Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
columnistas

Secuestro remoto

El último de este tipo de ataques cibernéticos sorprendió a gobiernos, organizaciones sociales y corporaciones

Son archivos y no personas los afectados, pero se trata por igual de un secuestro, con la alarmante peculiaridad de que es llevado a cabo de forma anónima y remota. El secuestrador no tiene que conocer a sus víctimas, aplicar violencia física o moverse de su domicilio. Comete su delito y recibe su recompensa sentado cómodamente frente a su computadora.

El último de este tipo de ataques cibernéticos sorprendió a gobiernos, organizaciones sociales y corporaciones. Luego de entrar a una red, su propagación automática lo hizo ser muy temible, pues le bastó encontrar un eslabón débil por donde infiltrarse. Y poco pueden hacer los afectados si no desean pagar el rescate para recuperar sus datos. Pueden detener la propagación, pero descubrir la clave para liberar los archivos ya comprometidos tomaría un tiempo muy largo.

El ataque involucró tres componentes fundamentales. El primero fueron los mecanismos de encriptación de archivos, los cuales han estado disponibles durante años. El segundo fue la existencia de vulnerabilidades en los programas operativos, que podían ser explotadas para ganar acceso a computadoras y redes. Y el tercero fue la elaboración de los programas maliciosos para infiltrarse en los objetivos.

Al parecer fue la Agencia Nacional de Seguridad de los EE.UU. la que detectó la vulnerabilidad en los sistemas Windows y no informó a Microsoft al respecto, quizás con el propósito de aprovecharla para sus propios fines. Y sería irónico que así fuere, pues el gobierno estadounidense intentó por diversos medios impedir la difusión de las versiones de encriptación con claves largas más difíciles de abrir, precisamente para que no fueran usadas por estados enemigos y criminales.

Vladimir Putin describió ese comportamiento como dejar salir al genio de la lámpara mágica, especialmente si fue desarrollado por servicios de inteligencia. Una vez fuera, puede causar daños a quienes lo crearon.