Fuentes de debilidad

Depender de las importaciones para cubrir las necesidades básicas de la población, como sucede en la economía dominicana, suele ser considerado un indicio de debilidad. Ya que el valor de la moneda nacional en términos de otras monedas está sujeto a variaciones por causas externas, poco previsibles y fuera del control de las autoridades, esa dependencia implica un gran riesgo económico, político y social. Alzas súbitas en el costo de la canasta de consumo dislocan los presupuestos familiares y perjudican sobre todo a los segmentos más pobres, usualmente peor posicionados para poder aumentar sus ingresos con rapidez. La inflación reduce su poder adquisitivo, hace descender su nivel de vida, y amplía la brecha que los separa de las clases más acomodadas.

No depender de las importaciones, sin embargo, puede ser también problemático en algunas circunstancias especiales. Lo demuestra el caso peculiar de la Argentina, donde una elevada inflación coexiste con una notable apreciación de su moneda.

La reapertura del crédito externo del país tras el acuerdo logrado con los acreedores recalcitrantes, más el reingreso desde el extranjero de miles de millones de dólares propiedad de personas que se acogieron a la amnistía fiscal parcial que el actual gobierno les ofreció, sacaron al peso, la moneda argentina, de la caída que le aquejaba e impulsaron su cotización hacia arriba.

Al mismo tiempo, el gobierno dispuso grandes aumentos en las tarifas de los servicios públicos, incluyendo multiplicar por cinco la de la electricidad. La reducción del precio en pesos de las importaciones, causada por la apreciación de la moneda, debió haber reducido la inflación. Pero como la canasta de consumo estaba dominada por bienes y servicios de procedencia local, su impacto no logró compensar el alza de precios provocada por los mayores costos de producción.

El gobierno espera una mejoría antes de que termine el año.

Gustavo Volmar