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Cáncer de mama
Cáncer de mama

Cáncer de mama: una enfermedad cada vez más joven

Los síntomas del cáncer de mama resultan en diagnósticos de mujeres cada vez más jóvenes

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Cáncer de mama: una enfermedad cada vez más joven
Cada vez más hay mujeres jóvenes diagnosticadas (SHUTTERSTOCK)

No podemos dejar de insistir, no podemos dejar de hablar. El cáncer de mama sigue cobrándose víctimas y una de las razones es la no detección temprana, y cada vez más hay mujeres jóvenes diagnosticadas. Es octubre, pero este debe ser un tema para todo el año.

“Hablar de cáncer de mama en octubre no es suficiente”. Hace unos dos años, José Ramírez, director del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, se pronunció con estas palabras durante una entrevista que le hicimos justo para este mes de sensibilización sobre el cáncer de mama.

Sus razones se sustentan en cifras: la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) indica que en la Región de las Américas “el cáncer de mama es el más común en mujeres y la segunda causa principal de muerte por cáncer en mujeres. Se estima que más de 462,000 mujeres son diagnosticadas y casi 100,000 mueren por cáncer de mama cada año. Si se mantienen las tendencias actuales, para 2030 aumentará en un 46%”.

Lo preocupante es que cada vez hay más mujeres jóvenes pacientes de cáncer de mama, y eso tiene alcance en las salas de consulta de República Dominicana. “La incidencia del cáncer de mama metastásico en el momento del diagnóstico inicial parece estar aumentando en mujeres menores de 40 años”, indica el médico oncólogo Feliz Ramírez, quien refiere que han notado ese crecimiento de casos en su consulta y destaca una característica preocupante: en comparación con las mujeres mayores (de 65 años o más), las jóvenes (menos de 40 años) se enfrentan a cánceres más agresivos y a tasas de supervivencia más bajas.

Un estudio realizado por la Unidad de Patología Mamaria de la Clínica Universitaria de Navarra, asocia estos casos tempranos a la existencia de cáncer en algún familiar. Con referencia a la agresividad del tumor, la investigación refiere que, en edades tempranas, los tumores crecen “con una mayor velocidad”. Midieron el tiempo de duplicación del tamaño tumoral, y en mujeres mayores de 50 años tardó 157 días, contrario a los 80 días en las más jóvenes.

"“Las mujeres que desarrollan cáncer de mama cuando son relativamente jóvenes enfrentan una variedad de problemas únicos en su etapa de la vida. Las preguntas sobre cómo la enfermedad puede afectar sus carreras, relaciones, funcionamiento sexual y la capacidad de tener y criar hijos a menudo se vuelven apremiantes después de un diagnóstico”. "Doctor Féliz Ramírez

El doctor Ramírez coincide al afirmar que cada vez hay más evidencia de que el cáncer de mama antes de los 40 difiere biológicamente del que enfrentan las mayores de edad. “Debido a que el cáncer de mama ocurre a una tasa mucho más baja entre las mujeres jóvenes que en sus contrapartes mayores, siguen sin representación en los estudios clínicos”.

A pesar de lo incierto que resulta, Ramírez señala algunos de los factores de riesgo que pueden incidir en la aparición de cáncer de mama:

• Ser mujer (aunque hay casos de hombre, su mayor presencia es en la mujer).
• Cumplir años (aumenta con la edad).
• Antecedentes familiares o personales de cáncer de mama.
• Tener ciertos tipos de enfermedad mamaria benigna (no cancerosa).
• Haber recibido radiación en el pecho.
• Haber iniciado el período menstrual antes de los 12 años.


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Lissa Virginia Pérez Gómez

UNA VIDA CON CÁNCER

Justo el día que coordinamos la entrevista es viernes. El lunes próximo recibirá su tercera quimio. Me habla de ello con naturalidad, sonriente, con un ánimo sorprendente. Si no fuera porque su cabeza sin cabello la delata, si cerraras los ojos y solo la escucharas, jurarías que estás con una mujer, además de con muchísima energía, con un chispeante sentido del humor, divertida e inteligente, sana. Y es que Lissa, sin dejar de ser consciente de los riesgos que corre, ha asumido su enfermedad como una lección no como una derrota. Por eso se fue a bailar al día siguiente, como lo hizo también el sábado posterior al enterarse de su diagnóstico, cuando su médico le confirmó que, efectivamente, aquel nombre que “no sonaba bonito”, le dictaría en lo adelante el curso de su vida, ahora con cáncer.

