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Confieso haber comprado

¿Compradora compulsiva? No estás sola en el camino

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Confieso haber comprado
Imagen de la actriz Isla Fisher en la película “Confessions Of A Shopaholic”. (FUENTE EXTERNA)

“La verdad es que no puedo dejar mi tarjeta de crédito “tranquila”....desde que tiene disponible lo gasto, me compro cualquier cosa y si no tengo dinero hago vitrinas por Internet, hago mis compras virtuales aunque al final no las pueda comprar, pero siempre regreso días después y lo compro”.... confesión de una compradora compulsiva.

“En mi caso lo primero que hago al salir del trabajo es ver si tengo dinero en la cartera, entonces rebusco en mi mente alguna necesidad y sino creo que me la invento porque siempre ando en las tiendas hasta que se me acaba todo el dinero de la quincena.” Confesión de otra compradora compulsiva.

“A mí me llaman las ofertas, mi esposo asegura que soy compradora compulsiva pero no creo, estoy empezando a controlarme así que le entrego mis tarjetas a otras personas de confianza para no tener que usarlas”. Confesión de una tercera compradora compulsiva.

Y es que comprar es necesario, pero comprar sin medidas y sin control puede convertirse en una grave problema que puede afectar tanto la vida personal como laboral. En su libro “Confesiones de una compradora compulsiva”, Sophie Kinsella pinta a Rebecca Bloomwood, el personaje principal, como la perfecta compradora compulsiva que no puede dejar de gastar aunque se lo proponga todos los días. A Rebecca no le tiembla la mano para pasar la tarjeta y cada una de sus compras están perfectamente justificadas en su cabeza, necesita cada pieza que adquiere y sus gastos están por encima de sus sueldo. Cuando se enamora de un objeto no para hasta conseguirlo aunque luego se ahogue en deudas y la cubra el remordimiento.

La misma descripción que hace Rebecca de cómo se siente cuando está a punto de comprar algo, preferiblemente ropa y zapatos es la misma que comparten muchas mujeres. El objeto se fija en al mente, te imaginas usándolo, modelándolo, lo disfrutas y enseguidas calculas cómo puedes pagarlo, aunque así queden de lado algunas deudas. Luego se multiplica la ansiedad hasta que tienes el objeto en tus manos, lo acaricias y lo veneras.

Pero algunas señales de que las cosas no andan bien en el sentido de las compras están relacionadas con el ánimo de las personas quienes suelen visitar las tiendas para levantarse el ánimo y en poco tiempo pierden el interés por el objeto adquirido que acaba enterrado en el fondo del closet.

Otra señal es llegar a final de mes con dinero en la cartera es una odisea, todo lo que ofertan los comercios es atractivo y parece inminentemente necesario, no puede esperar. En principio siempre encuentras una justificación y luego tras la emoción inicial, el estreno de ese vestido, falda, blusa o par de zapatos viene el remordimiento. Las deudas pueden llegar a formar una montaña imposible de reducir y acaba por afectar la vida laboral y personal.

La situación no solo afecta a unas cuantas personas, hombres y mujeres sino que cada vez es mayor el grado de consumo a nivel mundial e Incluso en internet los foros de compradores compulsivos están llenos de testimonios.

Para Joaquín Disla, psiquiatra con especialidad en economía doméstica en el esquema del ciclo emocional del comprador compulsivo se desencadena una serie de situaciones como por ejemplo se presentan los sentimientos desencadenantes, luego se pasa al gastos descontrolado, y más tarde viene un bajón con la auto recriminación. Finalmente, tras reconocer el error y enunciar las buenas intenciones de cambiar en un futuro inmediato se vuelven a iniciar las compras.

“Por lo general, estas personas que no pueden controlar sus gastos tienen grandes sentimientos de carencia, soledad, vacíos interiores y depresión que solo encuentran alivio o ‘liberación’ cuando se compran ‘algo bonito’. En ocasiones, tienen estilos de vida caóticos, lo cual se refleja en su uso y administración del dinero, así como también en otros aspectos de su vida” indica Disla.

Otras razones que inducen al gasto descontrolado también están relacionadas con el deseo de vivir una vida ficticia, el tener de repente contacto con dinero en grandes cantidades, ya que las necesidades reprimidas en alguna etapa de la vida pueden reflejarse en este comportamiento.

De acuerdo con los expertos la ropa, los zapatos, las joyas y los productos de belleza encabezan la lista de las compras compulsivas aunque nunca falta algún excéntrico o famoso que se obsesione con un objeto: automóviles de lujo, yates, relojes etc..

Texto por: Gladyori A. Rodríguez

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