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Guía para consolidar tus deudas (2/3)

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Guía para consolidar tus deudas (2/3)

Por Alejandro Fernández W.

Analista financiero

Antes de dar el paso de consolidar deudas, todo usuario financiero debe responder una pregunta básica: ¿Qué lo llevó a acumular los saldos en tarjetas y otros préstamos que ahora busca unificar?

Una analogía útil en este sentido nos llega desde el campo de la medicina. Las personas con un nivel de sobrepeso excesivo, a veces optan por intervenciones quirúrgicas (como la cirugía bariátrica) para lidiar con su condición.

Ahora bien, antes y después de la intervención, el paciente debe cumplir con una serie de pasos, modificaciones en conductas y hasta en actitudes, de tal manera que no recurra la obesidad.

Esto va desde evaluaciones y terapias médicas y psicológicas, cambios en los hábitos y actitudes hacia la alimentación y el ejercicio, entre otros pasos que, si no se llevan acabo resultará sólo en una pérdida de peso efímera y nada sostenible.

Exactamente lo mismo ocurre con el sobreendeudamiento y el cómo lo enfrentamos. La consolidación puede ser una herramienta perfecta si, y sólo si, el deudor identifica los gatillos, hábitos o conductas que originaron los “líos”.

De lo contrario, la persona unificará las deudas existentes pero si, por ejemplo, deja las “válvulas” de gasto desordenado abiertas (como los límites de tarjetas de crédito), quizás volverá a acumular nuevos compromisos que, más temprano que tarde, caerán en mora y en una situación de insostenibilidad absoluta.

Por tanto, quien opte por consolidar sus deudas debe, con tranquilidad y seriedad, hacer este ejercicio de introspección y tomar las medidas para mejorar su nivel de salud financiera, tal como delinearemos en la tercera parte de esta serie.

¿Consolidar préstamos en mora?

Ojalá que el deudor haya evitado a toda costa caer en mora, pues esto elevará sus probabilidades de acceder a una operación de consolidación de deudas.

La mayoría de las entidades que unifican deudas (o “compran cartera”, como también se le llama) típicamente buscan deudores con buenos historiales en su comportamiento crediticio.

En el caso de existir moras, será casi que obligatorio proveerle a la entidad un buen garante o garantía tangible (como un título de propiedad o matrícula) para avalar el nuevo préstamo consolidador.

Cómo prepararse para consolidar

Además de mantener todos sus compromisos al día, hay por lo menos cinco medidas que antes de la unificación es recomendable que un deudor ejecute.

Primero: Urge actualizar el inventario de todos los pasivos existentes, con las condiciones (saldos, cuotas y tasas de interés) que tiene cada préstamo, para determinar a cuánto ascenderá la consolidación de deuda.

Segundo: Revisar el historial y “score” de crédito, para asegurarse que no existen errores materiales y que lo mostrado en los historiales corresponde con la realidad del deudor.

En caso de algún error u omisión, incluso antes de buscar la unificación, se debe enmendar, por la vía ordinaria de reclamación frente al buró de crédito o de quien está reportándole con error.

Tercero: Asumiendo que todo está en orden en el historial, toca también fortalecer la capacidad de pago de quien aspira a consolidar sus deudas.

¿A cuánto ascienden las cuotas mensuales que actualmente se están pagando? ¿Qué representan esos compromisos como por ciento del ingreso mensual del deudor?

De lograrse la unificación, ojalá que con una cuota fija única mucho menor ¿qué representará del ingreso mensual?

Si esta relación de cuota sobre ingresos es alta (digamos que más del 25%-30%), el deudor debe preparase a buscar una buena estructura de garantías o garantes para lograr la aprobación del préstamo.

En cuanto a la capacidad de pago, es clave también tener los ingresos del deudor o co-deudores bien documentados. El banco consolidador querrá tener evidencia de a cuánto ascienden. ¿Cómo? Con una carta del empleador o, si se es profesional independiente, asegurándose de que todo ingreso sea depositado en una cuenta, cuyos estados mensuales servirán como “evidencia” de actividad económica.

Cuarto: Informarse sobre las condiciones del préstamo consolidador. ¿Cuáles serán los gastos legales, de cierre o por seguros? ¿A qué plazo se tomará el préstamo? Tanto el deudor (buscando una cuota más “llevadera”) como el banco (queriendo cobrar más intereses) tendrán la tentación de que el crédito sea al mayor plazo posible. ¿Qué es lo ideal? Un equilibrio entre la cuota mensual y el interés total a pagarse durante la vida del crédito.

¿El paso más importante? Presupuestar, presupuestar... ¡Presupuestar! Más que para presentárselo al banco, urge que el mismo deudor organice sus entradas y cuantifique (¡y limite!), en papel y en la práctica, sus salidas en cuanto a gastos fijos y gastos discrecionales o “chulerías”.

Presupuesto a mano, tendrá una visión mucho más clara que le dará la seguridad, al deudor y al banco, que el préstamo de consolidación se podrá honrar a cabalidad.

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