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10 películas para ablandar a los Grinch de San Valentín

Producciones audiovisuales que a ustedes, Cupid haters, ‘grinchones’, van a tocarles un poquito el corazón

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10 películas para ablandar a los Grinch de San Valentín

Sí, San Valentín no es un día, San Valentín debe durar 365 (366 en los años olímpicos y bisiestos). Sí, el comercio se ha apropiado de la fecha (como de tantas otras) para que usted compre de todo con tal de no quedar mal, y sí, usted es libre de inventar su San Valentín sin caer en imposiciones de nadie. Porque sí, óigame, tiene derecho a no amar el día del amor; ahí volvemos a lo de los 365 días. Por otro lado, la vida es terriblemente corta y desperdiciar la posibilidad de alegrar la cara del ser amado con cualquier excusa es una lástima. ¿Flores, cena, viaje, espectáculo? Maravilloso.

¿Una fría con tostones en la terraza? Suena bien. ¿Disfrazarse de los autómatas de Kraftwerk en ‘We are the robots’ y escuchar sonidos industriales en pose hierática durante seis horas a la luz de un foquito? Oigan, los caminos de la felicidad son infinitos. ¿No tiene usted valentinaje? Mírese al espejo y tírese un beso. Quererse a uno está infravalorado, que diría el Lamarche de Ciudad Nueva en el mundo paralelo de su distopía personal.

Lo de aquí hoy es un esfuerzo personal por identificar diez producciones audiovisuales que a ustedes, Cupid haters, ‘grinchones’ en ejercicio desde el 24 de diciembre hasta el 14 de febrero, puedan tocarles un poquito el corazón. Van ordenadas cronológicamente, que lo de hablar de mejor película es un error seguro, por la extrema subjetividad que implica ese ejercicio.

1. ‘Some like it hot’ (1959), de Billy Wilder. Una historia de amor, de principio a fin. Amor propio, ‘amour fou’, amor inalcanzable, falso amor, amor verdadero. Todo aquel que lee estas líneas debiera haberla visto ya, pero es igualmente de ley evitar los ‘spoilers’, así que me limitaré a repetir como un mantra esta frase: ‘nadie es perfecto’.

2. ‘The Princess Bride’ (1987), de Rob Reiner. La fábula perfecta. Guiños a todas las edades, humor soterrado y explícito, ruptura de esquemas, drama, duelos a espada y Peter Falk como narrador omnisciente. Una historia de amor mayúscula, que sublima la idea del deseo: el deseo del otro que trae la felicidad.

3. ‘Three colors: Red’ (1994), de Krysztof Kieslowski. La trilogía colorista del malogrado cineasta polaco es una maravilla, pero quizá la encarnada es la que más lejos llega en la maravilla de la creación fílmica. Inmenso Jean-Louis Trintignant, sensacional Irene Jacob y una música que se aloja en el corazón para siempre.

 

4. ‘La boda de mi mejor amigo’ (1997), de PJ Hogan. Julia Roberts y esa inacabable sonrisa, en el pico de su fama como actriz. Aquí entra en juego otro pequeño drama, resumido en el famoso dicho del perro del hortelano, que ni come ni deja comer. El triángulo amoroso en su más almibarada (y cruel) versión imaginable.

5. ‘Los amantes del círculo polar’ (1998) de Julio Medem. La deslocalización, el reencuentro, el deje fatalista que tiñe una situación idílica, guion templado, dos interpretaciones profundas y una dirección magistral. Y la música, claro. A Najwa la vemos ahora como presidiaria en ‘Vis a Vis’ o detective en "La casa de papel"; hace veinte años, su mirada ya hablaba en mil lenguas.

6. ‘Love actually’ (2003), de Richard Curtis. Esa sí que la conoce hasta el eremita que vive en la cueva de la playa que está más allá de donde Juanico perdió la chancleta. Y sigue todos los patrones de las comedias románticas, a la par que sortea hábilmente sus rasgos más irritantes. Algo tienen las historias corales cuando están bien contadas.

7. ‘Once’ (2007), de John Carney. Un ‘busker’ que toca en las calles de Dublín y una inmigrante que vende flores. La música los une, y los avatares de la vida complican las cosas de una manera tan natural como creíble; al final, el destino marca su ley, cosa que no siempre significa lo que ustedes están pensando ahora. No piensen. Véanla

8. ‘El secreto de sus ojos’ (2009), de Juan José Campanella. Quizá la cumbre de esa sociedad panargentina entre el director y sus dos protagonistas, Soledad Villamil y Ricardo Darín. La belleza desde la tristeza o el toma y daca de la alegría. Impresionantes caracterizaciones, sensacionales secundarios, Francella el llenapantallas...

9. ‘Up’ (2009), de Pete Docter y Bob Peterson. Entra en este listado por una secuencia de su inicio, probablemente insuperable, pero la película entera es un dechado de amor a la vida. De hecho, quizá sea una de las películas más hermosas que se han hecho jamás. Animación en la más polisémica de las acepciones.

10. ‘Los seductores’ (L’arnacoeur) (2010), de Pascal Chaumeil. El talento de Romain Duris sostiene este filme de hechuras tragicómicas que, a pesar de su liviano engranaje, entretiene y hace pensar. ¿Es el amor un bien de consumo, un juego de habilidades, una maldición, un regalo? ¿Se persigue, llega de pronto? ¿Cómo hacer que se quede a desayunar?

La ñapa:

11. ‘Picnic At Hanging Rock’ (1975), de Peter Weir. Está en la lista como un guiño malvado, porque de San Valentín solo tiene el día en el que se desarrolla inicialmente la trama. Toda una película de culto en Australia y un verdadero misterio para su legión de seguidores. El año pasado se aireó una teleserie sobre esta trama, protagonizada por Natalie Dormer -‘Game of Trones'-.

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