La noticia no le ha cambiado sus planes ni su deseo de vivir. Solo la noche de aquel viernes 24 de julio, luego de llegar de una de sus cátedras universitarias, tras apagarse los ruidos del mundo y encontrarse en silencio en casa, “aterrizó” y empezó a llorar: “Yo creo que ninguna mujer está preparada para la noticia de un cáncer”, me dice. Ello no lo estaba, pero en cuestión de horas logró reponerse. Piensa en su Milagros del Carmen (Milly), su hija de 6 años, en su esposo Roberto... y sabe que tiene que seguir adelante: “el cáncer vino a enseñarme, no a matarme”, dice con una convicción de hierro tan fuerte que parece mover los cimientos del tercer piso donde nos encontramos.

"“Ninguna mujer está preparada para la noticia de un cáncer” "Lissa Virginia Pérez Gómez


LA PRIMERA SEÑAL

Entre septiembre y octubre del 2017, Lissa empezó a sentir dolores punzantes en el pecho, que aparecían y desaparecían por momentos. Pensó que era a causa del estrés, el cansancio y las pocas horas de dormir, provocados por el trabajo que tenía en ese momento. Para julio, una noche después de llegar de clases, se preparó para dormir y recostada junto a su esposo Roberto le comentó que sentía mucho dolor en el pecho y que le halaba. Al tocarse se dio cuenta de que tenía “algo” duro en el seno izquierdo, tan duro como la superficie de una mesa. Su esposo lo corroboró, y Lissa se autoexaminó tal y como había aprendido de las campañas y los médicos. Al día siguiente escribió a su médico, que es además un gran amigo, y fue de emergencia a su consulta por lo que se había encontrado. Para ese día, hace justo un año se había practicado una sonomamografía y todo estaba bien, lo que fuera que tuviera, estaba iniciando. La sonografía que el médico le indicó reflejó que tenía un nódulo en la mama izquierda de forma irregular, un quiste adicional y dos más en la mama derecha, pero éstos últimos no representaban peligro. Para descartar una mastitis, le indicaron un tratamiento con antibióticos, pero no cedió. Procedieron a practicarle una biopsia y el resultado fue inminente: carcinoma ductal infiltrante.

Pero, hay “algo más”. Tras someterse a otros estudios, específicamente una gammagrafía, descubrieron que tenía una lesión blástica en el esternón, y la cuarta y quinta costilla del lado derecho. En palabras llanas: tenía metástasis. Lissa continúa contándome esto tranquila. Habla deprisa, pero claro, muy correcto. Ahora su esposo Roberto, después de convencer a las niñas de que guarden silencio, se sienta con nosotros. Es callado, parece tímido y se nota que la cuida con un amor tierno, no malcriado, más bien de esos que dan seguridad. Ambos son conscientes de que la situación de Lissa es muy particular. Ella es la primera persona de su familia que tiene cáncer. La investigación arroja que, en su caso, su cáncer responde a las hormonas y es sumamente agresivo.

Sorprendentemente, la noticia que más le afectó no fue ésta, sino que, además de tener que extirparse la mama izquierda completa, tenía que practicarse una histerectomía: “mi esposo y yo estábamos preparándonos para tener un hijo el próximo año. Al decirme que ya no podría ser, fue mucho más doloroso que la noticia del cáncer”. Debido a que en los ovarios es donde más se concentra la producción de las hormonas, deben removerlos. No pueden arriesgarse a que le puedan provocar otro cáncer.

Aceptarlo, resignarse, seguir adelante. Esa ha sido la opción y así lo ha hecho. Sus malestares han sido mínimos, me dice. A veces le duele el estómago, la planta de los pies, siente náuseas, le molesta hasta tomar agua “porque siento que me desgarra la garganta”. Las uñas se le ponen moradas, se le caen las pestañas y el pelo (antes de quitárselo todo) sobre la comida. Tampoco no puede estar mucho tiempo de pie porque se cansa: “si antes bailaba cuatro horas, ahora bailo dos”, dice sonriente, y recuerda: “mañana hay que bailar ‘obligao’ porque el lunes hay quimio”, y reímos todos en aquella humilde casa de guerreros.

