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Mesas en el cielo

Este año la fiesta pro fondos de la Fundación Escuelita Rayito de Sol tendrá características galácticas...

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Mesas en el cielo
Estoy organizando las estrellas, la osa polar tiene doce vacantes a su alrededor. (ILUSTRACIÓN: LUIGGY MORALES)

Cada primer sábado de diciembre hacemos la fiesta pro fondos de la Fundación Escuelita Rayito de Sol. Desde que se acerca fin de año Jacinta Torres, su directora, y yo nos reunimos y comenzamos a planificar, luego se van sumando otros y el evento comienza a concretarse.

-Freddy -me comenta Jacinta con su cara sonriente- son alrededor de 400 niños que me motivan, no puedo descansar. Y, dicho y hecho, no solamente envía las cartas vendiendo las mesas de la fiesta sino que les da seguimiento hasta completar la cantidad esperada. Es un evento que cuesta sudor y lágrimas, desde cubrir un lago con madera hasta llenar de luces el escenario, buscar orquesta, convocar camareros de prestigio para que atiendan y un montón de detalles para que el que asista se sienta feliz con su donación. El año pasado superamos la meta y se vendieron 110 mesas. Nada alegra más a Jacinta y su bello equipo cuando se van superando las metas y ella logra aumentar el presupuesto para atender a tantos niños, muchos de ellos abandonados a su suerte, otros especiales que nadie quiere, otros supervivientes de la calle, una población de angelitos maltratados.

Hoy recibí su llamada con cierto tono de preocupación. Jacinta es una mujer de fe, el evento es al aire libre pero ella no le teme a la lluvia, cada año se nubla el cielo y amenaza con dañarnos el evento; pero ella y su grupo en oración reclaman, ya ni piden, a nuestro Dios que nos bendiga antes y detenga la lluvia, y lo logra. Muchas veces terminando la fiesta un hermoso aguacero se derrama como aprobando el trabajo realizado, Jacinta lo llama respuesta de su Creador.

-¿Y qué haremos este año? La pandemia impide fiestas.

- Nada que temer. Este año, la fiesta será en el cielo y venderemos allí las mesas.

- No te entiendo Freddy.

- Haremos las cartas, las mesas estarán instaladas en el cielo, algunas más cerca del Padre que otras, pero todas en su territorio. Las personas de fe entenderán. No hay que dar muchas explicaciones. Yo me encargo de manejar las galaxias, algunas estrellas ya están comprometidas, pero me quedan 8 planetas disponibles y uno que otro agujero negro para aquel que quiera divertirse de verdad, uno nunca sabe lo que puede encontrar allí. Se compra una mesa y con el dinero que se aporta esos angelitos que tú recoges de la calle y que no tienen donde comer ni dónde ir, podrán tener garantizado su año como siempre. ¡Qué mejor inversión! ¡Y además una mesa en el cielo, qué prestigio hermana! Numéralas ya y, según las vayas vendiendo, así estarán ubicadas, algunas estarán cerca de las grandes nubes, otras acompañarán los atardeceres, otras quizás cerca de la luna o el sol; todo depende, podemos aceptar peticiones, y sabrán que seguro serán Ángeles quienes les atiendan. Jamás olvides que quien compra una mesa tiene garantizado ese paraíso. Dios es demasiado justo y misericordioso y ve esa mano tendida a esos niños, muchos que ni siquiera han conocido a sus padres, otros que nacieron enfermos, otros que morirán de abandono... OLVÍDATE, sal a vender, que esas mesas están garantizadas y si alguno duda dile que me llamen. Estoy organizando las estrellas, la osa polar tiene doce vacantes a su alrededor, Júpiter está de moda y me dicen que Mercurio arde en emociones.

Este año será la mejor fiesta, además, el que compre hará el mejor negocio, crea o no, el cielo es la morada definitiva. La eternidad es el destino de todos, tener una mesa allá es un lujo te lo prometo.

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Freddy Ginebra Giudicelli es un contador de anécdotas cuyo mayor deseo es contagiar su alegría y llenar de esperanza a todos aquellos que leen sus entrañables historias.