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El cielo

Hoy amanecí complicado. ¿Cuál sería mi cielo favorito? ¿Fiesta, celebración, alegría, abrazos, besos, un cielo cariñoso?

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El cielo
El cielo es la casa donde no existe el cansancio ni el aburrimiento. (ILUSTRACIÓN: LUIGGY MORALES)

¿Cómo será el cielo? Me he despertado con la pregunta infinidad de veces, tratando de adivinar pero ha sido imposible, ni siquiera tener una pista de lo que me espera. Lo he imaginado de mil maneras, una eternidad tan larga, tan infinita, ¿cómo se las ingeniará Dios para mantenernos entretenidos?

-Dios tendrá que ser un mago -me comentó Catalina mi nieta-. Si todos los niños quieren jugar al mismo tiempo, ¿cómo nos haremos? ¿Y en qué juegos? ¿Habrá internet? ¿Abuelo y estaremos divididos? Chinos, africanos, caribeños, americanos, europeos... ¿estarán los animalitos?

Luego de muchas disgregaciones internas tuve otra interrogante. ¿Sigo a Jesús por amor o por interés? Hoy amanecí complicado. ¿Cuál sería mi cielo favorito? ¿Fiesta, celebración, alegría, abrazos, besos, un cielo cariñoso? Un cielo sin diferencias entre las almas, ni blancas ni amarillas ni negras, ni rojas, ni ricas, ni pobres, todas las almas de un solo nuevo color inimaginable. ¿El color de la absoluta pureza?

En mi limitación terrenal imaginé en este amanecer que el cielo podría ser para mí una Casa de Teatro siempre llena de público aplaudiendo a los artistas, espectáculos interminables, mucho talento derramado, teatro, ballet, cine, fotografía, impresionantes exposiciones, debates sobre temas motivantes, y público, mucho público siempre y dispuesto a celebrar constantemente, artistas de todo el planeta que hablaran un solo idioma y tuvieran la oportunidad de mostrar sus trabajos, poetas recitando, fotógrafos captando lo visto y exponiendo al instante, una casa sin fronteras ni puertas ni ventanas, pero siempre casa, y la música, la música que no se detuviera nunca, todo tipo de música y que pudiéramos escucharla con el corazón y bailarla si quisiéramos y que el frenesí fuera tan eterno como el aplauso.

El cielo es la casa donde no existe el cansancio ni el aburrimiento, donde viviremos dentro de la sorpresa permanente, el descubrimiento, el encuentro, sin miedos sin presiones, sin prisas sin prejuicios, donde al fin podremos ver el rostro del Creador.

Sospecho habrá también otros cielos, cielos deportivos, económicos, políticos, científicos, etc... Dios, como sabemos, es infinito e infinitas sus posibilidades de sorprender.

¿Y los que nos precedieron los encontraríamos en tanta eternidad? ¿Abuelos, tíos, padres, hermanos, amigos?

Según van pasando los años esto de pensar en el después es recurrente, no se me ocurre pensar en el infierno, que deduzco debe de ser la absoluta ausencia de Dios.

A medida que envejecemos y por ley natural nos vamos acercando a la partida, imposible dejar de pensar en el viaje que nos espera y en ese destino final.

La muerte tiene su encanto, sé que es difícil de entender, pero lo tiene, es el regreso lo que le da sentido a la vida.

Y nos preguntarán si habremos sido felices...

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Freddy Ginebra Giudicelli es un contador de anécdotas cuyo mayor deseo es contagiar su alegría y llenar de esperanza a todos aquellos que leen sus entrañables historias.