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Atrapados en la red

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Atrapados en la red

Las formas de violencia evolucionan. Usan la tecnología como puente y se sirven de las redes sociales para “viralizarse”. Es una avalancha, cada vez más grande y peligrosa, que amenaza con arrastrar al grupo social más vulnerable: los niños y adolescentes.

No hay nada nuevo en los conflictos violentos que se dan entre los estudiantes. Han existido siempre. Lo que sucede es que se han viralizado con el auge de las redes sociales, logrando un alcance que antes no tenían. El video de unos niños que se pelean en la escuela circula como el pan caliente que se vende en las mañanas, y hay detrás más morbo que ganas de crear conciencia.

Pero hay algo más allá de ese tipo de violencia, incluso del acoso o bullying, que también utiliza internet como canal para propagarse. Se trata del ciberacoso, que no es más que el maltrato que no necesita de un contacto físico directo porque su alcance es esencialmente psicológico.

Así lo describe la educadora María Angélica Alonso Pellerano, haciendo referencia a que el acosador se vale de espiar a su víctima para, desde el anonimato, tramar el ataque en su contra con argumentos inventados, o verdades que exagera o manipula a su antojo. Por lo general, son personas de un perfil narcisista que en ocasiones hasta pueden llegar a ser psicópatas.

Cuando las oportunidades también implican riesgos

Así llamó la Escuela de Economía de Londres y el instituto de investigaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), a un estudio realizado con niños sudafricanos para medir la influencia de internet en sus vidas, y su experiencia en línea, tanto las positivas como las negativas.

La investigación arrojó que hay una estrecha relación entre el acoso y la vida cotidiana, y que los niños que han sido víctimas de acoso en su cotidianidad son más vulnerables a serlo también en el espacio cibernético. De hecho, “ambos impiden un acceso igualitario a la educación y actúan contra la creación de entornos de aprendizaje inclusivos, protegidos y no violentos para todos los niños y adolescentes” (meta 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ONU).

“En lo que se refiere al ciberacoso, la mayoría de los niños y adolescentes padecieron esta experiencia vía de alguna red social (el 28.3%) o mediante mensajes instantáneos (el 20.2%). Las niñas (el 23.9%) tienen mayores probabilidades de padecer ciberacoso que los niños (el 20.2%). Los niños entre 15 y 17 años de edad (el 25.5%) corren mayor riesgo de verse acosados que aquellos entre 9 y 11 años de edad (20.5%), lo que sugiere que, mientras más crecen, mayores son también las probabilidades de estar expuestos a riesgos vinculados con el ciberacoso”, revela el documento.

Los niños suelen quedarse callados ante el acoso. Según la investigación solo el 11% acudió a un docente para hablar de lo que le había sucedido en la red. Por dichos resultados advierten a los maestros para que estén más interesados en brindar apoyo a las posibles víctimas de ciberacoso.

La Unesco, en su reciente campaña mundial contra el ciberacoso (Londres, marzo 2017), destacó que el sector de la educación nacional necesita involucrarse más en este aspecto, ya que, de los usuarios digitales entrevistados para un estudio, un 62% no sabían o no estaban seguros de a dónde dirigirse para encontrar ayuda cuando eran víctimas de un ciberacoso.

Durante el encuentro, los participantes coincidieron en que, aunque el énfasis de la campaña contra el cyberbullying debe centrarse en los niños y los jóvenes, de la misma forma hay que “aumentar el compromiso y el apoyo a los adultos, entre los que figuran los padres, los docentes, los administradores del sector educativo, los líderes juveniles, los orientadores, los profesionales de la salud, entre otros”.

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Infografía

Qué deben hacer los padres

Esta no es una tarea que solo le corresponde al profesional de las aulas. También los padres deben estar pendientes de lo que sucede con sus hijos; ser cada vez más conscientes de este cambio en las formas de abuso, pues como indica el texto Infinite Ripple - The Social Media Revolution, el acoso es cada vez más electrónico y quizá por eso para los profesores es más difícil presenciarlo y controlarlo.

