La gloriosa noche de la separación
Entre la tensión y la alegría

Al fin llegaba el momento ansiado por los luchadores de la libertad y, pese a que confiaban en que triunfarían, hubo nerviosismo y preocupación en los instantes decisivos.
Esa noche histórica del 27 de febrero de 1844 parte de la población de la ciudad intramuros deSanto Domingo se sobresaltó cuando el silencio fue destrozado por el trabucazo disparado por el prócer Matías Ramón Mella, en la Puerta de la Misericordia, ante las pocas personas que asistieron al acto.
Con la descarga y el izamiento de la Bandera Nacional, realizado por Francisco del Rosario Sánchez en la Puerta del Conde, se cerraba con éxito una fase del riesgoso y prolongado trabajo conspirativo efectuado por un decidido sector de la juventud, liderado por Juan Pablo Duarte, ideólogo de la liberación, con el cual se iniciaba el final de 22 años de dominación haitiana.
En la proclamación de la independencia no estuvo presente Juan Pablo Duarte, fundador del movimiento de liberación, quien debió exiliarse para salvar su vida.
Sin embargo, el héroe Francisco del Rosario Sánchez, que había asumido la dirección de la causa separatista en ausencia del líder revolucionario, exclamó: “Dios, patria y libertad”, y los presentes gritaron ¡Viva Juan Pablo Duarte!
Primero, los comprometidos con la liberación de la patria se reunieron en la Puerta de la Misericordia, en torno a Mella. Y aunque daba la impresión de que el plan podría fracasar el héroe disparó su trabuco y gritó: “¡La suerte está echada! No podemos retroceder”.
La valerosa acción del dominicano infló los ánimos y los patriotas se trasladaron a la Puerta del Conde, junto con otros grupos, dirigidos por Sánchez, Tomás Bobadilla, Manuel Jimenes, Remigio del Castillo, José Joaquín Puello y Eduardo Abreu. En el baluarte, Sánchez proclamó: “¡Separación, Dios, patria y libertad, República Dominicana!”.
“Aunque los sectores que organizaban el golpe contra el gobierno haitiano esperaban con ansias el planeado acontecimiento, la noche del día 27 de febrero de 1844 parte de la población de la ciudad de Santo Domingo fue sorprendida cuando detonó el trabucazo disparado por el prócer Matías Ramón Mella, en la Puerta de la Misericordia, ante las personas que asistieron al heroico acto”, contó José María Serra.

Emilia Pereyra
Emilia Pereyra