Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Finanzas

Trump está ayudando a unir a Europa

Expandir imagen
Trump está ayudando a unir a Europa
El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump. ( EFE/MICHAEL REYNOLDS)

A medida que aumenta la presión sobre la UE, la hostilidad de la Casa Blanca pudiera incluso fortalecer la unión

La Unión Europea (UE) está infectada con una "lepra populista"; su destino es incierto; las grietas en la organización se están ampliando. Estas afirmaciones no son los desvaríos de un engañado partidario del Brexit. Por el contrario, son las opiniones del presidente de Francia, de la canciller de Alemania y del presidente de la Comisión Europea, respectivamente.

Emmanuel Macron, Angela Merkel y Jean-Claude Juncker expresaron sus ideas ante la cumbre de la UE de la semana pasada. El acuerdo allí alcanzado en relación con la migración permitió a los tres líderes declarar un modesto progreso. Pero no cabe duda de que las presiones internas sobre la UE están aumentando. Con políticos populistas y nacionalistas en el poder en Italia, Polonia, Hungría, Austria y Eslovenia, cada vez es más difícil formar un consenso dentro de la UE. Más discusiones acerca de la migración, de la reforma de la eurozona y del presupuesto de la UE están prácticamente garantizadas.

Las presiones externas también están aumentando. La hostilidad de Donald Trump hacia el bloque se vuelve cada día más evidente. La semana pasada, el presidente estadounidense tuiteó que la UE había sido "establecida para aprovecharse de EEUU", una dramática desviación de la tradicional actitud de apoyo estadounidense. En un par de semanas, el Sr. Trump celebrará su primera cumbre con otro líder con una considerable animadversión en contra de la UE: el presidente ruso Vladimir Putin. Los líderes políticos de la UE tienen motivos para ver esa reunión con verdadera aprensión.

Si el Sr. Trump cumple con su amenaza de imponer enormes aranceles a los automóviles europeos, las presiones sobre los líderes de la UE sólo aumentarán. Sin embargo, por extraño que parezca, la administración Trump puede estarle haciendo un favor al bloque. Justo en el momento en que las tensiones internas están aumentando entre los 28 Estados miembros, EEUU les recuerda la importancia de una defensa colectiva de los intereses europeos.

Los líderes europeos están extremadamente conscientes de que la estrategia estadounidense en relación con la UE (así como la de China y la de Rusia) probablemente sea un esfuerzo para "dividir y gobernar". Con sus 28 gobiernos nacionales (que pronto serán 27) y con una complicada estructura gubernamental, la UE representa un tentador objetivo para tales tácticas. Pero, a pesar de todas sus diferencias, los líderes del bloque entienden la importancia estratégica de su unidad en cuestiones de comercio, particularmente si una guerra comercial global realmente parece probable.

Los países pequeños están a merced de la presión estadounidense en materia de comercio. Pero la economía de la UE es, colectivamente, más grande que la de EEUU. El tamaño del mercado interno europeo les ofrece a sus naciones cierta protección contra la intimidación por parte de Washington, así como la posibilidad de tomar significativas represalias. De hecho, en Bruselas se están preparando nuevas medidas de retorsión en caso de que EEUU continúe con sus amenazas a la industria automovilística europea.

La conciencia de la UE sobre el valor estratégico y económico de su mercado interno se refleja en la posición fuerte y unificada que ha asumido en las negociaciones del Brexit. Los intentos británicos de "seleccionar" algunos de los beneficios del mercado interno han sido rechazados firmemente. En un momento de división en muchos otros asuntos, los UE-27 (miembros restantes de la UE después de la salida del Reino Unido) parecen estar disfrutando su unidad y poder en las negociaciones del Brexit.

Prueba de la fuerza de la UE es extremadamente necesaria porque las grietas que se disimularon durante la cumbre de Bruselas la semana pasada pronto volverán a abrirse. El plan de crear centros de procesamiento para los solicitantes de asilo dentro y fuera de la UE tiene grandes obstáculos prácticos, políticos y legales que superar. El plan no responde las preguntas de quién alojará los centros y de dónde se reasentará a los migrantes que han tenido o no éxito en sus solicitudes. El paquete de reformas de la eurozona también parece insuficiente. Y una batalla aún mayor se avecina, a medida que el bloque comienza a considerar su próximo presupuesto.

Es probable que la marea populista vaya a subir aún más, ya que partidos nacionalistas como los Demócratas de Suecia y la Alternativa para Alemania siguen obteniendo mayores puntajes en las encuestas. Las elecciones del Parlamento Europeo en 2019 — el territorio ideal para los votantes de protesta — pudieran drásticamente cambiar el tono en Bruselas. En ese punto, la estrategia federalista tradicional de pedir un fortalecimiento de los poderes del parlamento pudiera resultar terriblemente contraproducente. Los bárbaros ya estarán dentro de las puertas.

Tal y como la Sra. Merkel y el Sr. Macron lo han insinuado, es muy posible que estas crecientes presiones — internas y externas — ocasionen que la UE se desintegre. Si la UE no puede hacer que su acuerdo migratorio funcione, los países recurrirán cada vez más a acciones unilaterales, en particular, restaurando los controles fronterizos para detener los flujos internos de migrantes. Eso pondría en peligro la preciada zona Schengen del bloque que permite viajar sin necesidad de pasaportes. El fracaso en acordar profundas reformas de la eurozona también pone de vuelta sobre la mesa la amenaza de la ruptura del euro.

Pero los riesgos involucrados en la ruptura de la moneda única probablemente continuarán representando una fuerte restricción del radicalismo de los populistas. La UE conserva una considerable capacidad de convertir a quienes parecen estar ‘fuera del sistema’ en ‘miembros del club’. Sólo hay que presenciar la transformación de Alexis Tsipras, el primer ministro de Grecia, quien en tres años ha pasado de ser un líder socialista a un persuasivo federalista europeo que reduce impuestos.

Es definitivamente posible que la actual generación de populistas experimente transformaciones similares al darse cuenta del valor de la membresía en la UE y de los riesgos que conlleva disolver ‘el club’. De ser así, la UE aún podría librarse de su preocupante ataque de lepra y confundir a los críticos una vez más.