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¿Cuánta vida te está costando tu sueldo?

“No creo en aquello de tiempo de calidad; mi dogma es: lograr todo el tiempo de calidad posible”

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¿Cuánta vida te está costando tu sueldo?

Quizá llegan momentos filosóficos de hacer cálculos de vida más que de dinero. Mi amiga Ana María me puso a pensar cuando me sugirió este tema para plasmar mi punto de vista.

Es sabido por mis lectores que le doy más importancia a la vida que al ingreso. No es que no sea importante, sino que muchas veces no ponemos en una balanza lo que estamos ofertando a cambio de un sueldo.

¿Cuánto estamos dispuestos a poner de nuestra vida por cada porción de dinero que queremos recibir? El ejercicio puede ser interesante para los que quieren seguir creciendo y para los que desean cambiar de trabajo. O quizá para los que ganan suficiente y aún no se han dado cuenta. Nuestra vida tiene variables que entregamos a cambio de dinero. Vamos por partes:

La familia chiquita. Me refiero al núcleo familiar estrecho, el hogar propio. Entran muchas variables a tomar en cuenta, como el tiempo y las relaciones. Lo más importante es determinar cuánto de esa vida estoy intercambiando para obtener cuánto dinero. ¿Daría más de esa vida para obtener un dinero que convierto en qué? Quizá ni sé lo que compro con el pedazo de vida que estoy dejando de vivir.

Yo. Aunque parezca extraño una de las partes más olvidadas al momento de valorar la vida es esa persona que vemos todos los días en el espejo. ¿Ha pensado en su salud? Es un simple ejemplo. Veo que muchas personas no se hacen chequeos médicos preventivos por falta de tiempo ya que el trabajo no los deja (bueno, es lo que me dicen). Hacer el deporte que les gusta es muy difícil, tenemos que trabajar tanto que no nos queda un momento para eso. Y así puedo enumerar varias acciones más que no hacemos ni disfrutamos porque cambiamos el tiempo que teníamos para ellas por un mayor ingreso para “vivir mejor”. Nos convertimos en alguien que no somos y que quizá ni queremos ser.

El crecimiento real. En lo intelectual o lo que deseemos. No leemos por falta de tiempo, etc. No somos por falta de ser quien deseamos ser.

El segundo yo. Hablemos del estrés comprado. No aprendemos a vivir con él, es un gran amigo que nos ayuda a pelear (hoy en el sentido de trabajar atentos y con bríos), pero que también se genera en cada rincón de nuestro día a día.

Las preguntas podrían ser: ¿estoy dispuesto a reducir mis ingresos a cambio de más vida? ¿Tengo vida que aún puedo intercambiar por dinero que me dé más calidad de vida? ¿Por cuánto tiempo quiero intercambiar una porción extra de vida por una porción extra de ingreso?

Un automóvil costoso pagado en cuotas durante cinco años es uno de los mejores ejemplos de nuestras adquisiciones que hacemos a cambio de la vida que dejamos de vivir. Pensemos mejor en convertir lo ganado en verdadera calidad de vida.

Para mí lo más importante de todo es estar plenamente consciente del equilibrio que quiero lograr en cada época de mi vida. La ecuación creo que no es difícil; siempre que el ingreso me traiga mejor vida el total será a mi favor.

AVISO. Ya está en las librerías el tercer compendio de mis artículos de esta columna: “53 Recetas Financieras”. Más detalles en www.DiegoSosa.Info/Tienda.