Equipo de estrellas

En las grandes ligas, el juego de estrellas reúne a las más connotadas luminarias de ambos circuitos. En una época pretérita tenía la condición especial de que era la única ocasión, fuera de juegos de pretemporada y la serie mundial, en que los jugadores de una liga se enfrentaban a los de la otra. Los partidos interligas le han quitado ese carácter especial, pero aun así conserva su estatus como uno de los más atractivos eventos del béisbol. Y aunque no todos los seleccionados tienen oportunidad de jugar, su participación en el roster es por sí sola una credencial que se incorpora a su historial.

Luego de transcurridos varios años desde la fecha del decreto que lo creó, el Consejo Nacional de Competitividad cuenta ya con los ocho miembros del sector privado que le faltaban, y dispone también de un Consejo Consultivo de 28 miembros. Reunidos en ambos consejos está un notable equipo de estrellas del mundo empresarial.

La tarea que como grupo enfrentan es probablemente la de mayor trascendencia para el futuro de la economía dominicana. En el actual contexto internacional, quedarse atrás en términos de capacidad para competir equivale a cerrar la puerta al aumento de la productividad, a la equidad en la distribución del ingreso y a la posibilidad de combinar estabilidad financiera y crecimiento económico. Habiendo retrocedido recientemente en la escala mundial, la urgencia de dicha tarea no puede exagerarse.

Un serio problema de la competitividad es su carácter relativo. Ser más o menos competitivo depende de lo que otros países estén haciendo por su lado. No basta, por lo tanto, que avancemos en nuestros procedimientos, incentivos, inversiones, tecnología, entrenamiento y regulaciones, sino que tenemos que hacerlo mejor y más rápido que nuestros competidores. Y, por supuesto, hay vínculos evidentes entre ese objetivo y la condición en que está el nivel de competencia interna en nuestra economía.

Gustavo Volmar