Máxima seguridad

El clima no fue gentil para las compañías aseguradoras durante el 2017. Sea que fuese por el calentamiento global o por otras razones, los huracanes y tifones, y las sequías e inundaciones, provocaron pérdidas multimillonarias que conllevaron grandes montos de reclamaciones. Pero no todo fue negativo, al ser la hostilidad del clima mitigada por la amabilidad mostrada por la aviación civil.

Los informes revelan que el 2017 fue el año más seguro para el tráfico aéreo comercial desde que las estadísticas de accidentes comenzaron a ser recogidas de forma sistemática, allá por el 1946. Hubo apenas diez siniestros con sólo 44 víctimas fatales, comparado con 16 accidentes y 303 vidas perdidas en el 2016, a pesar de que el tráfico creció en un 3% y de que el 2016 ya había sido un año bueno en ese sentido. De esos diez incidentes del 2017, 5 involucraron vuelos con pasajeros y los otros 5 a vuelos de carga, y ninguno de ellos correspondió a aeronaves pertenecientes a las principales aerolíneas. En base a esas cifras, la probabilidad de fallecer en un accidente de aviación se redujo a una entre 16 millones, reforzando la posición de los aviones como el medio más seguro de transporte. Es más probable ser víctima de un atraco o de un asalto que de un percance aéreo.

Las aseguradoras no planean, sin embargo, anunciar una gran rebaja en sus primas por causa de esa buena experiencia. Haciendo uso de sus series de datos y sus cálculos matemáticos dicen que el 2017 fue una anomalía estadística que estuvo fuera de la tendencia estimada. Y ponen de relieve amenazas como el incremento en el transporte de equipos electrónicos, con sus baterías de litio, como factores adversos cuya incidencia aumentará en el futuro. Los vuelos de aeronaves militares son otra historia distinta. En la medida en que los conflictos bélicos aumenten, las pérdidas de personal y aeronaves militares estarán sujetas a incrementos impredecibles.

Gustavo Volmar