sector a la inversión extranjera en 2013, y dijo que Pemex fue descuidada mientras que las empresas privadas no invirtieron ni produjeron. Así que las empresas conjuntas que podrían haber ayudado a Pemex a compartir los costos operativos están fuera de la mesa, y el presidente ha descartado la opción de la fracturación para desbloquear las vastas reservas de esquisto de México.

Actualmente, Pemex sólo contribuye 19 por ciento del presupuesto nacional, menos de la mitad del nivel que solía proporcionar, y tiene grandes problemas financieros. El mes pasado, Fitch Ratings rebajó la calificación de su deuda a BBB–, sólo un nivel arriba de basura, citando la “sustancial carga fiscal, el alto apalancamiento, pasivos por pensiones no financiados, requisitos de grandes inversiones de capital, patrimonio negativo y la exposición al riesgo de interferencia política”.

Una rebaja adicional obligaría a algunos administradores de fondos a vender sus bonos para cumplir con las reglas que requieren que mantengan activos con grado de inversión. Tanto México como Pemex se encuentran entre los mayores emisores de bonos en mercados emergentes.

Pemex es la compañía petrolera más endeudada del mundo, y 44 por ciento de su deuda de US$104 mil millones se vence en 2019-23. También tiene pasivos por pensiones de US$66 mil millones.

El gobierno ha anunciado un aumento limitado en las deducciones fiscales, pero el mercado quiere ver una estrategia coherente, no una serie de soluciones parciales.

Pemex, que informará sobre los resultados de 2018 el 27 de febrero, se convirtió en el sinónimo de corrupción cuando México disfrutó de una bonanza de un cuarto de siglo procedente de Cantarell, el gigante campo petrolero que impulsó la producción de petróleo a 3.4 millones de barriles por día en 2004.

Una solución, según un ex funcionario de alto rango, sería que el gobierno aprovechara su calificación crediticia más alta y emitiera deuda para inyectar dinero en efectivo en Pemex. Debido a su deuda que constituye 45.8 por ciento del PIB, México tuvo un margen de aumento de deuda de medio a un punto, dijo Carlos Serrano, economista jefe de BBVA Bancomer.

El problema es que rescatar a Pemex podría contravenir las promesas presupuestarias del gobierno, que ha declarado que mantendrá un superávit primario — sin contar la deuda pública — del 1 por ciento. El gobierno podría romper su promesa de no emitir nuevas deudas; o podría desechar o aplazar proyectos, como la refinería o el gasto social.

Tampoco hay garantía de que más efectivo traerá más producción: la Asociación de Compañías Mexicanas de Hidrocarburos señala que la inversión de Pemex aumentó 14 por ciento desde 2005-14, pero la producción cayó 25 por ciento.

Sin embargo, Lucas Aristizábal de Fitch Ratings espera que la producción de petróleo caiga 5 por ciento al año sin dinero adicional. En cuanto al gas, las importaciones mexicanas de gas estadounidense barato ya están en su punto más alto, y Ross Wyeno en S&P Global espera que crezcan al menos 34 por ciento para 2024.

“Cada administración sigue buscando la fórmula mágica, pero no hay una solución inmediata”, dijo John Padilla, un consultor de energía.

Añadió: “México es intrínsecamente dependiente de los mercados internacionales y si esta administración no lo entiende, nos espera un camino difícil”.

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