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Invisibles: El arte de servir

El fotógrafo de Diario Libre Juan Miguel Peña, nos brinda su visión particular sobre el trabajo de los profesionales en el área del servicio para eventos.

Invisibles: El arte de servir

El objetivo principal es la relajacio´n de los invitados. Que entren de lleno en la fantasi´a de que, por esa noche, todo es perfecto.

Una atencio´n extrema al detalle y un trato digno de la realeza son los elementos necesarios para trabajar en un sector que tiene la impredictibilidad y el estre´s como sus grandes sen~as de identidad. Y es que, en un ambiente aderezado con vino y champagne, tener mano izquierda y un retorcido sentido del humor se vuelven cualidades fundamentales para crear ese aura de perfeccio´n tan caracteri´stico de los eventos ma´s exclusivos.

“Tienes que dejarte llevar del cliente. Si tu´ ves que esta´ cherchando, tu´ tienes que cherchar. Si esta´ aburrido, tienes que tratar de buscarle la vuelta, para que se sienta bien y te de´ propina” afirma un camarero.

Aprender a leer personalidades significa adelantar y adaptarse a las necesidades del invitado. Y hacerles sentir ma´s grande, ma´s importante y ma´s gracioso que uno mismo. Ignorar el desprecio u ofensa con una sonrisa. Y, como es el caso de muchas, saber esquivar con gracia y paciencia las proposiciones indecentes de los ma´s osados.

“Trabajas en un a´rea en la que tienes que tratar con personas pasadas de alcohol. Y en ocasiones te proponen cosas desagradables, como invitaciones a moteles cercanos o que compruebes lo ‘grande’ que lo tienen” afirma una joven que ya ha pasado por un salon de eventos y un casino. “Y ese tipo de cosas mayormente viene de los riquitos. Algunos son respetuosos pero otros son insoportables. Y uno tiene que aguantarle todo para sobrevivir”

“Con mujeres es ma´s frecuente, pero en un evento, a mi´ una mujer me beso´” afirma un camarero de hotel. “Una noche un cliente se obsesiono´ con una de mis compan~eras. Y cada vez que le pasaba al lado, e´l le haci´a comentarios y le ofreci´a dinero. Se senti´a incomoda, pero obligada teni´a que darle servicio. Si el cliente se queja, a ella la botan sin preguntar el por que´”

El cliente siempre lleva la razo´n. Y en aquellos eventos de gente influyente y poderosa, todavi´a ma´s. No hay capricho pequen~o para los ma´s acaudalados y los encargados de los eventos saben que cuanto ma´s se les consienta, ma´s deseos tendra´n de volver.

“Al invitado no se le puede decir que no. Si piden algo fuera de lo normal, se le dice: ‘Un momentico y le confirmamos’. Para, si no se puede resolver, mandarle a uno de los capitanes a que hable con e´l”

Contratados muchos por evento y no fijos, los mozos se ven obligados a jornadas maratonianas de trabajo para mantenerse en el “roster” y les vuelvan a convocar.

De negarse pueden ser catalogados como poco dispuestos. Y ser “castigados” durante varias semanas sin trabajar, algo catastro´fico para su ya de por si´ bajo salario.

Por eso, pese a estar terminante prohibido el beber alcohol en horario laboral, y haber una larga lista de cancelados por eso, confiesan los ma´s atrevidos que un estable (pero precavido) nivel de embriaguez es recomendable durante el transcurso de la noche. Que es la u´nica manera de aguantar los largos turnos y el drenaje emocional que requiere el sector de la hosteleri´a.

De mantener intacta esa sonrisa prefabricada, mirar a la don~a de la mesa cuatro, y repetir por trige´simo se´ptima vez: “¿Ma´s vino?”