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Trastorno de identidad financiera disociativa

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Trastorno de identidad financiera disociativa
IIustración de trastorno de identidad financiera disociativa (FOTO SHUTTERSTOCK)

¡Claro que no es una enfermedad real! Solo me apoyo en una que sí lo es para explicar el comportamiento de algunas personas. Los dogmas financieros de las personas son los que comandan su comportamiento con relación al dinero. Podemos ser tacaños o dadivosos, y todos los grados que se dan entre estos dos términos, a su alrededor y más allá de cada uno.

El trastorno en que me baso para el título de mi columna de hoy es el de identidad disociativa, estudiado anteriormente como de personalidad múltiple. Es bastante controvertido su diagnóstico, muchos casos se creen actuados. Sin embargo, se ha llegado a la conclusión de que existen personas con trastornos que las llevan a vivir como diferentes personas... y sin darse cuenta.

En lo financiero veo cada vez más humanos con este comportamiento. Si no se dan cuenta de sus múltiples personalidades no me queda claro. Casos ligeros (que me parece que no se dan cuenta de su trastorno) y otros muy fuertes, que definitivamente sí saben de su doble vida... y en ocasiones más de dos.

Los de actuación simple. Por lo regular son bastante comedidos en sus actuaciones financieras. A cada moneda le tratan de sacar el máximo provecho, ahorran y como padres enseñan el arte del no desperdicio.

Gustan de los especiales y no se dejan llevar de la moda. Sus salidas suelen ser escasas y tienden a elegir el lugar. Son individuos de una alta autoestima, no son aquellos que hacen lo que un grupo quiere si no están de acuerdo.

Ya sé, la mayoría llama a este tipo de personas: tacañas. Pero no nos adelantemos...

Por otro lado, lo que se ahorran en un mes de compras en el supermercado, se lo gastan en una cena con amigos o seres queridos. Como son muy organizados tienen para esto, mientras que los que los rodean no están en condiciones de hacer lo mismo. Lo sé, dije que casi no salen y ellos eligen. Parece incongruente con mi párrafo anterior, pero no lo es. Ellos eligen y se dan el gusto. Como no les duele gastar lo programado, lo hacen sin problemas.

La incongruencia viene en la vida restringida que llevan cada día del año y la opulencia cuando quieren darse un gusto un día. Son dos personalidades financieras que no aparentan salir de la misma persona.

El caso profundo. Personas que no tienen problema con el alcance de su sueldo, sino con lo largo de los meses (o quincenas)... siempre les sobra mes para la cantidad de dinero que reciben.

Sus cuentas bancarias aparentan tener problema de inanición desde que pasan unos días de haber cobrado. Su crédito es utilizado con agilidad. Sus tarjetas de crédito tienden a estar llenas, pagando en muchas ocasiones financiamiento de las mismas. Cuando llegan días especiales, donde hará falta el dinero plástico como parte importante de la liquidez, se va a la institución financiera y se le abona una buena parte a la deuda... como limpiando.

Por otro lado, esas personas que sufren el trastorno en su versión fuerte, no se restringen en salidas a donde los otros van, no dejan de hacer regalos, se premian cuando están estresados: “Tú te lo mereces... para qué es que trabajas”.

Parecerían dos personajes diferentes viviendo en una misma cabeza. A la hora de gastar tienen una pérdida de memoria de lo que acarrea un gasto constante por encima de las posibilidades.

Conocer nuestra realidad no debe llevar a vivirla. Aparentar es un problema de autoestima, como explico en mi libro Arco Iris Financiero, donde además explico los dogmas que podemos implementar si queremos llegar a vivir de verdad como queremos aparentar ser.

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