Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Petróleo
Petróleo

Washington y sus aliados deben contener a Beijing

Los Estados Unidos no debe permitir el dominio chino del Mar del Sur de China

Expandir imagen
Washington y sus aliados deben contener a Beijing
El secretario de Defensa de EEUU, Jim Mattis (I) habla con el presidente chino, Xi Jinping. (AP)

Poco a poco, China ha asumido el control de gran parte del Mar del Sur de China. Ha construido islas artificiales y después ha establecido una presencia militar en ellas. Ha utilizado barcos de pesca civiles para afirmar la soberanía informal, y después ha enviado buques de guardacostas o su armada para protegerlos. A través de estos pequeños pasos graduales, que no son lo suficientemente grandes individualmente como para provocar una respuesta de su rival, EEUU ha cambiado los hechos en estas aguas.

Ahora, Beijing está rechazando los esfuerzos de Washington para involucrarse en el tema. El presidente Xi Jinping le dijo al secretario de Defensa de EEUU, Jim Mattis, en Beijing la semana pasada que China no cederá “una pulgada” de la vía fluvial crucial por la que pasa tráfico comercial con valor de US$5 billones. Esto sólo es una reafirmación de la posición mantenida por Xi. Pero es una postura que Beijing no había querido afirmar públicamente incluso hace una década. Ahora, los funcionarios chinos están declarando más abiertamente que las grandes potencias deben controlar las aguas a su alrededor.

El Mar del Sur de China se está uniendo a una lista de puntos álgidos globales que incluyen a Ucrania, Siria y la península de Corea. Es otra región en la que la disminución del poder de EEUU y de la Pax Americana — que ha mantenido en gran medida la paz y ayudado a alimentar el ascenso de Asia hacia la prosperidad — ha sido expuesto.

China ignoró la decisión de 2016 de un tribunal en La Haya que estableció que sus reclamos territoriales de una gran parte del mar eran inválidos, ayudado por la capitulación de Filipinas, que presentó el caso en La Haya en 2013, debido a que el presidente Rodrigo Duterte ha tratado de cortejar el comercio y la inversión de China. Sin embargo, el caso ha destacado la voluntad de Beijing de ignorar el derecho internacional.

EEUU ahora enfrenta una opción: aceptar la creciente hegemonía china en su patio trasero, o tratar de contener a Beijing.

EEUU puede hacer muy poco para revertir los recientes desarrollos en el Mar del Sur de China. La confrontación militar no es una opción. Pero no debería aceptar el dominio chino. Hacerlo ofrecería una invitación tácita a Beijing para buscar otros reclamos territoriales potencialmente más peligrosos en otros lugares. Podría llevar a los aliados de EEUU preocupados por el ascenso de China, como Japón y Corea del Sur, a concluir que Washington ya no defenderá sus intereses e impulsarlos a resolver el problema por sí mismos, lo cual podría provocar una peligrosa carrera armamentista en la región Asia-Pacífico.

El presidente de EEUU, Donald Trump, desafortunadamente ha mostrado una inquietante disposición a desairar a sus aliados de larga data, como los miembros del G7, mientras persigue acuerdos llamativos con adversarios como Kim Jong Un, de Corea del Norte. Sin embargo, el presidente ha hecho mucho más que sus predecesores para relacionarse con Beijing y ejercer presión económica sobre China por sus prácticas comerciales. Se le debe impulsar a respaldar el mensaje que el General Mattis llevó a Beijing la semana pasada con respecto al Mar del Sur de China.

EEUU debería intensificar sus operaciones de “libertad de navegación”, enviar naves estadounidenses a través de la vía marítima y alentar a otros países, como Francia y el Reino Unido, a hacer lo mismo. Debería hacer más para tranquilizar a los aliados regionales existentes, como Filipinas, Corea del Sur y Japón, y para atraer potenciales nuevos aliados como Vietnam.

En última instancia, el declive de la Pax Americana a medida que China se eleva puede ser inevitable. Pero Trump y quienes lo rodean deberían esforzarse por no acelerar su desaparición. Deberían intentar extenderla durante el mayor tiempo posible en el Mar del Sur de China y en otros lugares, y ayudar a formar, lo mejor que puedan, el nuevo orden que seguirá.

TEMAS -