Desplome aprobatorio

Erigido por decisión propia como uno de los más acérrimos críticos del gobierno bolivariano de Venezuela, el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, enfrenta en su país una caída en su popularidad aún más acelerada que la sufrida por Nicolás Maduro. Según una encuesta realizada por la firma Ipsos Perú la semana pasada, la tasa de aprobación de la gestión de Kuczynski descendió al 29%, su tercera disminución mensual consecutiva. En mayo había sido del 43%, bajó al 39% en junio y al 34% el mes pasado. Y la aprobación del primer ministro y la del ministro de educación son aún más bajas, ambas en un 24%.

Ese colapso en la opinión de los peruanos se debe esencialmente a la economía. Las expectativas generadas por la llegada al poder de una figura de centro derecha, favorable a la empresa privada, no se han cumplido. El presidente, con un historial laboral en el Banco Mundial e instituciones financieras vinculadas a Wall Street, ofreció reformas a fin de fortalecer el crecimiento y aumentar la eficiencia de los organismos estatales. Su minoría en el Congreso, sin embargo, limita su capacidad de introducir cambios.

El comportamiento de la economía durante su primer año de gobierno ha sido afectado por las pérdidas provocadas por graves inundaciones, y recientemente por una serie de huelgas que involucraron a médicos, mineros, maestros y otros gremios. Las consecuencias de los sobornos pagados en Perú por la compañía brasileña Odebrecht han afectado la continuación de grandes proyectos de inversión, envolviendo a connotadas figuras, creando un ambiente de escándalos, acusaciones y procesamientos, y agravando las rivalidades políticas.

Los partidos de oposición niegan haber contribuido a los problemas del gobierno y los atribuyen a las propias actuaciones del presidente. Algunos le achacan falta de capacidad de reacción ante las huelgas, y señalan que los integrantes del gabinete lucen cansados.

Gustavo Volmar