Lissa dice que el cáncer le ha enseñado a escuchar y hacerle caso a su cuerpo; a no ir por la vida tan rápido. A descansar y comer mejor. Y, aunque sin proponérselo, a inspirar y motivar a través de una cuenta de Instagram que creó, primero, para que quienes decidan apoyarle a través de una recaudación en GoFoundMe que creó su hermana sepan quién es, y segundo, para compartir el día a día de una persona con cáncer: “No busco admiración, ni reconocimiento. Busco compartir una historia para que si a alguien se le esté derrumbando el mundo, sienta que afuera hay alguien que lo puede apoyar. Nunca estás solo”.

“Ahora entiendo por qué se les dice guerreras a las personas que están atravesando por el cáncer”. Su hija al principio le decía que se veía fea y la pintaba con cabello. Ahora le besa la cabeza y la pinta sin pelo o a veces con los gorritos que se pone para calmar el frío.


HAY FUERZA EN LA FAMILIA

Wanda Peña es una joven mujer llena de ilusiones como cualquier otra de su edad. Sin embargo, desde aquel día en que se dio cuenta de que un pezón le sangraba, su vida tiene un matiz diferente. Hace nueve meses, al ver el extraño acontecimiento en su cuerpo no dudó en compartirlo con su familia que, llena de preocupación, no ha escatimado en darle el apoyo emocional y económico desde que llegó el diagnóstico a sus manos. ¿Lo que vino a su mente con la noticia? ¡Wao, mis hijos!, sus dos pequeños por los que no se da el lujo de flaquear.

“Cuando lo supe le dije de forma normal a parte de mis amistades que me habían diagnosticado cáncer de seno, mi familia ya estaba al tanto porque sabían lo del sangrado y solo fue cuestión de que saliera el resultado de la biopsia, que arrojó que estaba en grado 2, pero no estaba avanzando. Con quimio y operación todo saldría bien”.

Para ella la quimioterapia no ha sido lo más difícil sino los efectos secundarios, como las náuseas, sofocamiento, dolor de cabeza, pérdida del pelo y dolores en las uñas. Ya no puede hacer las cosas con la misma rapidez de antes porque le falta el aire, ahora sabe que el cáncer puede estar en tu cuerpo sin dolor, pero por más difícil que parezca y se torne el proceso hay que confiar en Dios “porque para él nada es imposible”.


¡LLORAR MENOS Y REÍR MÁS!

Marisol Barela Amable ya tiene seis años libre de cáncer y lo dice llena de felicidad. Ella aún no olvida el duro proceso por el que pasó cuando por causa de una secreción del seno derecho fue al médico, quien le diagnosticó cáncer de seno en grado 3. Hay que amputarte el seno, le dijo, una noticia difícil para cualquier mujer, pero no tanto como tener que llevar a su segunda niña al psicólogo porque no entendía ni el proceso, ni la enfermedad, ni la situación por la que estaba pasando su madre. Además, había retomado la universidad y, cuando estaba preparando el monográfico, llegó la mala noticia: debía operarse el 15 de junio cuando la graduación era el 22; le comentó a su médico su deseo de ir y le dio la autorización con la advertencia de tener cuidado. De eso se encargaron sus “guardaespaldas”: sus tres hijas, porque su esposo no pudo asistir.

“Después del cáncer empecé a ver la vida diferente, mi esposo y yo aceptamos a Jesús en nuestros corazones y fue algo maravilloso para mí, la vida le cambia a uno y empiezas a reír más, a llorar menos, a dar gracias a Dios por todo”.

Ahora ella se confiesa como una mujer más fuerte, que da más de ella, puede hablar libremente de su proceso para ayudar a otros y ama más a su familia. Para quienes estén pasando por esta etapa ella les recomienda que “no dejen que una sonrisa falte en su rostro por nada, ni nadie, que la vida es hermosa por encima de las pruebas y la familia debe siempre estar junta, la unión hace la fuerza”.


