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Preocupaciones de Xi Jinping van más allá de la desaceleración del crecimiento económico

Las crisis como las protestas de Hong Kong y la peste porcina africana son una prueba más severa del control del poder del partido

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Preocupaciones de Xi Jinping van más allá de la desaceleración del crecimiento económico
Xi Jinping, presidente de la República Popular China.

Xi Jinping tiene muchos problemas, pero el crecimiento económico cada vez más lento aún no es uno de ellos.

El estimado del crecimiento del producto interno bruto de 6 por ciento de China para el tercer trimestre — ligeramente más bajo que el pronóstico — fue amplia y reflexivamente lamentado como el más bajo en 30 años, al igual que el crecimiento del segundo trimestre; y lo mismo sucederá con el crecimiento en el cuarto trimestre que casi seguro será más bajo también.

Pero el presidente de China y sus asesores económicos no están preocupados por esos titulares. Sólo les importa que la segunda economía más grande del mundo siga en camino para cumplir con el objetivo de crecimiento de todo el año del gobierno de al menos 6 por ciento, lo cual está previsto, y la creación de empleos urbanos; Beijing tiene como objetivo crear 11 millones de nuevos empleos este año.

Alcanzar el objetivo de crecimiento económico, que a su vez ayudará al gobierno chino a lograr sus objetivos de creación de empleo urbano, se logrará fácilmente dado el control de Beijing sobre el sistema bancario y las empresas estatales.

Cuando el crecimiento tiende a ser más bajo de lo que los funcionarios chinos están buscando, pueden impulsar la economía: un poco más de crédito aquí, algunas aprobaciones de proyectos por allá. Si tiende a superar el objetivo y, por lo tanto, amenaza con socavar la campaña de tres años de Beijing contra la deuda excesiva y los riesgos financieros, entonces el liderazgo aplica frenos en la economía.

Los riesgos reales de los que debe preocuparse la administración del Sr. Xi son los eventos inesperados. Y ha habido muchos de éstos este año, que abarcan desde el continuo movimiento de protesta en Hong Kong hasta una epidemia de peste porcina africana en todo el país.

Estas crisis tienen algo en común. Surgieron en gran parte porque el sistema autoritario que el Sr. Xi heredó hace siete años — y que se ha vuelto mucho más rígido durante su tiempo en el cargo — puede ser excelente para construir infraestructura, reprimir la disidencia y censurar el Internet, pero a menudo es inútil cuando se trata de darles malas noticias a los funcionarios más altos.

Un alto funcionario estadounidense, quien ha pasado casi 30 años tratando con oficiales del partido comunista chino en todo el país, dijo que se sorprendió durante una reciente visita a Beijing de lo mal informados que parecían estar los funcionarios, incluso a nivel del Politburó.

Incluso en entornos privados, los funcionarios chinos se aferran a su narrativa oficial de que los incitadores estadounidenses y británicas provocaron los disturbios en Hong Kong. Es una narrativa que convenientemente absuelve a todos — desde la oficina de representación de Beijing en el territorio semiautónomo hasta al propio Sr. Xi — de la incapacidad de apreciar las consecuencias potencialmente desestabilizadoras del sistema político no representativo de Hong Kong, la incompetencia crónica de sus mimados funcionarios públicos y su creciente desigualdad económica.

En el caso de la peste porcina africana, la renuencia reflexiva de los funcionarios rurales a reportar malas noticias a los gobiernos provinciales y Beijing a los niveles más altos en la cadena de mando se ha visto reforzada por las consecuencias financieras de hacerlo.

Ya que sabían que los gobiernos locales con problemas de liquidez no podían o no estaban dispuestos a compensarlos según lo ordenado por Beijing, los agricultores afectados se apresuraron a sacrificar rebaños o a vender cerdos infectados a través de las fronteras del condado o provincia, reduciendo los suministros de carne de cerdo y acelerando la propagación de la enfermedad.

A fines de septiembre, el rebaño de cerdos de China se había derrumbado en un 40 por ciento y los precios de la carne de cerdo habían subido un 70 por ciento interanual. El gobierno central ahora está tratando de forzar a los bancos estatales a cerrar la brecha emitiendo más crédito a los criadores de cerdos, pero los bancos se han mostrado reacios a hacerlo.

Si el control del poder del partido es probado seriamente en los próximos años, será como resultado de debilidades sistémicas como éstas más que por una economía que se está desacelerando lentamente.

©The Financial Times Ltd, 2019. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna. Diario Libre es el único responsable por la traducción del contenido y The Financial Times Ltd no acepta responsabilidades por la precisión o calidad de la traducción.?

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