Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Historia dominicana
Historia dominicana

República Dominicana padeció crisis económicas en la “década perdida”

Diana Castaños Guzmán de Martínez expuso sobre el tema en la Academia Dominicana de la Historia

Expandir imagen
República Dominicana padeció crisis económicas en la “década perdida”
Los historiadores Bernardo Vega, Mu-Kien Sang Ben, Diana Castaños Guzmán de Martínez y Adriano Miguel Tejada. Foto: Karina Valentín/ADH.

SANTO DOMINGO. Diana Castaños Guzmán de Martínez expresó que durante la década del 80, del pasado siglo, la República Dominicana formó parte del concierto de países latinoamericanos que vieron severas crisis económicas y financieras.

Al dictar la conferencia “La del 80: una década perdida en América Latina, caso dominicano”, en la Academia Dominicana de la Historia, la abogada, especialista en el área bancaria e investigadora, explicó que hace 36 años, en agosto de 1982, México entró en crisis de liquidez, declarando una moratoria con la suspensión de pagos de su deuda externa, y que a partir de esa decisión la mayoría de los países de América Latina, incluyendo la República Dominicana, se sumaron a este evento y suspendieron el pago de la deuda, principalmente la bancaria.

Agregó que por vía de consecuencia y para iniciar los pagos luego de restructurarse la deuda, casi todos los países concertaron y obtuvieron préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI), y a cambio aplicaron programas de ajustes que implicaron aumentos de precios y restricciones que profundizaron la pobreza general, razón por la que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de las Naciones Unidas, denominó el período 1981-1990 como la “Década Perdida de América Latina”.

“República Dominicana se declaró sin divisas para pagar las importaciones y para cumplir con el servicio de la deuda con gobiernos, bancos comerciales, organismos internacionales”, añadió.

Dijo que para obtener liquidez internacional y pagar los intereses, el gobierno dominicano suscribió siete acuerdos financieros con el FMI.

“La mayoría de los aquí presentes recordamos las huelgas, saqueos y muertes, ocurridos después de Semana Santa en el año 1984, (hechos muy similares a los acontecidos en Haití el mes próximo pasado), los cuales originaron el aumento de los precios de los combustibles, de la energía eléctrica, de los productos de la canasta familiar, todos los cuales incrementaron significativamente el costo de la vida de los dominicanos, reduciéndose así el poder de compra del salario del trabajador”, afirmó.

Dificultades y quiebras en la banca

Castaños Guzmán de Martínez manifestó que el choque externo de los precios del petróleo de 1979 y aumento de los tipos de interés en el mercado internacional durante los primeros años de los 80, junto a la negativa de México de pagar el servicio de su deuda externa, en América Latina causa los que la historia registra como década (1980 a 1990) perdida.

Agregó que en República Dominicana el impacto fue un déficit presupuestario y en la cuenta corriente, devaluación del peso e inflación superior a los dos dígitos.

“Los bancos comerciales aumentaron las tasas de interés que cobraban sobre préstamos, encubriendo los aumentos como comisiones que superaban las tasas de interés pactadas en los contratos. También con reingeniería financiera violaban las normas de no prestar al comercio más del 25% de su cartera. Los demás intermediarios hicieron igual, con la desventaja de que sus préstamos estaban colocados a mediano plazo y largo plazo, mientras que sus pasivos eran de corto plazo”, indicó.

Dijo que lo que siguió fue el origen, desarrollo y masificación de las llamadas financieras comerciales, que realizaban operaciones de captación y colocación de recursos del público al margen del artículo 9 de la Ley General de Bancos No. 708 del 1965, ofertando altas tasas de interés pasivas, lo que generaba mucha preocupación entre las autoridades monetarias por las distorsiones que la creaban.

“A la banca tradicional, para no perder espacio y clientela, no le quedó más remedio que constituir sus propias financieras comerciales. Los bancos más grandes, que operaban un banco de desarrollo, un banco hipotecario, una financiera y empresas emisoras de tarjetas de crédito, constituyeron los denominados Grupos Financieros, en algunos casos emulando los Holding Group de Estados Unidos de América, y en otros con una estructura organizativa diferente”, enfatizó.

Expandir imagen
Infografía
Adriano Miguel Tejada, vicepresidente de la Academia Dominicana de la Historia, presentó a la doctora Diana Castaños Guzmán de Martínez. Foto: Karina Valentín/ADH.

Dijo que, a través de esta figura jurídica, no prevista en Ley General de Bancos, esas entidades captaban recursos del público no sujetos a creación de reservas en el encaje legal, y peor aún, emitían acciones preferidas que no eran más que depósitos remunerados, y por los que mensualmente pagaban un rendimiento a sus propietarios, violando así el Código de Comercio en la parte relativa a la distribución de dividendos.

Afirmó que la situación parecía írsele de las manos a la Superintendencia de Bancos y al Banco Central, por un lado, las altas tasas de interés que promovían y alimentaban las financieras y los grupos financieros, conllevaban una selección adversa de prestatarios que, en el momento menos esperado, podían provocar riesgo sistémico, como en efecto ocurrió a finales de los 80 y principios de los 90.

Por otro lado, dijo, existía la inquietud de cómo resolver los casos de quiebra de financieras, frente a la gente que depositó en ellas, ya que estaban al margen de la ley, no obstante, el artículo 9 de la Ley General de Bancos No. 708, de 1965, indicar que se consideraba un banco toda la entidad que de manera habitual se dedicara a captar y colocar recursos públicos.

Aseguró que después de 1947 la fecha histórica de la banca dominicana es el 23 de enero de 1985, cuando, para empezar a eliminar distorsiones y transparentar informaciones del proceso de intermediación financiera, la Junta Monetaria emitió un conjunto de resoluciones, entre las figuraba la que regulaba las operaciones de las financieras, conminándolas a registrarse en la Superintendencia de Bancos y sometiéndolas al régimen de supervisión de este organismo.

TEMAS -