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Plan económico de Maduro para Venezuela no impresiona a los analistas

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Plan económico de Maduro para Venezuela no impresiona a los analistas
Nicolás Maduro, presidente constitucional de Venezuela. (FOTO EFE)

El último esfuerzo del gobierno para detener la decadencia del país podría causar más daños que beneficios.

Las propuestas de Nicolás Maduro para reactivar la devastada economía venezolana no abordan las cuestiones clave de arbitraje de tipos de cambio y la inflación, y probablemente causarán más daños que beneficios, advierten los analistas.

El presidente reveló sus planes en un discurso a fines de la semana pasada ante la recientemente formada asamblea constituyente, al anunciar ocho nuevas leyes incluyendo una nueva ley de inversiones extranjeras. Dio pocos detalles de la nueva legislación, pero si nos guiamos por las experiencias previas, no es probable que los inversionistas extranjeros se precipiten hacia Venezuela.

Ésta es la segunda ley de inversión extranjera que el Sr. Maduro ha aprobado en menos de tres años — a duras penas una receta para la estabilidad a largo plazo — y la primera, a fines de 2014, fue contraproducente.

“La primera ley autorizó las expropiaciones, congeló las inversiones al obligar a los inversionistas a mantener sus capitales en el país durante al menos cinco años, dictó que cualquier litigio tendría que pasar por los tribunales locales y eliminó la Superintendencia de Inversiones Extranjeras”, dijo Leonardo Vera, profesor de economía de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas. “Fue un verdadero desastre”.

Años de mala gestión económica y expropiación significan que muchas compañías extranjeras han abandonado Venezuela, a pesar de la riqueza potencial en los sectores del petróleo, la minería y el agrícola.

Aunque algunas compañías petroleras como Chevron, Shell, Eni, Repsol, Schlumberger y Halliburton siguen operando en el país, las nuevas inversiones extranjeras directas (IED) se han reducido drásticamente, siendo los rusos — y en particular la compañía petrolera Rosneft — de los pocos que todavía están dispuestos a invertir.

En 2014, último año para el que se dispone de cifras, la existencia de IED de Venezuela alcanzaba apenas un valor equivalente al 6 por ciento de su producto interno bruto (PIB), por mucho la cifra más baja en América Latina. En 2001, poco después de que el país se embarcó en su revolución izquierdista populista, esa cifra era del 32 por ciento.

“Ninguna ley ayudará a atraer y proteger la inversión extranjera en un país donde el gobierno viola regularmente la propiedad privada, donde los precios son controlados por el estado y donde el sistema cambiario es utilizado como una herramienta política para intimidar al sector privado”, dijo Raúl Gallegos, analista para Venezuela de la consultoría Control Risks.

Otra de las nuevas leyes del Sr. Maduro pretende fomentar la minería, la cual potencialmente podría ser una lucrativa fuente de ingresos. Venezuela tiene oro, diamantes, hierro, cobre, coltán y otros minerales.

El gobierno ha designado un área alrededor del río Orinoco como una “zona de desarrollo minero” y dice que quiere desarrollar la exploración a pequeña escala allí para ayudar al país a desprenderse de su dependencia del petróleo.

La zona es de más de 110,000 km2 de tamaño — más grande que Portugal — y ocupa el 12 por ciento del territorio venezolano, pero ha producido hasta ahora sólo unas pocas toneladas de oro.

La ley anunciada la semana pasada pretende darles a las compañías que operan en el área exenciones tributarias, acceso preferente a los servicios de importación y exportación y otras medidas.

El Sr. Vera señaló que el presidente propuso la nueva ley de minería sin el permiso del parlamento elegido democráticamente, como se exige bajo la constitución, mientras que el Sr. Gallegos dijo que estaba muy escéptico de que la ley provoque un crecimiento notable en el sector de la minería.

“El gobierno ha prometido durante años desarrollar la agricultura y la minería, pero nunca ha adoptado medidas reales para hacerlo”, dijo. “Estas leyes han servido como propaganda”.

Las otras leyes propuestas por el Sr. Maduro probablemente sean de más interés para los venezolanos que para los inversionistas extranjeros.

Éstas incluyen un compromiso para regular las casas de cambio de divisas, aumentar los impuestos a los ricos y fijar precios máximos para la venta de 50 productos de consumo, incluyendo leche, harina, pollo, atún, mantequilla, queso, jamón y jabón.

“Si las nuevas reformas mejoran la distribución de alimentos, sería una gran ayuda”, dijo Mark Weisbrot, codirector del Centro para Investigación Económica y Política, un grupo de estudio de Washington.

“Pero es difícil imaginar una recuperación económica bajo el actual régimen cambiario, ya que es la principal causa de la espiral de inflación-depreciación que ha afectado a la economía desde 2012”.

En su discurso ante la asamblea, el Sr. Maduro reconoció que bajo su mandato el país estaba sufriendo la mayor crisis económica en un siglo, complicada aún más por la reciente decisión de Washington de imponer sanciones económicas.

La economía se ha reducido casi en un tercio durante los últimos cuatro años, una de las más profundas contracciones en la historia de América Latina de posguerra, y la inflación es enorme.

El gobierno desde hace mucho tiempo dejó de publicar datos de inflación y dada la ausencia de cifras oficiales, el parlamento controlado por la oposición produce sus propias cifras. Éstas demostraron que la inflación mensual alcanzó el 34 por ciento en agosto, el mayor aumento mensual que se haya registrado. La inflación desde el comienzo del año fue del 366 por ciento.

Torino Capital, un banco de inversiones de Nueva York que se especializa en América Latina, dice que los aumentos de precios interanuales alcanzaron el 649 por ciento a finales de julio y que, si se mantiene, la tasa anual de inflación en 2017 será del 1,355 por ciento, con un riesgo de hiperinflación total para el próximo año.

Por Gideon Long (c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved.

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