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Valoraciones de Uber y Lyft exponen la ‘economía gig’ al escrutinio

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Valoraciones de Uber y Lyft exponen la ‘economía gig’ al escrutinio
El modelo de negocio de la plataforma enfrenta desafíos. (FOTO ARCHIVO)

El modelo de negocio de la plataforma enfrenta desafíos; los clientes o los inversionistas tendrán que pagar

Éste será un gran año para la ‘economía gig’. Uber y su rival Lyft están avanzando rápidamente hacia ofertas públicas iniciales (OPI), mientras que Uber espera lograr una valoración de US$100 mil millones. Hemos pasado años debatiendo si las plataformas de las compañías de la economía gig — que utilizan trabajadores para atender a clientes sin emplearlos — están cambiando el mundo laboral para bien o para mal. Pero las OPI plantean una pregunta más prosaica: ¿es sostenible ese modelo de negocio?

El uso de una aplicación para pedir un viaje se ha convertido en algo tan común, que es natural asumir que las ‘plataformas gig’ están obteniendo ganancias. Pero los clientes de Uber y Lyft están fuertemente subsidiados por los inversionistas: ambas compañías aún están perdiendo dinero. Y aunque las OPI no siempre dan pie a valoraciones económicas sobrias, el proceso al menos expondrá el sector a un escrutinio más estricto.

Por ejemplo, el año pasado Uber enfrentó dos casos judiciales en Londres que revelaron la tensión que existe en el núcleo de la compañía. En el primer caso, la compañía evitó por poco la prohibición de su derecho a operar en la ciudad. La autoridad otorgante se había negado a renovar la licencia de la compañía, diciendo que no era un operador “apto y apropiado”, pero en la apelación, Uber convenció a un juez de que había hecho cambios de seguridad, incluyendo un nuevo límite a las jornadas laborales de sus conductores.

En el segundo caso, los jueces rechazaron una vez más su alegato de que los conductores eran “contratistas independientes” en lugar de “trabajadores” a quienes les debía el salario mínimo y el pago de vacaciones. El problema de Uber es que cuanto más satisfaga a los reguladores cada vez más enérgicos de que brinda un servicio seguro y confiable, más control debe imponerles a los conductores, lo cual dificulta alegar que son realmente autónomos.

La cuestión fue aclarada por dos de los tres jueces del Tribunal de Apelación que fallaron contra Uber: “Es artificial y forzado que Uber declare que está operando un servicio de alquiler privado de vehículos en Londres, mientras que al mismo tiempo argumenta en este litigio que se trata simplemente de una filial de una compañía holandesa registrada que otorga licencias a decenas de miles de propietarios de pequeñas empresas para que utilicen su software”. Uber planea apelar, pero en el Reino Unido y en otros países, es difícil creer que a la compañía se le permita jugar un doble papel: “proveedor de transporte responsable” y “algoritmo de emparejamiento cliente-trabajador”.

Hay una salida. El año pasado, una compañía danesa de economía gig llamada Hilfr, que envía limpiadores a casas particulares, firmó un novedoso acuerdo colectivo con el sindicato 3F. Después de 100 horas de trabajo en la aplicación, los trabajadores de Hilfr quedan cubiertos automáticamente por el acuerdo, lo cual les otorga un salario mínimo, un pago por enfermedad y contribuciones a la pensión. Si lo prefieren, los trabajadores pueden optar por no participar y seguir trabajando como autónomos, o independientes. Esta solución es un recordatorio de que los beneficios proporcionados por las compañías gig — velocidad, flexibilidad, transparencia — no son incompatibles con darles a los trabajadores protección del empleo.

Por supuesto, el problema es que cuesta dinero. Las pérdidas de Uber ya alcanzaron aproximadamente los US$1 mil millones por trimestre, incluso sin los gastos ni los impuestos que tiene un gran empleador. El aumento de los precios será duro, pues la competencia es feroz en mercados como el estadounidense. Los costos de sustitución son extremadamente bajos y muchos clientes y conductores tienen las aplicaciones de Uber y Lyft en sus teléfonos. Ofrecerles beneficios de empleo a los conductores podría ayudar a captar a los mejores trabajadores y mantenerlos. Pero si los clientes no asumen el costo, los inversionistas tendrán que hacerlo. Hay un camino hacia un futuro sostenible para la economía gig, pero no está pavimentado con oro.

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