×
Compartir
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
Redes Sociales
Felicidad
Felicidad

Las ventanas de mi casa

Expandir imagen
Las ventanas de mi casa

Me despierto. Son las 5:30 a.m. según el reloj en mi mesita de noche. Salgo silencioso de mi habitación para no despertar a mi esposa, miro antes por la ventana de mi habitación y apenas puedo ver las montañas en el horizonte. Una moto va tirando periódicos casa por casa, un perro ladra e, increíblemente, la luna se niega a desaparecer, como si se resistiera a seguir iluminando a los enamorados. La casa silenciosa, se han ido los hijos y solo quedan los recuerdos y la ilusión de siempre verlos regresar acompañados de los nietos.

Estoy contento y no tengo más motivos que el estar vivo y sano, ¿acaso hay que pedir más? Hoy, y desde ya, comienzo a repasar mi agenda del día, eso hago cada mañana. Entro a la pequeña cocina de mi apartamento, la greca me espera ansiosa, pongo el café y me siento a verlo subir. El aroma ya me va despertando. Los rayos discretos de un perezoso sol comienzan a dibujarse, la ventana de la cocina me pone en contacto con las casas del barrio. Desde mi quinto piso veo otras ventanas amigas. Dentro otras vidas, otras historias. Alegrías y tristezas, como debe ser. El tanque de agua inmenso pintado por Silvano Lora es parte del paisaje, una pena que esté perdiendo sus colores. Silvano era mi amigo, lo quise y admiré siempre, sin querer o queriendo hago una oración por él.

–Silvano, donde quiera que estés, te envío mi abrazo y pido al Dios que no conociste que te haya recibido como te mereces, como una estrella.

Algunos vecinos caminan ejercitándose, ya el café subió y me sirvo una buena taza. Me levanto, abro la puerta de mi apartamento y recojo los periódicos que me han colocado. Voy a mi balcón, los pongo todos sobre la mesita y voy repasando los titulares. La tristeza me amenaza, me hago la ilusión de que en las páginas interiores de alguno encontraré buenas noticias, quizás en deporte o cultura, hay días en que algo sobresaliente me anima en las otras páginas.

Y entonces, sentado leyendo el periódico, por el balcón viene mi invitado de todos los días; le he llamado Arnulfo, por un amigo bohemio a quien siempre recuerdo y quiero aunque pocas veces lo veo. Es un pajarito que ha hecho un nido y lo cuida cariñosamente todos los días. Ya han nacido varios en él y, para sorpresa mía, no se asusta con mi presencia. Me mira, lo miro, mueve su pequeña cabecita diciéndome no sé qué cosa y yo, en silencio, hago lo mismo. Arnulfo tiene compañera y a veces salen los dos y revolotean frente a mí, como si quisieran que yo supiera que están agradecidos por dejarles vivir en mi casa. Mi esposa ha comprado matas y el balcón está más florecido, les ha hecho un escenario para que sean felices. Leo despacio los periódicos, ya el sol está en pleno apogeo y la calle inundada de ruidos. Arnulfo y Regina, así se llama su compañera, han desaparecido. El nido se mueve un poco. Me levanto y voy a bañarme y vestirme para enfrentarme al mundo. Ensayo mi mejor sonrisa.

Ilustración: Ramón L. Sandoval.

TEMAS -