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Nomar Rodríguez: “Cuando me abrieron las puertas, sentí a APAP como parte de mi familia”

Gracias a los programas Dale un Chance y APAP Todos, el joven estudia Publicidad en APEC

SANTO DOMINGO. Nomar Rodríguez tiene 27 años y desde que era bebé es sordo, por lo que no aprendió a hablar. Cuando sus padres lo inscribieron en la escuela era una para oyentes y pasó una parte de su niñez estudiando sin entender casi nada... hasta que lo llevaron a un centro para sordos y aprendió lengua de señas.

A Nomar le gusta el futbol y hacer fotografías. Desde que era un adolescente le han interesado el diseño y la programación y actualmente cursa el tercer ciclo de la carrera de Publicidad en APEC, donde asiste a clases con Melqui Pérez, intérprete en lengua de señas -es su lengua materna, pues es hijo de dos padres sordos-.

El joven estudia becado por la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos (APAP), como parte de su programa de responsabilidad social corporativa de Dale un Chace -vigente desde 2011 y en el que la entidad financiera ha invertido más de RD$70 millones en beneficio de estudiantes sobresalientes de bachillerato. En el caso de Nomar, Dale un Chance confluye con APAP Todos, un programa de inclusión financiera para personas con discapacidad que en los últimos dos años ha sido reconocido con el Sello RDIncluye otorgado por el PNUD y el Consejo Nacional de Discapacidad (CONADIS).

Nomar invita a la comunidad oyente a aprender lengua de señas para comunicarse con las personas sordas y valora la apertura de APAP con las personas sordas.

“Cuando me abrieron las puertas, sentí aAPAPcomo parte de mi familia, conecté de inmediato. Trataban de comunicarse conmigo, poder entenderme, y si no entendían algo hacían el esfuerzo de comunicarse con los sordos, algunos incluso habían aprendido lengua de señas para comunicarse con nosotros. Y veo a APAP como si fuera una flor, conectó conmigo y me hizo disfrutar muchísimo de la vida. Me siento muy feliz de estar con APAP”, afirma.

Entendían algo hacían el esfuerzo de comunicarse con los sordos, algunos incluso habían aprendido lengua de señas para comunicarse con nosotros. Y veo a APAP como si fuera una flor, conectó conmigo y me hizo disfrutar muchísimo de la vida. Me siento muy feliz de estar con APAP.

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