10 GRUPOS DE ALIMENTOS ANTITUMORALES

Son alimentos ricos en vitaminas. La vitamina A prevalece en los rojizos (tomate, pimiento, zanahoria, calabaza...); la C en los cítricos y la E en el aceite de oliva y frutos secos. “Alimentos de colores muy vivos y sabores fuertes a causa de sus propiedades químicas”, explica la oncóloga Paula Jiménez-Fonseca, quien junto a la química y experta en nutrición Belén Álvarez, escribió “Comer para vencer el cáncer”. Pero aclara, “comer no cura el cáncer”.

1. Coles: col, brécol, coliflor, lombarda, rábanos, nabos... Están en el primer puesto de la lista ya que sus compuestos fitoquímicos estimulan la producción de enzimas bloqueando el daño originado por los agentes carcinógenos. Es recomendable consumirlos una o dos veces por semana, mejor en la comida que en la cena y, cuanto menos cocidos, mejor conservan sus propiedades.

2. Ajo y cebolla. Una pareja de alimentos saludables para todo tipo de enfermedades por su poder anticancerígeno, antiinflamatorio, antiséptico, diurético... Consumirlos varias veces al día cuanto más crudos mejor.

3. Verduras rojizas como tomate, zanahoria, calabaza, remolacha... Deben su color al caroteno, sustancia que favorece la formación de vitamina A y son ricos en antioxidantes que previenen el envejecimiento celular, una de las causas del cáncer. Es aconsejable comerlas todos los días, pero teniendo en cuenta su nivel de azúcar, por lo que es conveniente mezclarlas con verdura verde si las cocinamos en puré o tomarlas crudas.

4. Cítricos: naranja, mandarina, limón, pomelo, kiwi, piña... Ricos en vitamina C y antioxidantes, combaten las infecciones y protegen los vasos sanguíneos. Frutas ideales para empezar el día. “El agua con limón nos ayuda a depurar toxinas, pero no cura el cáncer”, precisa la oncóloga ante uno de los bulos más extendidos en internet.

5. Vegetales verdes: lechuga, espinaca, puerro, repollo... Deben su color a la clorofila, sustancia protectora frente al cáncer, y son ricas en agua, fibra, vitaminas y minerales por lo que se aconseja consumirlas al menos una vez al día. Mejor crudas, aunque también cocidas o al vapor. Al ser muy sensibles al calor es recomendable, para que mantengan sus propiedades, cocerlas en poca agua, con unas gotas de limón y mantener el recipiente cerrado.

6. Frutos rojizos: fresa, frambuesa, granada, cereza, mora, sandia... Tienen poderosas propiedades anticancerígenas y antioxidantes. Consumir diariamente.

7. Setas. Son las plantas con mayor número de propiedades medicinales como las inmunomoduladoras, antiinflamatorias y antitumorales. Aportan muy pocas calorías y mucha agua y fibra.

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8. Pescados azules: salmón, atún, sardina, boquerón, pez espada...Contienen entre un 7 y un 15% de grasa saludable, la poliinsaturada, que eleva el colesterol bueno ayudando a proteger frente al cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Consumirlos preferiblemente frescos, al menos tres veces por semana, al horno, plancha o hervidos evitando añadir aceite, por su riqueza en grasas, pero sí puede llevar limón, que favorece la absorción de dichas grasas saludables.

9. Yogur natural y pan tierno integral. El yogur ha demostrado ser un activo protector de la flora intestinal y por tanto un aliado contra el cáncer. La doctora Jiménez-Fonseca recomienda tomarlo entero o semidesnatado para absorber mejor la vitamina D y el calcio. Se deben consumir 2 o 3 unidades de lácteos al día, mejor en el desayuno y merienda. Respecto al pan, este debe consumirse tierno e integral por el aporte de fibra que favorece el tránsito intestinal. Debe tomarse en pequeñas cantidades en todas las comidas o bien sustituirse por cereales.

10. Aceite de oliva. Debe consumirse mejor crudo, de 3 a 5 cucharadas soperas al día. Cuidado con el aceite frito y reutilizado varias veces, puede ser carcinógeno.


