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Abrazar con las miradas

La nueva normalidad nos obliga a adoptar inesperadas medidas de comunicación y a hablar con máscaras

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Abrazar con las miradas
La nueva normalidad nos ha obligado a abrazarnos con la mirada. (LUIGGY MORALES)

Las miradas tendrán un poder inusitado. Un enemigo invisible nos ha desarmado a todos, nos ha hecho frágiles y no podemos tocarnos. De repente han surgido reglas para uniformar al mundo, todos tenemos que obedecer las mismas órdenes o de lo contrario podemos perder la vida. Una vecina ya comienza a ensayar frente al espejo "miradas" para abrazar a sus hijos, familiares y amigos. Me comentó que hasta el cura de su parroquia tiene un protocolo para celebrar la eucaristía. Imagino que pronto, para evitar contagios, las confesiones serán por teléfono y solo habrá que enumerar los mandamientos en los cuales se ha fallado. De ahora en adelante las miradas también tendrán un código, una manera diferente de decir te quiero, una manera de confesar secretos, comunicar proyectos, ultimar pasiones.

La nueva normalidad nos obliga a adoptar inesperadas medidas de comunicación, a hablar con máscaras, a deletrear bien claro para poder entendernos, ya los suspiros no tendrán el mismo impacto porque apenas podrán ser escuchados. Toser está prohibido. Aprenderemos a medir las distancias, dos metros es la medida de mi amor, te protejo y me protejo... controlar los entusiasmos, los brotes espontáneos que brotan del corazón, las locuras que invitan a despojarse de todo y estrujarse llenos de alegría.

Sospecho, las miradas tendrán clasificación. A partir de este año la Organización Mundial de la Salud emitirá reglas para el comportamiento. Miradas fijas, amor sin límites; miradas bajas, absoluta humildad o vergüenza; las oblicuas o torcidas dudas; las aéreas, pérdida de entusiasmo; las entrecerradas, secretos compartidos; habrá de todo y habrá también, con el tiempo, expertos en descodificarlas. "El mal de ojo" y las miradas que matan desde ya están prohibidas. Los gobiernos tendrán que contratar traductores especializados en miradas, en ademanes, no bastarán aquellos que hablan por signos a los sordos, ahora se complica el asunto pues no contaban con quienes tienen miopía, astigmatismo, y otras enfermedades de la vista. El mundo está patas arriba y debemos enderezarlo de alguna manera aprendiendo de esta prueba y ojalá transformándonos en mejores seres humanos.

Ya he visto que algunas damas tienen mascarillas para salir de día o de noche, para asistir a entierros (absoluto luto) o fiestas de menos de diez. La NM nos obliga a buscar salidas en el mundo que ya vivimos. La civilización se divide entre los que ya les dio el Covid y sobrevivieron y aquellos que aún vivimos en el espanto esperándolo. El otro día me encontré con un joven que muy airoso contaba sus peripecias con la enfermedad.

-No sentí nada, fui asintomático -decía.

Otro contaba de su perdida del olfato, y entre ellos ya actuaban con cierta superioridad. A mí me miraron con pena, ser anciano es un tremendo riesgo.

Lo bueno de esta nueva normalidad es que aquellos que aman el carnaval ya no tendrán que esperar a una fecha definida, sino que lo tendrán todo el año y quizás más, las máscaras cada vez se hacen más originales y sofisticadas, las he visto, y algunos se transforman por completo llevando viseras, sombreros, manga larga, atuendos que son la envidia de cualquier baile de disfraces.

La vida se reinventa, hay que tomar una decisión ya, continuemos siendo felices con lo que tenemos y sigamos navegando en este mundo que cada vez complicamos más. Desterremos el miedo y sigamos cuidándonos para seguir mirando a las estrellas con esperanza.

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Freddy Ginebra Giudicelli es un contador de anécdotas cuyo mayor deseo es contagiar su alegría y llenar de esperanza a todos aquellos que leen sus entrañables historias.