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La llegada de las tropas haitianas

La población de habla española sumaba 120,000 personas y tenía pocas defensas; Haití contaba con 600,000 habitantes y poseía un ejército experimentado

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La  llegada de las tropas haitianas
Entrada de las tropas haitianas a Santo Domingo (RAMÓN L. SANDOVAL )

La dominación haitiana, ocurrida en el 1822, fue un suceso que estremeció a la pequeña población de la parte este, la cual se sintió avasallada con la irrupción de un ejército de 12,000 hombres, encabezado por Jean Pierre Boyer, decidido a unificar la isla de Santo Domingo.

Las tropas entraron al territorio de habla española, bajo la supervisión del general Guy Joseph Bonnet, que dividió la milicia en dos columnas: una para atravesar el sur, encabezada por él mismo, y otra para recorrer el norte.

Entonces, la población sumaba unas 120,000 personas y contaba con escasas tropas. En cambio, Haití tenía alrededor de 600,000 habitantes y un ejército numeroso y experimentado.

Boyer y sus huestes ingresaron a Santo Domingo a las 7:00 de la mañana del 9 de febrero de 1822 y miembros del ayuntamiento esperaban en la Puerta del Conde para acompañarles a la sala municipal, donde se le rindieron honores.

José Núñez de Cáceres, quien estaba al frente de la municipalidad, le entregó al gobernante las llaves de la ciudad.

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Infografía
José Núñez de Cáceres mientras entregaba las llaves de la ciudad a Jean Pierre Boyer. (RAMÓN L. SANDOVAL)

Sobre ese suceso, en su obra “Vicisitudes de la Lengua Española en Santo Domingo”, el historiador Emilio Rodríguez Demorizi contó que, sin embargo, Núñez de Cáceres en el mismo acto le advirtió al jefe haitiano que la diversidad de lenguaje entre los dos pueblos y las diferentes costumbres creaban “un muro de separación tan natural como insuperable”.

Independencia efímera

El 30 de noviembre de 1821 fue declarado el Estado Independiente del Haití Español, encabezado por Núñez de Cáceres, y poco después llegaron los agentes de Boyer a Santo Domingo, para determinar si existían condiciones para que se produjera la ocupación.

En diciembre de 1821 el partido prohaitiano logró que Santiago y Puerto Plata se pronunciaran a favor de la unificación con Haití y en enero de 1822 también hicieron parecida petición residentes en Cotuí, La Vega, Azua, San Juan y Neiba.

En una carta, Boyer le comunicó a Núñez de Cáceres: “... Yo voy a hacer la visita de toda la parte este con fuerzas imponentes, no como conquistador (no quiera Dios que este título se me acerque jamás a mi pensamiento) sino como pacificador y conciliador de todos los intereses en armonía con las leyes del Estado”.

Luego, el 19 de enero de 1822, Núñez de Cáceres le expresó a Boyer, en una comunicación, que había leído su mensaje a los jefes militares y a la municipalidad y que habían acordado todos, unánimemente, colocarse bajo la protección de las leyes de la República de Haití.

Mira el video en El Nacimiento de una Nación aquí

Boyer habían logrado preparar el ambiente para que favoreciera la llegada de la invasión haitiana a la parte este, sin que se produjeran confrontaciones.

En relación a este aspecto, Manuel Arturo Peña Batlle argumentó que hablar de llamamientos espontáneos y de sometimiento de buen grado, por parte de la población de la época, era “confundir la realidad de un momento histórico con la audacia de un mandatario ambicioso”.

Desde 1820 circulaban rumores acerca de las pretensiones de Boyer de ocupar la parte oriental de la isla y a pesar de que se produjeron indicios sobre su objetivo el entonces gobernador del Santo Domingo, el español Sebastián Kindelán, no organizó medios de defensa.

El dominicano Frank Moya Pons ha escrito que por lo menos desde principios de noviembre de 1820 Boyer estaba trabajando en el sur de Santo Domingo, a través de sus agentes, para provocar una situación que permitiera a las fuerzas armadas haitianas ocupar la parte oriental.

Además, Boyer debía consolidarse ya que estaba amenazado por la descontenta élite militar del derrocado régimen Christophe. Invadir la parte española le daba la oportunidad de repartir posiciones políticas, tierras e inmuebles y de apaciguar a quienes pretendían derrocarlo.

Acerca del hecho Pedro Henríquez Ureña escribió: “Pocas semanas después, en febrero de 1822, los haitianos, constituidos en nación en 1804, con población muy numerosa, invadieron el país. Huyó todo el que pudo hacia tierras extrañas; se cerró definitivamente la universidad...”.

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