HÁBITOS QUE DEBEMOS EVITAR

Además de evitar el consumo de tabaco y alcohol y practicar actividad física, protegerse del sol y llevar una dieta equilibrada con mayoría de grupos de nutrientes antitumorales, la doctora Paula Jiménez-Fonseca también explica la existencia de otros alimentos y hábitos que debemos evitar ya que son potencialmente carcinógenos:
• Aditivos
• Dietas ricas en grasas y frituras
• Azúcares refinados
• Sal
• Carne
• Ahumados

*El consumo de carnes rojas (ternera, cerdo, buey, cordero...) no debe superar una o dos veces a la semana puesto que existe riesgo de cáncer de colon.
*Un 30% de los tumores se asocian con una dieta inadecuada, obesidad y sedentarismo, y el otro 25% con la alimentación, aunque no sea la causa directa sí se incluye entre los agentes inductores, como recoge el libro “Comer para vencer al cáncer”.


CLAVES DE DETENCIÓN PRECOZ

Diagnosticar el cáncer de mama en sus primeras fases aumenta de manera muy significativa las probabilidades de curación. Por ello, es importante seguir las recomendaciones de los oncólogos en lo relativo a la detección precoz.

1. “Existe el consenso científico de que el conocimiento de las propias mamas y comunicar pronto al médico los cambios que en estas se detecten es fundamental en el diagnóstico precoz de los tumores de la mama”. Aitana Calvo, oncóloga de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
2. “Deben explorarse siempre ambas mamas y ambas axilas y evitar la exploración en los días precedentes o posteriores a la menstruación porque el tejido es más sensible y porque en ese momento es normal detectar engrosamientos que no son patológicos”.
3. “Si en el transcurso de una exploración se encuentran cambios, enrojecimiento de la piel o engrosamiento de tejido es preciso consultar con el médico”.

La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) es alentadora: “El cáncer de mama es una enfermedad grave, pero se puede curar si se detecta a tiempo”. Sin embargo, todavía en muchos países de América Latina y el Caribe, las mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama en etapas tardías, asegura la Organización Panamericana de la Salud. Y, por eso, en estos países hay una mayor tasa de mortalidad. El desafío, “especialmente en ámbitos con recursos limitados, consiste en implementar y mantener programas de educación y detección precoz, con acceso oportuno a un tratamiento adecuado y eliminando las barreras para la atención médica”.

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AVANCES QUE DAN VIDA

Los grandes avances que dan esperanza a las pacientes con cáncer de mama se basan en la radiación que, según la jefa de residencias médicas de Radio-oncología del Sylvester Cancer Center, Cristiane Takita, está comprobado que controla el estado local del cáncer en el seno pero también mejora el estilo de vida de la persona.

Esta catedrática de la University of Miami Health System estuvo en el país ofreciendo un congreso sobre los avances en el tema, donde aseguró que este descubrimiento aumenta la esperanza de vida de los pacientes con cáncer, dando la posibilidad de tratamientos parciales y totales en el seno y en otras partes del cuerpo.

Lo más importante es que las mujeres sepan que la prevención es la mejor medida, más que la tecnología y los avances hay que tomar precaución. “Cuanto antes se diagnostique el cáncer mayor será la expectativa. Hay que abrir su mente a los chequeos pertinentes y curar. Hay tratamientos muy efectivos y más aún si están entre los grados uno y tres”, resaltando que este tipo de cáncer es uno de los pocos en que la mortalidad mundial ha disminuido por diagnósticos tempranos y tratamientos sistémicos, locales y quirúrgicos muy buenos.

“Hay que dejar de pensar 'yo tengo cáncer, voy a morir; sino confiar y ser positivo”, dice Takita.

Otra creencia que trae al tema es que si “usted come malo, tendrá cáncer”. No es un razonamiento que funcione en la realidad, porque una vida saludable con buena alimentación, menos estrés y buen estilo de vida disminuye el riesgo pero no garantiza la salud.

“Entre los principales enemigos de la salud para una mujer está el cigarrillo, el alcohol y los procedimientos hormonales de la menopausia, además de la genética”.

Texto: Nazaret Espinal, Mayra Pérez y Efe Reportajes

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