Casi como si fuera un mandato, el irlandés Glenn Mehta, experto en tecnología y computación, advierte que “los padres necesitan educarse a sí mismos sobre el Cyberbullying”, y además deben tener más control del tiempo que pasan sus hijos frente a un dispositivo electrónico.

Con esa postura coincide la educadora María Angélica Alonso Pellerano. “Los padres deben estar preparados”. ¿Por qué? Porque además de padres, también son sus protectores. Esto lo recuerda el libro When your child is being bullied (cuando tu hijo está siendo acosado). Pero esto no significa que se conviertan en sus espías. “No se trata de espiar sino de protegerlos. Si lo haces, estarás revisando sus cuentas sin su permiso. Recomendamos que ellos estén al tanto de lo que sucede, que seas honesto, confiable y tranquilizarlo”.

Algunos de los consejos que sugiere el texto escrito por J. E. DiMarco, M. K. Newman, para prevenir el acoso, son:

• Pedirles acceso a sus cuentas, mensajes de texto, computador... Deben estar al tanto de que monitoreas sus actividades en línea.

• Que no existan claves secretas entre ustedes.

• Que tu hijo entienda que las páginas o cuentas falsas no serán toleradas.

• Hacerle caer en la cuenta de que lo que comparte, fotos y mensajes, queda guardado para siempre en internet, incluso si son borrados.

• Adviérteles lo que podría sucederles, los peligros que se corren en las redes y a través de los dispositivos electrónicos.

• Si es necesario, dale algunos ejemplos. Ayúdalos a entender la importancia de manejarse correctamente y con amabilidad en línea.

• Dile que no se deje tomar fotos por personas que no conoce.

• Asegura que nunca comparta sus claves o informaciones de cuenta con nadie que no seas tú.

• Pídele que reporte el acoso en línea a la página de la que proviene o háganlo ustedes si fueron testigos.

• Empoderar a sus hijos para que sean buenos prestando atención a lo que sucede.

• Hagan un acuerdo en el que se comprometan a no dejar usar sus teléfonos o computadoras sin su supervisión.

• Desarrollen un criterio de quien y quien no es amigo en las redes.

• Sé honesto con tus hijos y diles que confías en ellos.

• Si notas un caso de acoso, mantén la calma. Detenlo de manera comprensiva y lo más pronto posible.

El acoso ahora te persigue a todas partes

No termina cuando sale del colegio, ni los fines de semana. Le persigue a la casa, a sus clases de inglés, natación o ballet en las tardes. Mientras intenta hacer la tarea, juega o ve televisión. No le deja dormir porque se encuentra en todas partes. “Por eso el ciberacoso es cada vez más preocupante”, advierte la especialista María Angélica Alonso y dice algo mucho más serio: “Todo lo que pasa en la vida real pasa a lo virtual. No tienen escapatoria”.

Dondequiera que el niño o adolescente esté conectado, estará presente su molestia. Es más, señala el texto Infinite Ripple - The Social Media Revolution que, por la naturaleza pública del social media, algunos de los comentarios podrían ser visibles entre sus amigos, lo que podría ser devastador para la víctima.

Cómo enfrentarlo

Lía Biaggi sugiere a los padres de víctimas de acoso que lo primero que deben hacer es hablar con su hijo o hija, para que juntos elaboren un plan sobre cómo quieren que sea manejado el caso y estimularlo a decirlo a las autoridades del colegio (si este fuera el caso). “Muchas veces, los padres toman acción por su cuenta, y esto puede intensificar la situación. Por lo que lo fundamental es que el chic@ decida si necesita o no la ayuda de sus padres, y estos respetar su decisión, pero a su vez darle seguimiento cercano de cómo van las cosas”, concluye la especialista.

¿Quiénes son los más afectados?

