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Canciones sueltas para gente sola que solo quiere soltar lastre

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Canciones sueltas para gente sola que solo quiere soltar lastre

En prosa (y sin pausa) me dispongo a enumerar una serie de canciones que pueden acompañar a quienes no tienen pareja en San Valentín.

En prosa (y sin pausa) me dispongo a enumerar una serie de canciones que pueden acompañar a quienes no tienen pareja en San Valentín. Canciones ‘yilé’, por activa o pasiva, que se escapan de los lugares comunes. Esta es mi propuesta.

En los tiempos de Lope de Vega, un tal Violante le encargó un soneto que, con el tiempo, se convertiría en una de sus obras más reconocidas; resultó grande desde la simpleza y el divertimento, una directriz que deberíamos adoptar como propia todos aquellos que nos dedicamos a juntar letras. Mi Violante es Beatriz Bienzobas y uno, que mira a Lope con reverencia, no tiene sus dotes para la rima. Así que en prosa (y sin pausa) me dispongo a enumerar una serie de canciones que pueden acompañar a quienes no tienen pareja en San Valentín. Ojo, que soy un tramposo; las diez elegidas pueden servir perfectamente para gente emparejada, y no necesariamente levantan el ánimo, porque muchas veces los humanos buscamos solaz y esparcimiento en la tristeza y la ternura. Mi condición para dejarme mecer por este conjunto de canciones (ora alegre, ora triste, ora pro nobis) es que sean hermosas, estén bien armadas e interpretadas y me dejen con el corazón en un puño. Canciones ‘yilé’, por activa o pasiva, que se escapan de los lugares comunes. Allá va la propuesta.

1. Mar (Lo que siento), de Bomba Estéreo. Alegre por definición, pero no exento de profundidad, el desempeño de la colombiana Li Saumet en el mundo de la expresión musical ha hechizado a medio mundo en el último lustro, aunque la banda lleva bastante más tiempo conquistando su entorno más cercano. Este tema ha calado incluso en el mundo de la publicidad, y es una oda a la felicidad.

2. Dices que soy, de Vainica Doble. El dúo español rompió todas las normas desde su aparición en la escena a mediados de los 60. Las letras, la interpretación, la sobria complejidad de los arreglos... lo tenían todo. Esta tristísima canción alegra el alma por vía parenteral; atraviesa las capas dérmicas y su efecto secundario más conocido estriba en los abrazos bajo el porche, mientras llueve, de muchos oyentes.

3. Lonely Boy, de The Black Keys. Guitarra y voz por un lado, batería y voces secundarias por el otro, este tema sacudió el planeta hace 8 años y elevó al estatus estelar a sus creadores. Habla de amor, esperas y corazones sangrantes, términos que no pintan muy festivos si se juntan en ensalada, pero la rítmica del tema y el rasgueo de guitarra de la canción contagian al instante los pies quien la escucha. Y ese video... ¡diablo!

4. Esa noche, de Café Tacuba. Este tema ya ha cumplido el cuarto de siglo, pero los tacubos serán actuales hasta después de retirarse. Esta balada que reviste de condición humana a la mismísima soledad (hasta el punto de que habría que mayuscularla: Soledad) insiste en que ella es mejor compañía que un mal amor, y que no es pecado enamorarse de la mismísima Sole si la vida así lo depara.

5. In a lonely place, de The Smithereens y Suzanne Vega. Pat DiNizio facturó un montón de canciones maravillosas; ésta es una de las mejores y más conocidas, habla de los efectos directos y colaterales de una ruptura y lo hace con una belleza tal que, si me apuran, dan ganas de ponerse en su lugar y entender hasta dónde puede llegar el dolor... siempre y cuando no lo boten de verdad a uno, claro.

6. Crimen, de Gustavo Cerati. Otra de rupturas, esta vez con la carga de culpabilidad del propio poeta. Poco se puede añadir ya en el terreno de la lisonja al inmenso Gustavo Cerati, digno continuador de la estirpe creativa de Charly García o Spinetta en Argentina, ido a destiempo y llorado cada día en algún rincón del planeta. Este tema, de su última época, lo versionaron Calamaro y Bunbury.

7. Penélope, de Robi Draco Rosa. Esto viene directamente de Baudelaire, señoras y señores, así que la ensoñación, los delirios y las metáforas llevan el tinte púrpura de la desolación. Sin embargo, algunas de las escenas que dibuja la canción son hermosas; ‘desayuno con lluvia y te recuerdo en el café’ o ‘llueven lágrimas de menta y me emborracho de amargura’, por ejemplo. De nuevo la ‘yilé’, de doble cuchilla.

8. Alone Again Or, de Love. La versión de Calexico también es maravillosa. El blues de la frontera, puro y duro, con magníficos punteos de guitarra y las trompetas jarochas en segundo plano. A la fa frase ‘I will be alone again tonight my dear’ le preceden varias figuras condicionantes; de la elección, sea cual sea, se extrae siempre la misma conclusión. La soledad es lo que queda.

9. When I’m Down, de Chris Cornell. El desaparecido líder de Soundgarden y Audioslave lanzó unos cuantos álbumes en solitario. Este tema es uno de los mejores de su producción individual; la queja de la amada sobre un amor que surge de los momentos depresivos y la apabullante respuesta del cantante, cuya réplica es que está depresivo todo el tiempo. Una de las mejores voces del rock al servicio de un temazo.

10. Para quererte, de Maridalia Hernández. Manuel Tejada y José Antonio Rodríguez la pegaron por los 411 cuando compusieron este tema para la voz de Maridalia Hernández, aunque el ‘Flaco’ lo haya incluido -era lógico- en su propia discografía y repertorio en directo. Una canción maravillosa que habla de la comprensión, la pasión, la presión y todo lo que hace humano al humano, empezando por las debilidades.

La ñapa:

11. Venimos, de Miss Caffeina con Natalia Lafourcade. Uno de los primeros éxitos de esta banda española. Alberto Jiménez se alía con la divina mexicana para narrar su visión del desamor. Dice que “Venimos del mismo lugar, de dormir con desconocidos para evitar algunas preguntas que no sé contestar” ó “Restos de sueños varados, intentos fallidos de fuga. Viejos deseos heridos, paisajes abandonados”.

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