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¿Por qué sin darme lujos el dinero no me alcanza?

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¿Por qué sin darme lujos el dinero no me alcanza?
Las deudas pueden convertirse en un soberano dolor de cabeza (FOTO: SHUTTERSTOCK.)

Algunas veces pensamos que las personas que entran a la escalera sin fin de las deudas son irresponsables que gastan más de lo que ingresan. Analicemos los detonadores para que los evitemos.

Las deudas pueden convertirse en un soberano dolor de cabeza. Saber que al cobrar no tendremos suficiente dinero para hacerle frente a los compromisos asumidos puede terminar con la salud de un humano.

Un análisis a la ligera nos puede llevar a pensar que esa persona endeudada vive por encima de sus posibilidades, lo que muchas veces es cierto. Pocos harán un mea culpa para declararse parte del problema. El objetivo al hacerlo es ser parte de la solución. Veamos algunos orígenes:

• Vivir por encima de las posibilidades. Cobrar y no percatarse de la cantidad que se tiene para gastar es común. Listar los gastos del mes puede darnos una orientación de suma importancia. Sabemos dónde está yendo nuestro dinero y podremos cerrar el grifo. Reducir los gastos superfluos y cortar lo más posible para quedar por debajo de lo ingresado nos permitirá bajar el monto de la deuda.

• Utilizar el crédito sin necesitarlo. Una oferta de préstamo lleva a una falsa sensación, la de tener más. Nada más falso... no es un regalo, es simplemente un adelanto, y no es gratis. Al siguiente mes hay que destinar parte de los ingresos a reponer el capital y una porción que no adquiere nada, los intereses. Ahora contará cada mes con menos dinero para adquirir bienes y servicios.

• Mal uso del dinero plástico. Una tarjeta de crédito, o varias, pueden llegar sin hacer solicitud alguna. Algunos no tienen la disciplina de usarlas como medio de pago y no para adelantar el futuro. Por lo general, las personas buscan préstamos para pagar las deudas de tarjeta y no bajan su ritmo de gasto, lo que se convierte en una bola de nieve. Lo ideal es devolver las plastilinas y manejarse con tarjetas de débito hasta que se tenga la disciplina de usarla como sustituto del efectivo... aprovechando todas las ventajas que nos ofrecen.

• No ahorrar. Cuando llega un gasto imprevisto debemos hacerle frente con dinero. De tener ahorros podemos salir rápidamente del inconveniente. De lo contrario, nos endeudamos. Tener cultura de ahorro nos ayuda reponer con agilidad el capital utilizado. De tomar un préstamo para enfrentar el gasto, el siguiente mes se anexa una cuota a los gastos y de inmediato se reduce nuestra capacidad de adquisición.

• Por perder la fuente de ingresos. Nos obliga a utilizar nuestro capital o a buscar dinero prestado. Dependiendo del tiempo sin trabajo y de las medidas que tomemos para reducir los gastos corrientes será la profundidad que bajemos en el mundo del endeudamiento.

• No aprender de finanzas personales. Dejarle el manejo de las finanzas al azar es peligroso. Hoy casi todos manejamos dinero, es más que imprescindible saber todo lo que involucra este tema, aunque sea lo básico... mejor más profundo.

• No llevarse de la razón. En ocasiones tenemos que vender bienes a los que nos apegamos emocionalmente. Una vez pusimos a rodar la bola de nieve, pararla es la solución. Vender lo que se puede convertir en capital es imprescindible.

Hacer el análisis y tomar las decisiones es lo primordial. En mi nuevo audiolibro Clínica del Bolsillo le enseño todo lo que necesita saber para mejorar su calidad de vida mejorando sus finanzas: http://bit.ly/ACClinica.

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