¿Por qué estamos gordos?

SANTO DOMINGO. Dicen los científicos que hay una epidemia global de gordura. Cifras alarmantes de cómo se ha perdido el control de la balanza y miles de personas, todos los años, engrosan las estadísticas sufriendo de una serie de padecimientos crónicos resultado del sobrepeso y la obesidad.

Esto ocurre paralelamente a otros fenómenos igualmente sorprendentes: nunca como ahora ha habido tanta conciencia de lo “fit”: los gimnasios no cierran, ni dan abasto, la comida “light” se ha convertido en un negocio multi billonario, al mismo tiempo que media Humanidad muere de hambre, literalmente, frente a nuestros ojos. Como para pensarlo.

El otro día conversaba con mi hija mayor, ahora en la universidad, sobre las opciones que tenía disponibles para el almuerzo. Cuando iba por la tercera tarde de pizza y la segunda merienda de empanadas, la interrumpí para preguntarle en muy mal tono si se estaba volviendo loca. ¿O es que no había aprendido nada de tanto escucharme? Su lógica fue pura matemática: la comida chatarra, la de grasa con harina, es mucho más barata, comparada con las opciones que pudieran considerarse “saludables”, o menos malas.

Y me dio cifras. Alrededor de su universidad, dos pedazos de pizza con un vaso de refresco de doce onzas salen a RD$100. Un combo de empanada con refrescos, RD$65. Ahora bien, una ensalada César con pollo, sin el refresco, sale a RD$130, y un wrap se consigue en RD$150, la unidad. El plato del día más económico, sin bebidas, sale alrededor de RD$165. Me tuve que callar la boca, y ofrecerle que llevara un “calentao” de la casa.

Mi hija menor, en bachillerato, sufre un dilema similar. Cuando se tiene que quedar en la tarde para una de sus materias complementarias, tiene a mano algunas opciones. El plato del día es a RD$160, mientras que una hamburguesa sale a RD$100, sin queso y a RD$120, con queso. Por una ensalada César tiene que pagar RD$125. Los jugos naturales salen a RD$35 el vaso, mientras que una botella de refresco de 16 onzas está a RD$25. Ella me razona que si quiere ahorrar de su semanal, prefiere comer dos pastelitos con refresco que le salen por RD$85, y la llenan igual.

Y ahí es que está el problema. Estamos comiendo para “llenarnos” la barriga, no para alimentarnos.

Comer como Dios manda sale demasiado caro, por lo menos en este país. Y eso lo vemos cada vez más frecuentemente en la composición de nuestro plato “bandera”: cada vez más cantidad de arroz, menos habichuelas, y hemos sustituido las proteínas por mayor cantidad de carbohidratos (como espaguetis u otras pastas), o por cortes de carne con alto contenido graso, porque lo importante es sentirnos satisfechos y energizados para seguir.

Estamos cada vez más gordos, pero mal nutridos, y eso nos va a llevar a una situación de emergencia de salud pública.

Diario Libre

Himilce A. Tejada