Una investigación realizada en el 2016 por Microsoft revela que los jóvenes corren más riesgo de experimentar la violencia en línea que los adultos, porque éstos tienen más niveles de interacción en línea. Por esa misma razón, también están más expuestos al “trolling” (mensajes deliberadamente provocativos en un conjunto de noticias o tablero de mensajes con la intención de provocar molestias y discrepancias), al acoso y a sufrir perjuicios sociales y académicos.

También hay datos por género. “Mientras los niños son más propensos que las niñas a sufrir comportamientos digitales incívicos; las niñas lo son a perder confianza tanto en línea como fuera del ámbito virtual, así como a padecer problemas de salud como el estrés y trastornos del sueño”.

Protección legal en el país

Que no haya una presencia física lo hace difícil de detectar, pero no imposible. Hay organismos que pueden ayudarte a localizar a los autores de acoso cibernético. Uno de ellos es el Departamento de Investigaciones de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (DICAT). Esta institución subordinada a la Dirección Central de Investigaciones Criminales(DICRIM) de la Policía Nacional Dominicana, tiene a su cargo el apoyo a las investigaciones de casos y el sometimiento a la justicia de crímenes relacionados a la ley 53-07, sobre crímenes y delitos de alta tecnología.

Para contactarlos puedes llamar al teléfono 809-688-6623, o ubicarlos en la Avenida Leopoldo Navarro #402, de Santo Domingo.

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Infografía

¿Cambios en la conducta de su hijo?

Preste atención, puede ser víctima de abuso o acoso psicológico. La especialista Lía Biaggi comparte cuáles son esos rasgos conductuales que se alteran:

• Busca excusas constantes para no ir al colegio, ya sea malestares físicos, emocionales o inventarse que no hay clases.

• Mostrar un cambio en su estado de ánimo general, mostrando conductas de tristeza, mal humor, aislamiento.

• Conectarse a las redes sociales le genera ansiedad o rechaza abiertamente hacerlo, cuando antes no lo hacía.

• Presenta pesadillas.

• Cambios en sus hábitos alimenticios, como comer más o menos de lo acostumbrado.

• En el colegio, durante las horas de recreo, se aísla, se queda en el aula o prefiere estar con adultos, como las maestras.

• Baja las calificaciones de manera drástica y sin motivo aparente.

Ponte en su lugar

¿Alguna vez has pensado cómo se siente una persona cuando es acosada? Poner el dedo en la llaga en ocasiones es una acción involuntaria causada por la falta de conocimiento y de empatía. María Angélica nos describe qué experimenta una víctima de acoso: “estrés, humillación, ansiedad, depresión, ira por la impotencia de no poder hacer nada. A veces somatizan (convierten el trastorno psicológico en síntomas físicos), pierden la confianza en sí mismos y en otros, tienen baja autoestima. Al sentirse tan minimizada puede creerse desprotegida, que no tiene quien le defienda, que nadie la puede apoyar. En ocasiones pueden llegar al suicidio”.

¿Se puede controlar lo que hace el niño sin violentar su privacidad?

La psicóloga Lía Biaggi responde: “La supervisión de un adulto es fundamental, ya que a través de las redes no solo hay blancos fáciles de acoso emocional, sino también sexual. Asimismo, están expuestos a mucha información no apta para su edad. No será todos los días, ni se van a leer las conversaciones, pero sí de manera aleatoria revisar con quién habla, qué temas, quiénes son sus amigos y demás. Ya existen múltiples aplicaciones que pueden ayudar a controlar el acceso, la información y hasta qué tipo de fotos reciben sus hijos. Entre ellas: Parenty control, Qustodio y Safekids.

El Plan Internacional desarrollado por la UNESCO estima que unos 246 millones de niños y adolescentes podrían ser víctimas de la violencia dentro y alrededor de sus escuelas, indicando que “afecta desproporcionadamente a las niñas, así como a aquellos que presuntamente no se ajustan a las normas sexuales y de género predominantes”.

María A. Alonso es educadora con una maestría en atención temprana y especialidad en autismo y psicopedagogía. / Lía Biaggi Sangiovanni es psicóloga clínica, especialista en psicoterapia de niños y adolescentes / Fotos: fuente externa.

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