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Por qué Estados Unidos tardó demasiado en reaccionar ante la epidemia de coronavirus

La división en abordar el COVID-19 en EEUU no se basa en la política, sino en la aptitud

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Por qué Estados Unidos tardó demasiado en reaccionar ante la epidemia de coronavirus
Las escuelas de Nueva York sólo cerraron después que otras ciudades lo hicieran. (EFE)

Todos sabemos que los grandes fracasos a menudo son el resultado de tardar demasiado para abordar un problema. En Italia, Gran Bretaña y EEUU, los gobiernos prevaricaron letalmente con respecto a su preparación para el inminente ataque del coronavirus.

El enigma es por qué estos países que eran los ‘siguientes en la línea’ no aprendieron de los errores de sus predecesores. El miércoles, Florida, Mississippi y Georgia se convirtieron en los estados estadounidenses más recientes en declarar órdenes de quedarse en casa que deberían haberse impuesto hace semanas.

La tasa de infección de Florida es mucho más alta que la de Australia. Georgia superó a Japón hace 10 días. Texas sólo dio la orden el martes. Incluso entonces, la orden de quedarse en casa estaba plagada de excepciones. Greg Abbott, el gobernador de Texas, insistió en incluir a las iglesias en su lista de “servicios esenciales”. Una cosa que a todo patógeno le encanta es una congregación. Como van las cosas en el sur de EEUU, así también van en Brasil y en México. Los líderes en cada uno de esos países están ignorando obstinadamente las lecciones de otros lugares.

El misterio es por qué. En parte es un temor económico. Florida obtiene la mayor parte de sus ingresos del turismo y de los jubilados. Ron DeSantis, el gobernador de Florida, mantuvo las playas abiertas para que decenas de miles de estudiantes universitarios se reunieran en el estado del sureste de EEUU durante las vacaciones de primavera anuales del mes pasado.

Disney World, el cual se encuentra en el centro de Florida, también permaneció abierto. Durante su renuente cierre, los empleados se juntaron cerca unos de otros para tomarse una fotografía, lo cual provocó que Abigail Disney, una heredera de la familia y algunas veces crítica, tuiteara: “¿Estás bromeando?”

El Sr. DeSantis tal vez haya mantenido altas las cifras del gasto económico de marzo en su estado, ¿pero a qué costo? Uno de cada cuatro residentes de Florida tiene más de 65 años, lo cual es un 50 por ciento mayor que la cifra nacional. El Sr. DeSantis también ha declarado que las iglesias son “servicios esenciales”. El costo para Florida de las innecesarias muertes es seguramente más alto que los recibos de turismo del mes pasado.

Ese mismo error de juicio se aplica a la Casa Blanca en una escala mucho mayor. Donald Trump desperdició semanas descartando el coronavirus con la vana esperanza de mantener la confianza de los inversionistas en el mercado de valores alcista. Como resultado, EEUU ahora se ha visto obligado a tomar medidas económicamente mucho más perjudiciales para contener el virus.

El negacionismo del coronavirus no conoce fronteras partidistas. Ni Mike DeWine, de Ohio, ni Larry Hogan, de Maryland — ambos gobernadores republicanos — esperaron por un dictamen del Sr. Trump para tomar enérgicas medidas con el fin de detener la propagación de la enfermedad.

Bill de Blasio, el alcalde demócrata de la ciudad de Nueva York — la cual ha tenido, por un inmenso margen, el mayor número de muertes por coronavirus en EEUU — fue al menos tan despreocupado como el Sr. Trump. A él se le tuvo que obligar a cancelar el desfile del día de San Patricio el mes pasado. Las escuelas de Nueva York sólo cerraron después de que varias otras ciudades, incluyendo San Francisco, y algunos estados, ya lo habían hecho. El tiempo que desperdiciaron los Sres. Trump y De Blasio se puede medir en vidas.

La tragedia probablemente se extenderá desde las costas estadounidenses hacia sus estados centrales. Doce estados, incluyendo Oklahoma, Alabama y Carolina del Sur, aún no han emitido órdenes de refugio en el lugar. Cuanto más esperen, más alto será el número de víctimas. Después del temor económico, la explicación más probable de la vacilación es la incompetencia.

Pocos expertos pueden resistir la tentación de sacar lecciones de moralidad de la pandemia global. En sus etapas tempranas, los comentaristas occidentales culparon al sistema autoritario de China por suprimir las primeras señales de advertencia acerca del virus. Ahora China y Rusia están jubilosamente señalando las deficiencias en la cultura democrática liberal.

Se han expresado moralejas similares en EEUU. Los conservadores han acusado a los estados costeros demócratas más afectados de haber reaccionado exageradamente. Ellos han dicho que EEUU pierde muchas más personas debido a los accidentes automovilísticos y a la gripe común. Esas voces se desvanecerán conforme el coronavirus pase de los estados costeros y norteños a los estados centrales y más conservadores de EEUU. En ese punto, los liberales seguramente dirán que los feligreses del país están probando los frutos de su propia ignorancia.

La verdadera división, como lo ha argumentado Francis Fukuyama en la revista “The Atlantic”, es entre los Estados competentes y los incompetentes. En realidad, el EEUU amante de la libertad tardó tanto en reaccionar ante la amenaza como lo hizo la represiva China. En cambio, la Alemania liberal democrática y el autoritario Singapur reaccionaron temprana y adecuadamente. Lo que divide el éxito del fracaso, argumenta el Sr. Fukuyama, es la “confianza en el gobierno”.

Esas palabras suenan como un sueño en el EEUU de hoy. Durante las próximas 24 horas, el número global de infecciones por coronavirus que han sido comprobadas superará el millón. La porción en EEUU es cerca de una cuarta parte de eso, aproximadamente cinco veces más de lo que sería per cápita. Durante las últimas semanas, todos se han convertido en expertos en cómo “aplanar la curva”. Las personas estudian los gráficos con la misma atención con la que solían leer su horóscopo.

Aquí tenemos un nuevo gráfico: cuanto mayor es la confianza de una sociedad en su gobierno, menor es su índice de infección. La próxima vez que al Sr Trump o al Sr. DeSantis se les advierta de un inminente desastre, en lugar de vacilar, deberían actuar.

©The Financial Times Ltd, 2020. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna. Diario Libre es el único responsable por la traducción del contenido y The Financial Times Ltd no acepta responsabilidades por la precisión o calidad de la traducción.?

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