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Alerta roja: señales de que tu relación de pareja no va a funcionar

¿Para qué se supone que es el noviazgo? ¿No es para conocer a la otra persona y decidir con qué podrías vivir o no, en caso de formalizar la relación y vivir juntos?

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Alerta roja: señales de que tu relación de pareja no va a funcionar
Hay alertas durante la etapa inicial de la relación que podrían significar muchos dolores de cabeza después. (SHUTTERSTOCK)

Uno de estos viernes, luego de que nos levantaron el toque de queda en Santo Domingo, estuvimos mi esposo y yo con otras parejas en una cena. El ambiente esa noche en el pequeño restaurante era de libertad, felicidad, intimidad y camaradería. Ese casi imperceptible, pero gran detalle, unido a las copas de vino, que fluían como si fuera agua, resultó en varios temas de conversación con una apertura algo desacostumbrada. Pasamos de hablar del clima a los pormenores de la vida en pareja.

El tema giró en torno a la gran pregunta: ¿realmente los polos opuestos se atraen?

Surgió de repente, cuando uno de mis amigos dijo que él y su esposa eran como el agua y el aceite, “incluso para escuchar música”. Ella oye merengue típico o “denbow”. Él escucha a Soda Stereo, La Ley, Mecano, Los Fabulosos Cadillacs, Enanitos Verdes. Ella dice que escuchar más de una canción de rock en español es un suplicio y que no sabía cómo iban a estar cinco horas en carretera, en un viaje que se aproximaba. Me la imaginé tirándose del carro “literalmente”.

Pero, entonces, me hice otras interrogantes mientras los escuchaba. ¿Para qué se supone que es el noviazgo? ¿No es para conocer a la otra persona y decidir con qué podrías vivir o no, en caso de formalizar la relación y vivir juntos?

¿Es posible que muchas veces, o casi siempre, escojamos la ceguera durante esos primeros meses en una relación (ceguera en la etapa del enamoramiento) para no ver esas cosas que nos molestan poco y que luego nos molestan demasiado?

¿Se convierte la otra persona temporalmente en una versión ideal que luego por naturaleza se va diluyendo?

Nada “mindful” yo, mi mente voló al pasado, la conversación se puso en “mute” y me vi veinticinco, veinte, cinco años, atrás, así en ese orden, mientras salía con alguien y mi señal de las conocidas alertas rojas estuvo prácticamente apagada. Tuve muchas señales de que con ese no era la cosa, pero nunca les hice caso. Es más, yo ni sabía que había “red flags” o banderas rojas, hasta que lo leí no hace tanto.

En mi ignorancia, durante el mismo inicio de esta relación, mi segunda formal, lo que hice fue sostener una conversación muy seria sobre lo que yo “no” quería, porque lo había experimentado y me había dolido mucho.

Uno: “No hay espectros de infidelidad” le dije. “Un mensaje de texto subido de tono es tan grave como sexo con otra persona”. También fui muy específica en que no quería discusiones con gritos o insultos. “Hay muchas formas de pedir lo que quieres y necesitas sin llegar a faltarme el respeto”. Y, por último, que habláramos de todo, hasta de lo desagradable. “Si hay algo que te molesta de mí, por favor dímelo, para buscarle la vuelta. No esperes a que la situación escale a un punto de no retorno”.

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Infografía
"“Las relaciones son complicadas, por lo que tiene sentido que se pasen por alto algunos de los llamados factores decisivos, pero algunas peculiaridades son banderas rojas tan brillantes que simplemente deben reconocerse” "Ericarol Carlo,mentora en mindfulness

Entre lectura y lectura, porque me puse en modo investigativo, aquí te comparto algunas de las alertas más comunes durante la etapa inicial de la relación que podrían significar muchos dolores de cabeza después:

Sobre mis compañeros de mesa esa noche pude concluir que sus diferencias y quejas no eran sinónimo de fracaso, porque ninguna relación es de color rosa. Ellos me comentan, casi en modo acusador, que mi relación es perfecta, pero ¡no es así! Justo esa noche, por suerte o coincidencia, no tocamos esos puntos que me molestan de mi esposo o que a él le molestan de mí y que estamos constantemente discutiendo y solucionando. Aquellas anécdotas que relataron tenían que ver con asuntos en los que él y yo nos llevamos muy bien. Como la música o ir de tiendas. Mi compañero tiene la admirable paciencia de esperarme cuando me mido ropa en todas las tiendas, aunque no escoja nada.

Ahora, si hubieran hablado del tema de cómo conducen, en medio del horrible tráfico citadino en el Distrito Nacional, la historia hubiera sido diferente. Lo curioso es que recién empezaba a salir con mi esposo, le dije: “Contigo me siento segura en el asiento del copiloto”. ¡Eso fue absoluta ceguera de la etapa del enamoramiento! Mi marido, al igual que muchos de los conductores dominicanos, se transforma en un desconocido cuando se sienta al volante. Pero eso no es una bandera roja, sino un factor decisivo. Es importante saber la diferencia. ¿Puedo vivir con el “Cookie Monster” de las calles? Por ahora sí. ¿Puede mi esposo vivir con una mujer que se mide quince pares de “jeans” en cada tienda y no escoge ninguno? Por ahora, creo que sí. Déjame preguntarle, para estar segura. Vengo ahora... ¡Te abrazo en atención plena!

La autora es mentora de mindfulness de líderes y emprendedores

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Es mentora de mindfulness de líderes y emprendedores.