Posponer el pago de deudas no es de sabios

La bola de nieve es famosa porque mientras más rueda más crece. El caso de las deudas es muy parecido.
Los intereses y la mala fama crediticia se agrandan a cada minuto si no pagamos. Pensar que desaparecerán, que no me causarán estrés o daños colaterales es una utopía. La mayoría de las deudas ni al morir se borran.
Existen personas que no están claras en la forma de afrontar las deudas, otras piensan que no pueden hacerles frente, mientras algunas están convencidas de que no es necesario ocuparse de ellas. Quizá todos tienen razón dentro de su filosofía de vida, pero debemos estar conscientes de las consecuencias de no hacernos cargo de ellas, de la responsabilidad asumida.
Clasifico las deudas en tres tipos, ya escribí por extenso al respecto en una columna anterior: Las deudas que ponemos a producir [las inteligentes], las que cubren lujos y necesidades que no planificamos con anticipación [las tontas] y las que nos evitan un pago y al final nos quedamos con el bien, como una vivienda [las superinteligentes].
Solo quiero que se concentre en salir rápido de las tontas [Mi método para salir de las deudas está en un video en www.ClinicaDelBolsillo.com ]; las inteligentes están produciendo y las superinteligentes desaparecen poco a poco.
Las consecuencias de no hacerse cargo de las deudas tontas son varias y de diversa peligrosidad:
Pérdida de poder adquisitivo: Utilizar el dinero ajeno tiene un costo diario. Dependiendo del producto y a quién se lo tome será el costo. Quizá a un familiar no le tenga que pagar intereses, a una institución bancaria o a un prestamista sí. Al atrasarse en el pago de su tarjeta de crédito tendrá que utilizar dinero extra para pagar lo que ya consumió, o sea, está pagando más por lo mismo, y hasta que no salde la cuenta, los productos que compró le están saliendo más caros. Los préstamos tienen un interés más bajo que el instrumento mencionado anteriormente, pero sigue siendo una forma de encarecer la compra.
Cuando usamos nuestros ingresos para pagar intereses perdemos la oportunidad de utilizarlos para conseguir nuevos bienes y servicios, por lo que de inmediato perdemos poder de compra. Aunque ganamos igual, no podemos adquirir lo mismo.Deterioro de la reputación: El que empuja la deuda tomando más deuda está marcando su camino, muestra su incapacidad de hacerse cargo del compromiso y su filosofía de posponer. No todos son capaces de ingresar cada año más dinero, nos convertimos en un peligro a futuro. Y están los que dejan de pagar y tiñen el camino. Por otro lado, aunque cuando debemos y pagamos nuestra imagen crediticia aparenta bien, quien da crédito prefiere prestar a personas que no tengan demasiadas deudas. Atrasarnos o aumentar nuestras obligaciones en demasía suele ser mal visto por los observadores de credibilidad financiera. Las tendencias quedan registradas y los analistas reciben alarmas que les harán tomar decisiones adversas a nuestros deseos de financiarnos.
Incremento del estrés: La salud sufre por causa de las hormonas del estrés. Perdemos sueño, nuestra masa corporal cambia y la calidad de vida se deteriora.
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Diego Sosa
Diego Sosa