Divergencias regionales

Por más que ha tratado, la América Latina no consigue tener tasas de crecimiento económico comparables con las de los países de Asia. De acuerdo con las cifras presentadas por la CEPAL en un informe dado a conocer el pasado 23 de agosto, el crecimiento estimado de América Latina y el Caribe para este año será del 1.5%, motorizado por el consumo interno y un ligero incremento en la inversión. Especialmente preocupante es el hecho de que apenas cuatro meses antes, en abril, el pronóstico había sido del 2.2%, lo que revela la existencia de factores actuantes que están disminuyendo la expansión.

Por supuesto, al ser un promedio regional, la cifra del 1.5% oculta grandes divergencias entre los países involucrados. La República Dominicana y Panamá continuarán en el tope, con tasas del 5.4 % y 5.2 %, respectivamente. Y en el otro extremo se encuentran países como Venezuela con -12.0 %, Argentina con -0.3 % y Nicaragua con 0.5 %.

Esas divergencias ponen de manifiesto un importante rasgo de la economía de la región. Si las economías nacionales estuvieran más estrechamente vinculadas entre sí, sería de esperar que el dinamismo de unas economías se extendiera hacia las demás, y provocara una reducción de las disparidades. Pero como los vínculos que determinan el crecimiento y las fuentes de la inversión extranjera están relacionados principalmente con economías de fuera de la región, cada economía regional actúa con mayor grado de independencia respecto de lo que ocurra en las otras. En nuestro caso, por ejemplo, el crecimiento logrado tiene poco que ver con lo que haya estado sucediendo en México, Brasil, Colombia o cualquier otro país de la región.

Es interesante observar que para los fines de la CEPAL nuestro país, Haití y Cuba están en América Central. El Caribe está compuesto por todos los países que no han sido excolonias de los españoles, portugueses o franceses, y además de islas incluye a Belice, Guyana y Surinam.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar