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Conoce los riesgos de comer en la calle

Una dieta basada en comer “en la calle” puede tener sus riesgos para la salud

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Conoce los riesgos de comer en la calle
Hay que ser muy cuidadoso al consumir alimentos en la calle. (SHUTTERSTOCK)

En el día a día moderno no da mucho tiempo para considerar llevar una dieta más saludable y en muchos casos se opta por soluciones rápidas y prácticas, el problema es que esto abre las puertas a la posibilidad de exponerse a ciertos males como Escherichia Coli, amibiásis, teniásis, cisticercosis, triquinosis o salmonela, además de otros males, por eso en una conversación con Antonio Giráldez, doctor de dermatología y cirugía dermatológica, tratamos el tema de las consecuencias de una dieta basada en comer en las calles de República Dominicana.

“No es realmente una sensación de una dieta, sino una sensación de contaminación de las cosas que uno consume en la calle”, comenta el doctor Giráldez. “Por un lado puede haber contaminación química y por otro contaminación de agentes orgánicos, léanse bacterias, que pueden ser desde la e. coli, los llamados flagelados, las amebas, y por supuesto cualquier alimento en descomposición que pueda tener algún honguito, también puede pasar al sistema”.

Los principales sospechosos

Si por cualquier motivo se ve obligado a ordenar comida hay que tener mucho cuidado con aquellos lugares en los que la manipulan inadecuadamente. Por ejemplo, un detalle con el que hay que tener mucho cuidado es con el servicio de los deliveries. Estos traen sus pedidos en un cajón o receptáculo similar que no es seguro si se limpia regularmente y que vive a la intemperie expuesto a agentes (como ratones y cucarachas) que por lo regular son portadores de bacterias y enfermedades.

También hay que tener cuidado con los aceites comestibles que han sido muy reutilizados porque cambian en su estructura física y química y pueden causar compuestos tóxicos que provocan efectos negativos en la salud

“Son de tortuoso tránsito por el intestino y esto se puede reflejar en una erupción cutánea o una sensación de molestia gastrointestinal”, explica el doctor Giráldez, “da sensaciones muy diversas que se manifiestan en toda la anatomía. Por supuesto, el consumidor de comidas a la corta o a la larga cae en una cama”.

Los alimentos enlatados son otro elemento con el que hay que tener cuidado y no solo porque son considerados menos nutritivos que los alimentos frescos o congelados, sino porque no solamente tienen innecesariamente preservativos para preservar su contenido sino que a veces pueden sobrecontaminar o abollarse pasando los metales al alimento.

En general, la idea es evitar alimentos que produzcan sensaciones molestas de indigestión pesada, acidez, diarrea, alteraciones de tipo hepática o contaminación en general.

“El cuerpo te habla diciéndote que la comida que estás consumiendo es una comida que no toleras”, agrega Giráldez.

El camino menos arriesgado

La opción ideal para evitar estos males sería llevar una dieta más sana que rehusar los alientos enlatados y platos muy manipulados, o por lo menos tener más cuidado al elegir los negocios donde se va a consumir comida. Lo más importante es confirmar que el local esté limpio, que haya un buen manejo del alimento, que los platos y los cubiertos estén bien aseados, que el personal tenga un mínimo de presencia física en su higiene y limpieza y se vea una nitidez en su servicio hacia el consumidor.

“Si uno puede volver a la comida de la casa, no solo se quita de encima un gasto, sino también la posibilidad de contaminación a repetición”, comenta Giráldez.

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Escritor y periodista con más de 10 años de experiencia en las áreas del periodismo y escritura creativa.