Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
columnistas

No todo éxito es realización

“Da una satisfacción más extensa disfrutar el trayecto y no solo alcanzar la meta”

Expandir imagen
No todo éxito es realización

En la vida nos acostumbramos a buscar el éxito. La pregunta es: ¿Nos sentimos realizados al alcanzarlo?

Éxito y realización no es lo mismo, ni siempre andan juntos. Nuestro cerebro está condicionado para conseguir la autorrealización como uno de sus mayores logros. Es una necesidad del humano y nos guía de principio a fin. El éxito nos lleva a ella y por eso muchas veces somos guiados por tan buen amigo.

Tener éxito es realizar algo que queremos, aunque también es hacer cosas que otros consideran como exitoso. ¿Cuántas personas sabemos que estudiaron alguna carrera solo por satisfacer a alguien? Los padres queremos que nuestros hijos sean exitosos, por ejemplo. Los programamos para un éxito que es nuestro, y en muchos casos, de los cánones de la sociedad.

Yo sé, conocemos lo que es mejor para nuestros descendientes. Al mismo tiempo sabemos que ellos cuando son muy jóvenes no pueden discernir en lo que más les conviene. Es el momento de ayudarlos a realizar su éxito. Pero, ¿será también para su satisfacción?

Y nosotros, ¿hicimos lo que nos satisface? Si nuestros padres nos motivaron, por no decir obligaron, a estudiar una carrera, ¿le estamos sacando satisfacción a la misma?

Estudiamos, como un ejemplo de la realización y el éxito, para conseguir ingresos suficientes para vivir bien. Recuerdo un lector que me escribió en respuesta a un artículo que publiqué sobre pasarla bien en el trabajo o buscar otro; me decía que con cuarenta años sufriendo en su empleo no lo iba a cambiar.

Graduarnos de una carrera, hacer alguna buena adquisición (como un buen vehículo o un añorado viaje) son éxitos que tenemos en la vida. Los trabajamos, los perseguimos y los recibimos. Nada mejor para sentir la satisfacción de haberlos alcanzado. ¿Disfrutamos el camino? Esa sería mi gran pregunta.

Cuando caminamos a algo y pensamos que es un sacrificio para poder obtener la recompensa, nos pasamos más tiempo “sacrificándonos” que disfrutando.

Siempre pienso en las personas que cocinan para comer. Desde el día anterior están pensando lo que harán. En ocasiones terminan el desayuno y se involucran con la preparación del almuerzo. Desde buscar en el refrigerador, ir a comprar, comenzar a cortar parte de los ingredientes, etc. No hablo de los que no les gusta, de los que pueden hacerlo de otra forma o dejárselo a alguien, sino de los demás, de aquellos que tienen que hacerlo como parte de sus obligaciones, de los que invitan a gente a comer, de los que quieren agradarle a su familia.

Como soy un cocinero empedernido encontré formas de sentir el camino de la preparación de los alimentos como una satisfacción. No es mi trabajo ni estoy obligado... me encanta, así como adoro ver la cara de los que disfrutan lo que preparo. Puedo decir que lo que más me gusta es sentir el disfrute de lo que realicé. Aunque sea para mí, cocino lo que yo decido que quiero comer y a mis hijos les encanta que les cocine.

Mi trabajo podría ser tedioso, desde escribir o filmar durante horas. Algunos podrían decir que estoy obligado a estar inspirado. Viajar y presentarme cada día ante personas diferentes, viviendo en hoteles y comiendo a deshoras. Disfruto ese camino. El día que deje de disfrutarlo no me sentiré autorrealizado. Será el momento de desarrollar otra función en esta vida.